Los F16: del avance más importante desde 1983 a convertirse en un secreto militar

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11/09/2024 Pagina12.com.ar – Cable
Luciana Bertoia

La compra de 24 aviones caza a Dinamarca fue publicitada con bombos y platillos por el gobierno de Javier Milei. Su ministro de Defensa, Luis Petri, viajó en abril al país escandinavo para sellar el acuerdo. El Presidente siguió la deliberación por videoconferencia. Todo fue acompañado por abundantes fotos –que incluyeron a Petri en traje de aviador.

El convenio con Copenhague se presentó como la adquisición aeronáutica más importante desde 1983, cuando Argentina recuperó la democracia, y como un paso trascendental para la política de defensa. Sin embargo, lo que fue catalogado como un logro inédito por la administración de La Libertad Avanza (LLA) quedó sumido dentro del secreto militar al igual que las obras que deberán hacerse para que los aviones estén operativos. La duda que recorre a quienes siguen la temática es si se utiliza esta figura para evitar que se conozca la información o si es una forma de enmascarar alguna contratación directa.

La Fuerza Aérea Argentina (FAA) confeccionó un proyecto para incorporar aviones supersónicos –ya sean los chinos o los de fabricación estadounidense– durante el gobierno del Frente de Todos (FdT). Con la llegada de Milei y Petri, la balanza se inclinó hacia los F16 –de origen norteamericano– que vendía Dinamarca.

En abril, Petri y el entonces jefe de gabinete, Nicolás Posse, aprobaron el gasto de 301.200.000 dólares para comprar 16 aeronaves monoplazas y ocho biplazas. Son las mismas que había visto el ministro durante su viaje a Europa. Después de la aprobación de la inversión, entró a jugar el secreto militar.

Este martes, Milei y Petri firmaron el decreto 807/2024 por el que se amplía esa figura a las obras de infraestructura que deberán hacerse en la VI Brigada Aérea de Tandil y el Área Militar de Río Cuarto. Fuentes consultadas explicaron que los caza necesitan pistas de aterrizaje largas y con un material especial porque tienen las turbinas bajas.

De acuerdo con el decreto, será secreto militar la construcción de una pista, una calle de rodaje, una plataforma, hangares, depósitos de material sensible y del centro de instrucción. Lo mismo regirá para la importación de material sensible como son las partes de las aeronaves –entre las que se cuentan motores, repuestos, armamento real y de entrenamiento.

El secreto militar está regulado por un decreto que tiene más de 60 años: el 9390 de 1963. Allí se define como secreto militar toda noticia, información, material. proyecto, obra, hecho, asunto que deba, en interés de la seguridad nacional y de sus medios de defensa, ser conocido solamente por personas autorizadas y mantenido fuera de conocimiento de cualquier otra. En esa norma, se establece el secreto de las adquisiciones, fabricaciones, construcciones y lo relativo a sus negociaciones y trámites.

“Se emplea el secreto militar cuando, por ejemplo, se quiere ensamblar armas sofisticadas sin que sea conocido por otras potencias”, explica un exfuncionario del Ministerio de Defensa. La misma fuente enfatiza que no todas las administraciones recurren al secreto ni lo hacen tan extendido. No fue una práctica habitual del gobierno de Alberto Fernández. En todo caso, la administración Milei tiene cierto apego por el secretismo, como quedó en evidencia con la reforma del sistema de inteligencia y la predilección por los fondos reservados.

“La conducción de la fuerza es la que decide cuánto se cubre con el secreto –dice otro experto que fue funcionario de Defensa durante la gestión Cambiemos. Es razonable que se apele al secreto porque no tenés que mostrarles a otros países cuál es tu capacidad. La pregunta es cuáles serán los gastos y cómo se rendirán”.

A la hora de auditar los gastos juega un rol importante la Comisión de Defensa, que debe recibir los informes del ministerio y, en todo, caso celebrar una reunión reservada con el ministro para que explique cuáles fueron las inversiones. Petri estuvo el 21 de agosto pasado en Diputados para defender la reforma de la ley de Seguridad Interior para habilitar la participación de las Fuerzas Armadas en cuestiones de seguridad interior en el caso de actos “terroristas”.

“El decreto parece estar destinado a no cumplir con las normas de contratación y licitación para llevar adelante las obras”, dice Sabina Frederic, exministra de Seguridad del gobierno del FdT. Frederic apunta que Bullrich –quien llevó a Petri al Ministerio de Defensa– declaró la emergencia de seguridad y con esa condición adjudicó contrataciones directas millonarias para adquirir armas y camionetas.

“Hay una obra con idénticas cuestiones atendibles y con el mismo sistema de armas. Lo que no se entiende es por qué pasó de ser una licitación abierta a una licitación secreta”, aporta, por su lado, Roberto López, coordinador del área de Asuntos Estratégicos del Instituto de Políticas Públicas y Estado de la Universidad Nacional de Lanús (UNLa).

Si hubo cambios, ellos no fueron explicitados en el decreto. Lo que sí quedó en claro es que todo el proceso quedará en manos de la Secretaría de Estrategia y Asuntos Militares (SEAM), que conduce Claudio Pasqualini, exjefe del Ejército de Mauricio Macri y número dos de Petri en el Ministerio de Defensa. Pasqualini habló en el Rotary Club con entusiasmo sobre la adquisición de armamentos y llamó «guerra sucia» a los crímenes de la dictadura.

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