Latinoamérica: La eterna promesa
gacetaeronautica.com / Fernando Puppio / 12/08/2024
Desde hace años, la región aparece recurrentemente en todos los foros de negocios como el lugar con más potencial de crecimiento. Lo mismo dicen todas las consultoras de análisis privadas y también los organismos públicos del sector. Pero esas eventuales posibilidades nunca se concretan.
Existen países o momento puntuales donde el desarrollo del sector aerocomercial parece avanzar con más ánimo, pero ese desarrollo ni es uniforme, ni persistente en el tiempo.
Las comparaciones nunca fueron buenas…
Estadísticas hay a montón, pero una ejemplifica el tentador potencial de los viajes aéreos en Latinoamérica: el español promedio realiza 10 veces más viajes en avión al año que el brasileño promedio.
Tanto en Estados Unidos como en Canadá, el promedio anual de viajes aéreos per cápita es de 2,6, mientras que en España se sitúa en 4,56 viajes, según la IATA. En América Latina, el promedio anual es de sólo 0,65 viajes, mientras que en Brasil es de 0,45. Entre los países latinoamericanos, sólo Chile supera 1,21 viajes aéreos per cápita al año. México se sitúa en 0,72.
Dado que Brasil tiene una población de 216 millones, el potencial de ese mercado es enorme, especialmente porque el transporte por carretera está lejos de ser eficiente en gran parte del extenso país.
Brasil, el mercado de transporte aéreo más grande de América Latina, reportó un total de 112,6 millones de pasajeros que volaron dentro o hacia y desde el país en 2023, un aumento interanual del 15,3%. Silvio Costa Filho, ministro de puertos y aeropuertos de Brasil, ha dicho que el país apunta a aumentar los pasajeros anuales a 140 millones para 2027.
Incluso acercarse parcialmente al promedio de 2,6 viajes por año entre Estados Unidos y Canadá conduciría a un crecimiento sustancial en el número bruto de pasajeros para Brasil y América Latina en general, a medida que más gente vuela por primera nuevos pasajeros son bienvenidos y más personas se convierten en viajeros aéreos frecuentes.
El eterno problema de la baja rentabilidad
Repetidamente se suele oír la queja de los empresarios aeronáuticos de la región que sus empresas están “luchando por lograr rentabilidad” y no han obtenido colectivamente ganancias por pasajero transportado desde 2017.
La pérdida por pasajero proyectada por la IATA para 2024 en América Latina es de 1,10 dólares, un marcado contraste con la ganancia esperada de 13,50 dólares por pasajero en Estados Unidos y Canadá este año. Incluso en 2017, el reciente pico máximo, las aerolíneas latinoamericanas ganaron solo 1,60 dólares por pasajero. Resulta difícil saber cómo se pondera en los cálculos de IATA a grandes quebrantados seriales como Aerolíneas Argentinas, empresa fuertemente soportada por el estado argentino.
Las quejas de las empresas no varían mucho de año a año. Siguen los de siempre:
- Precios fluctuantes del combustible
- Volatilidad de la moneda
- Un entorno regulatorio complicado e inconsistente
- Altos niveles impositivos
A propósito del último punto, el promedio de impuestos, tasas y cargos en un vuelo internacional en América Latina es del 44%, mucho más elevado que el promedio global del 27%.
Esos impuestos se suman a otras complicaciones, incluidas las diferentes regulaciones de un país latinoamericano a otro, la lentitud de los gobiernos en el desarrollo de la infraestructura de aviación y, a veces, cambios dramáticos en la política de aviación cuando hay un cambio de gobierno. Está claro que los bloques de países como el Mercosur no están generando condiciones mejores, ni para empresas ni para pasajeros.
La alta litigiosidad
Durante la Asamblea General Anual de la IATA en Dubai, las quejas también fueron en la dirección del aumento de las demandas contra aerolíneas en Brasil, lo que le costó a la industria un total de 200 millones de dólares al año.
Azul, GOL y LATAM Brasil, promedian una demanda por cada 227 pasajeros, lo que coloca a Brasil como líder mundial en reclamaciones de aerolíneas. Una demanda por cada vuelo, aproximadamente. Como referencia, en EE.UU. sólo hay un pleito por cada 1,2 millones de pasajeros.
De lo que no hablan las compañías aéreas es de su incumplimiento de las condiciones de transporte y otros incumplimientos contractuales que conducen a dichas demandas.
Atraer inversiones en infraestructuras
La estabilidad regulatoria es especialmente importante a medida que la privatización de aeropuertos –en la que empresas privadas, a menudo consorcios, desarrollan y administran aeropuertos a través de contratos de concesión a largo plazo con gobiernos– se vuelve más común en América Latina. Dichos inversores privados quieren ver un entorno regulatorio predecible.
Los gobiernos deben crear el marco regulatorio adecuado para la inversión en los aeropuertos. Dicho marcho no solo atañe a lo relativo a las infraestructura en si misma, si no también a otros factores como la liberalización del tráfico.
También señaló la necesidad de desarrollar infraestructura verde en los aeropuertos de América Latina, con foco en “nuevas tecnologías e infraestructura que necesitarán para llegar a la descarbonización”. Hay que poder proporcionar las plataformas adecuadas para estas nuevas tecnologías, ya sea SAF (sustainable aviation fuel / combustible de aviación sostenible), hidrógeno o electricidad”.
El impacto de los impuestos
Las aerolíneas latinoamericanas buscan una política fiscal que reconozca que la industria de la aviación es vital para el tejido empresarial de sus países. Pero desde los gobiernos se pasa por alto que los impuestos y tasas pueden constituir un costo/carga que no comparten otros modos de transporte como los autobuses, que a menudo disfrutan de exenciones fiscales y subsidios.
Valga como ejemplo la decisión del gobierno colombiano en 2023 de restablecer el IVA del 19% en los boletos de avión, después de reducirlo al 5% durante la pandemia, demuestra el efecto de los impuestos altos en el crecimiento del tráfico (Colombia perdió hasta 7 millones de pasajeros potenciales en 2023 por precios finales más altos). Esto ha llevado a que los impuestos y tasas representen ahora más de la mitad del precio de un billete de avión internacional en Colombia.
La situación no es distinta en Argentina donde los impuestos, sumados a la inflación, los altos precios de los combustibles y la devaluación del peso, recienten la demanda claramente.
A corto plazo
Si bien algunos mercados son fuertes (México), otros enfrentan turbulencias económicas y sociales (Argentina) que están afectando negativamente el desempeño de las aerolíneas.
Para las aerolíneas latinoamericanas, perder tráfico, o no incrementarlo debido a factores externos, incluidas políticas gubernamentales, se traduce en un lastre continuo al crecimiento y que muestra pocos signos de alivio en el futuro cercano.
Dado que se espera que el crecimiento de la capacidad supere el crecimiento de la demanda en 2024, se estima que las condiciones del mercado sigan siendo complicadas, y se espera que la región permanezca en números rojos este año.
El eterno problema de la baja rentabilidad en el largo plazo es una mala situación para el pasajero. A la larga esto eleva las tarifas aéreas, disminuye la conectividad y sofoca la competencia al desalentar la entrada de nuevos operadores al mercado, o que alguno quiebre definitivamente.