Los misterios del avión libertario

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¿Con quién habló por celular Belén Arrieta desde la pista?; Scatturice y sus vínculos con Santiago Caputo; ¿Quién es “Manu” Vidal?; el fentanilo y China; los cierres de lista en Buenos Aires; ¿Jorge Brito candidato en 2027?
8 de julio de 2025/03:29
Estamos acostumbrados a episodios que nos muestran una Argentina opaca. La vida pública produce, con excesiva frecuencia, episodios que terminan en la Justicia o que deberían ser investigados y sancionados. Ese panorama, dada su tendencia a repetirse en distintos escándalos, gobiernos y protagonistas, demuestra que se trata de un mal con rasgos de cronicidad. La corrupción ha avanzado muy lejos, permea todas las capas imaginables del poder y se convierte en un problema para la democracia ya que termina con distorsiones como la que se puede ver en la prisión de Cristina Kirchner. Aun cuando está absolutamente bien sancionada por el Poder Judicial, con independencia de que tendría que haber muchos más presos, significa también retirar del juego a una pieza muy importante por su nivel de representatividad. La democracia empieza a tener deformaciones debido al modo con que se prolonga la enfermedad de la corrupción a pesar de los cambios de gobierno.
Sobre este panorama general, se recorta un caso que nos ocupa en estas horas. En el programa de Luciana Geuna, en Todo Noticias, se mostraron las fotos del avión Bombardier que llegó el 26 de febrero desde Florida, Estados Unidos. Dos fiscales, Claudio Navas Rial y Sergio Rodríguez, produjeron un dictamen que exhibía las irregularidades de aquel vuelo. ¿Por qué es un viaje misterioso? En primer lugar, fue abordado por una sola pasajera: Laura Belén Arrieta, una persona ligada al oficialismo al ser responsable de la organización C-PAC, grupo conservador a través del cual el presidente Javier Milei, y sobre todo su máximo asesor Santiago Caputo, se relacionan con el Partido Republicano de EE.UU. y con el sector de Donald Trump en ese partido. Belén Arrieta viajó siendo ella empleada de la compañía de tecnología que es dueña de la aeronave, y que lidera Leonardo Scatturice.
Entre todas las imágenes que aportan los organismos de control a los fiscales Navas Rial y Rodríguez, hay una especialmente importante: aquella que muestra a esta mujer mientras entrega un teléfono a un agente de la Aduana. Daría la impresión de que hace juego -no lo sabemos- con algún llamado que hubo desde la Aduana para que ese vuelo no se revise. Los fiscales, y eventualmente el juez Pablo Yadarola, van a detenerse en esta llamada. Si uno observa las cámaras que registran esos movimientos, puede verse claramente el horario en el que esto ocurrió. Faltaría confrontar con el celular, que podría ser tanto propiedad de Arrieta como de personal de Aduana, que se lo prestó para que converse con alguien. Así se podría saber quién es ese alguien.
La otra curiosidad que figura en el dictamen de Navas Rial y Rodríguez es: en el documento, alegan no saber a ciencia cierta cuál es el aeropuerto del que salió el avión. ¿Salió de Fort Lauderdale u Opa-Ioka, ambos en Florida? Hay una tercera incógnita. Como equipaje del avión se declararon cinco bultos. Sin embargo, los fiscales dicen, por los registros que tienen y por lo que informan los organismos de control, que son al menos 10 valijas. Eso es lo que muestran las fotos. Por lo tanto, cinco no habrían sido declaradas. Además de unas bolsas rosas, según se detalla en el escrito judicial.
Hay un cuarto enigma. Ya en el aeropuerto, los pasajeros pasaron por un canal aduanero donde no los revisaron. Fue abierto exclusivamente para Arrieta y para el personal de la compañía que guarda el avión y pertenecía a Yabrán, Royal Class. Están quienes dicen que detrás de esta empresa se encuentra Scatturice, algo que él niega. Uno, de manera literaria, diría: ¿un vuelo vinculado a gente del poder sin ser revisado? Antonini Wilson. No hay que sacar esas conclusiones apresuradamente. Habrá que esperar a que se desentrañe toda la trama.
No obstante, reviste importancia porque los personajes involucrados son de extraordinaria gravitación y se mueven a la sombra del Estado hace mucho tiempo. Es este punto lo que, además de extrañeza, le da significado a esta historia del vuelo. El primero a señalar es Scatturice, que viene de una trayectoria ligada al mundo de la inteligencia. Él alega que no fue agente de la SIDE, AFI o Secretaría de Inteligencia. Tampoco de la Policía Bonaerense. Pero sí formó parte de empresas de inteligencia privadas. Ese trabajo lo hizo padecer un agresivo enfrentamiento que terminó en la Justicia y del que salió airoso: se las vio con el tenebroso Antonio Stiuso. Dicen que esa guerra está suspendida. Pero es probable que no, que se mientan entre ellos y vivan de una paz ficticia.
Scatturice es, además, un personaje muy importante en la relación del gobierno argentino con el de Trump. De hecho, quien armó el vínculo entre Milei y el presidente de Estados Unidos antes de que gane las elecciones fue el mismo Scatturice. Existe una fotografía suya con Trump y Barry Bennett, que es una especie de Jaime Durán Barba que ha viajado a la Argentina con el avión de Scatturice y se ha reunido con Milei y Santiago Caputo.
Scatturice tiene una empresa de tecnología que intermedia contratos entre Cisco y varios países de América Latina. El año pasado renovaron un contrato con una empresa conocida como Educ.ar, sociedad anónima que no está sometida a los controles de la Sigen pero donde el Estado tiene el control absoluto. Educ.ar hizo una contratación directa para la renovación de licencias de tecnología por más de US$60 millones. Es llamativo. La motosierra pasa por todos lados pero ahí se detuvo.
Está lleno el mercado de versiones sobre empresas en las que Scatturice y sus socios tienen interés para obtener una concesión. Por ejemplo, acaba de comprar Flybondi para relanzarla. Se trata de una compañía aérea que, como todas las low cost, tiene dificultades económicas para funcionar. Lo hacen a través de reducciones de costos muy severas para poder competir.
Estos vínculos en el mundo del Ministerio de Educación -ahora Secretaría de Educación- vienen desde la época de Mauricio Macri, cuando el actual diputado nacional del Pro, Alejandro Finocchiaro, estaba al frente de aquella cartera. ¿Quién era el que realizaba las manualidades de esos contratos? ¿Quién era el que se encargaba de que las cosas salieran? Manuel Vidal, “Manu” Vidal.
Vidal tiene vínculos con Scatturice desde la época de Macri y Finocchiaro, y hoy es el engranaje más importante de Santiago Caputo en el manejo de las áreas del Estado que domina el propio asesor presidencial. Se dice que el “Mago del Kremlin” decide, pero el que hace que las cosas salgan es Vidal.
“Manu” es primo de Tomás Vidal, que trabajaba en la empresa Move, empresa de asesoramiento de candidatos y marketing político de Rodrigo Lugones y Santiago Caputo, por la que llegaron a Javier Milei. De él depende también lo que suceda dentro de ARCA, ya que es el responsable político del jefe de la DGI, Andrés Vázquez. Vázquez es alguien puesto por Caputo al frente de la Dirección General Impositiva por recomendación de Scatturice, con el que tiene una relación de más de 20 años. Hay una trama entonces, un juego donde Scatturice es el vínculo con Trump, es contratista del Estado, está ligado a Manuel Vidal, alter ego de Santiago Caputo, y con mucha influencia en el mundo de la recaudación.
A ARCA no la manejan Andrés Vázquez ni José Velis, el jefe de la Aduana -que es la que está observada con todo esto que pasó en Aeroparque-. La maneja Manu Vidal, que no es funcionario de Arca. El titular de Agencia es Juan Pazo, de la intimidad de Luis Caputo. Es interesante preguntarse cómo está viendo el ministro de Economía todo este episodio del avión, que sucede en la Aduana, es decir, bajo su responsabilidad.
De golpe, Scatturice empieza a aparecer sistemáticamente en los medios de comunicación y se lo observa por todas estas rarezas. Todavía no sabemos si hay un delito; puede no haberlo y que hayan solo simples contravenciones. Sabemos que, desde que llegó el Gobierno, hay una gran guerra interna por el control de la Aduana. Hasta diciembre de 2023 lo tenía Guillermo Michel, engranaje crucial del gobierno de Alberto Fernández y alter ego de Sergio Massa. Tenía un enorme poder dentro de la Aduana. Un detalle: Michel tiene un amigo íntimo, que sería su socio en un estudio jurídico, que se llama Sergio Vargas y es de La Libertad Avanza disidente en la provincia de Buenos Aires. Es senador y entró por la lista de Milei. Ahora pertenece a lo que se llama “La Libertad Avanza Blue”. Scatturice afirma que cuando llegó su avión y se desató todo este escándalo, en la pista estaba el hijo de Vargas. Sugiere que hay una guerra por el control de la Aduana como si el nuevo poder que ejercen él y Santiago Caputo estuviera siendo desafiado por el viejo poder que reinaba a la sombra de Massa. Esta es una dimensión, un conflicto subterráneo que puede estar expresándose en la superficie con todos estos escándalos.
Esto no libera de responsabilidades a nadie a cargo de este vuelo, pero plantea que esta guerra no es inocente, sobre todo porque -sin inquietar a nadie- hoy en la Argentina muchas cosas suceden en la superficie, responden a un ajedrez que está más abajo y no se ve tan nítidamente. Parte de ese ajedrez es un conflicto económico al que nos referimos muchísimas veces aquí: la deuda de Tabacalera Sarandí -del famoso Pablo Otero- con ARCA y la DGI, que se va a discutir en la Corte Suprema. La Corte ya se constituyó con cinco jueces, tres de los cuales son conjueces. Estamos hablando de la discusión de una caja de más de 1000 millones de dólares con una empresa que compite en el mercado con ventajas tales que se está quedando cada vez con más participación. Alguien que conoce el tema explicó que, dentro de poco, Pablo Otero “va a ser un Tierra del Fuego en sí mismo”. Un gran negocio basado en impuestos. Como dijo Rubén Cherñajovsky, uno de los beneficiarios principales de Tierra del Fuego, cuando le preguntaron a qué se dedicaba: “Yo hago negocios con impuestos”. Delicioso.
Aparentemente, desde la DGI, Andrés Vázquez estaría dispuesto a sancionar o a “no colaborar” con el destino de Pablo Otero, quien desde hace tiempo tiene una gran proximidad con Stiuso. La pregunta que uno se puede hacer es: ¿reverdeció la guerra entre Stiuso y Scatturice por el problema de Otero? ¿Se superpone la guerra por el control de la Aduana con esta guerra? Esto no libra de culpa a nadie, lo que estamos diciendo es que hay una disputa de poder y negocios en un mapa complejo, opaco y oscuro.
Lo importante es que el juez tiene que decidir si considera o no la acusación de los fiscales. Los negocios de Scatturice están, sobre todo, radicados en el mundo de la Educación. También con la Universidad de Buenos Aires (UBA), donde el juez Pablo Yadarola tiene amigos íntimos. Los fiscales descubrieron estas curiosidades a las que hay que volver: el llamado de Belén Arrieta, cuál fue el aeropuerto de salida, por qué declararon cinco bultos si había 10 (y qué había dentro), y por qué les habilitaron en Aeroparque un canal especial que se cerró cuando terminaron de pasar los tripulantes y la pasajera del vuelo que, después de unos días, siguió hacia París.
No es la única opacidad. En la misma semana en que estalla de nuevo el viaje de ese misterioso avión, los diarios se ocupan de otro problema importantísimo, no solamente desde el punto de vista de la salud, sino también político. Hubo una nota de Diego Cabot y Camila Dolabjian en LA NACION contando las vinculaciones entre el caso del fentanilo -una droga vendida en distintos formatos por varios laboratorios, pero sobre todo por HLB Pharma- y el mundo del poder. Otra vez, la política contaminada por estos negocios. Hay relaciones entre el dueño (Ariel García Furfaro) con la Justicia y, entre otros, con el hermano del juez Ariel Lijo: Freddy Lijo. También con algunos gobiernos provinciales: Raúl Jalil, de Catamarca; Ignacio Torres, de Chubut; y todos los partidos, tanto peronistas como Pro. Hay vinculación con el mundo de la salud en distintas provincias, principalmente Santa Fe, donde García Furfaro compró una droguería, Alfarma, que ya tenía toda una red de licitaciones ganadas en el interior del país. Se la compró a un empresario importante del negocio: Carlos Tita. También hay una vinculación especial con Lázaro Báez.
El nombre de Lázaro Báez no nos remite solamente al kirchnerismo, sino, de nuevo, al negocio de la aviación porque a él le compran una empresa aérea de charters y empieza a haber una aproximación entre HLB Pharma y su empresa. Hay una compañía significativa: PTP Group, cuya actividad está centrada en los puertos, sobre todo en Zárate y en San Nicolás.
PTP Group es importante porque fue a ofrecerse a Uruguay para administrar puertos en ese país. Y si uno preguntara hoy en el aparato de seguridad de los Estados Unidos cuál es el principal problema que detecta la burocracia americana —esto ya va más allá de Trump— en el Cono Sur, la respuesta sería el tráfico de fentanilo, sobre todo a través de los puertos de Uruguay.
Preocupa en Estados Unidos porque ya hay 60.000 muertes por año por fentanilo. Y acá estalla porque hubo 53 muertos. El papel de Anmat en todo esto, que es un organismo que ha sido históricamente opaco, es otro tema.
Al aparato de seguridad estadounidense le interesa de dónde viene el fentanilo porque en la política estadounidense existe una sospecha muy firme de que el origen de todo este flujo de esta droga asesina es China, como si fuera una especie de guerra del opio al revés. Y la sospecha de que en la guerra geopolítica con China también se juegan estas armas. ¿Será verdad? Parece literatura.
Lo cierto es que las 53 muertes por fentanilo en la Argentina, el papel de Ariel García Furfaro, las relaciones de García con la política, con gobernadores, con empresarios ligados al poder y demás, tocan un nervio geopolítico. Entonces, tiene una densidad distinta que la de un mero caso policial o criminal.
Esta es la Argentina en la cual se está discutiendo el poder y que tiene que administrar Milei o Kirchner. Esta clase política. Uno los mira y dice: “Es esta la agenda endiablada que le toca a esta casta [en palabras de Milei]”. Entonces, es importante saber cómo se dirimen las luchas políticas porque tienen que ver con la solución de estos problemas.
Imagen: Laura Belén Arrieta en el hall del aeropuerto Jorge Newbery. (LN)



