La interna de la CGT presiona a la política y reclama cupos sindicales en el Congreso nacional

Tras quedar afuera del armado bonaerense, la central obrera presiona para ubicar tres nombres en la nómina nacional. Se barajan los dirigentes que responden a Cristina, Massa y el gobernador, pero la grieta y el recorte de lugares complican la jugada.
viernes 25 de julio de 2025 08:00 / dataclave.com.ar
La CGT quedó en offside en el cierre de listas bonaerenses, pero no se rinde. Con la mira puesta en octubre, la conducción cegetista busca colar al menos tres nombres en la nómina de diputados nacionales por la provincia de Buenos Aires, en los lugares con más chances de ingresar al Congreso. La bronca por haber sido excluidos del armado provincial todavía se siente, pero ahora el foco está puesto en las boletas nacionales.
En ese escenario, los gremios juegan sus cartas dentro del peronismo con la expectativa de que Axel Kicillof, Cristina Kirchner y Sergio Massa apadrinen un postulante sindical cada uno. No será fácil: el espacio es escaso, la rosca está que arde y el Gobierno libertario obliga a repensar cada movimiento.
En el sector de Kicillof ya se da casi por hecho que Héctor Daer, líder del gremio de Sanidad y aún integrante del triunvirato de la CGT, será quien encabece esa avanzada. «Lo de Daer está cerrado», repiten cerca del gobernador. Ese movimiento, además, lo dejaría sin margen para seguir al frente de la central obrera, que ya definió adelantar su congreso a octubre y abandonar el modelo de tres jefes por una conducción unipersonal.
Pero no es el único nombre. En la mesa sindical, Hugo Moyano volvió a mover las fichas y propone a su hijo, el abogado laboralista Hugo Moyano Jr, como otra de las cartas para colarse en el Congreso. El joven ya forma parte del equipo jurídico de la CGT y tuvo protagonismo en los amparos que frenaron la reforma laboral impulsada por el oficialismo. Moyano también busca asegurarse poder en la futura CGT, con su otro hijo, Jerónimo, como aspirante a la Secretaría de Juventud, hoy en manos de Sebastián Maturano (La Fraternidad).
Del lado de Cristina Kirchner, hay dos nombres sobre la mesa: Sergio Palazzo, jefe de La Bancaria y actual diputado nacional, y Abel Furlán, de la UOM, también con experiencia parlamentaria. Ambos están alineados con la expresidenta, aunque Furlán viene tomando un rol más confrontativo, no sólo con el gobierno de Javier Milei sino también con la propia conducción cegetista. «Cristina libre», fue uno de los lemas que impulsó junto a SMATA en las últimas semanas.
Hasta ahora Sergio Massa se había mantenido al margen de la pulseada sindical, pero ahora empieza a moverse. Cerca suyo suenan dos opciones: Omar Plaini (Canillitas) y Carlos Acuña hijo, en línea con el dirigente de estaciones de servicio que responde a Luis Barrionuevo.
Lo que está en discusión también es el futuro formato de la CGT. Cada vez más voces coinciden en que el triunvirato está agotado. «Se acabó el triunvirato. La CGT necesita un solo jefe», lanzó Juan Carlos Schmid, titular de la CATT, mientras que Barrionuevo reforzó la idea: «Con uno alcanza. Hay que elegir bien y tirar todas las balas juntas».
En la danza de posibles nombres para liderar la futura conducción suena fuerte Jorge Sola, del gremio del Seguro, de perfil más dialoguista y que fue candidato a ministro de Trabajo si Massa ganaba el balotaje. También se mencionan a Cristian Jerónimo, líder del Sindicato del Vidrio y cercano a Gerardo Martínez (UOCRA), y a la dirigente judicial Maia Volcovinsky o Daniel Vila, que le ganó una disputa clave a Moyano por Mercado Libre.
En paralelo, la CGT ya dejó en claro su malestar por haber quedado afuera del armado provincial. «Parece que la lapicera la siguen teniendo los mismos», se quejó Sergio Romero, de UDA, en la reunión del lunes posterior al cierre de listas. Más diplomático, Sola expresó «
La bronca no cambiará, sin embargo, el respaldo a Kicillof. La central lo eligió como interlocutor principal y lo bancó incluso tras el fracaso del cierre bonaerense. Un grupo de dirigentes viajó a La Plata pocos días antes del cierre para reunirse con él. La promesa era una participación amplia en las listas, pero al final, sólo Cristian Vander, un nombre poco conocido, logró colarse en el quinto lugar de la Octava Sección.
A esta altura, la CGT sabe que la única forma de recuperar poder político es desde la boleta nacional. Pero el escenario está complicado. «Tenemos expectativas moderadas», repiten cerca de Azopardo, con una mezcla de resignación y apuesta a fondo. Saben que si no logran ingresar al Congreso, tampoco tendrán peso para definir la nueva cúpula sindical.
El congreso de renovación cegetista se haría entre octubre y noviembre, dependiendo del resultado electoral. Si Milei gana, se perfila una CGT más moderada y negociadora. Si pierde, será el turno de una conducción combativa. En cualquiera de los casos, la presión por conseguir bancas legislativas ahora es también una pelea por el control del futuro del sindicalismo argentino.
Imagen: archivo



