Boeing, contra las cuerdas

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EL HORIZONTE FINANCIERO ESTÁ EN SU PEOR MOMENTO

Parecía imposible pero los problemas se multiplican y acumulan al fabricante americano

Costaba pensar que las cosas podrían ir a peor en Boeing, uno de los dos mayores fabricantes de aviones del mundo, pero abril está demostrando que era posible.

El pasado día 2, la compañía presentó un plan de despidos voluntarios que empieza a mostrar que las finanzas van mal, a consecuencia del conocido e interminable problema con el 737Max. Era un aperitivo porque el 6, Boeing tuvo que anunciar dos cierres tremendos: por un lado, la fábrica del 787 en Charleston, Carolina del Sur, debido a que la caída de la demanda de este modelo de avión deja de justificar esta segunda línea de producción y, por otro, también la sede de Puget Sound, en Washington, que es la que debe seguir operando, en este caso para limpiar profundamente el lugar, después de que hubiera habido una muerte por coronavirus.
Pero eso no parece lo peor en la multinacional de la aviación. El problema más serio es el de la liquidez, cómo financiarse. Desde luego, no será con las ventas, que súbitamente han desaparecido. Un indicio de cómo están las cosas se deduce de que una vez aprobada la ley para ayudar a las empresas americanas por la pandemia, Boeing pidió 60 mil millones sólo para ella. Estados Unidos tiene mucho músculo pero, no obstante, Boeing también tiene la capacidad de consumir todos los recursos que le pongan por delante. Pensemos que España ha destinado 117 mil millones para toda la economía mientras que Boeing sola pide la mitad.

Porque Boeing se enfrenta a un nuevo problema: el dinero a corto se está secando. Como la circulación se ha parado, apenas hay liquidez en el mercado. Vean la dimensión de los problemas. Boeing tiene un problema de 27 mil millones de deuda, generada por su actividad normal y, sobre todo, por los costes de paralización mundial del 737 y las recertificaciones;  pero además tiene firmados compromisos para la compra de Embraer –4.200 millones adicionales– y otras muchas deudas menores que sumadas hacen una gran cantidad.

Hace dos años, cuando cayó el segundo 737Max y se generó el gran problema de imagen que arrastra la compañía, Boeing era una de las compañías más solventes del mundo. Hoy, dos años después, sin el 737 disponible y con el tremendo agravante del coronavirus –o sea una lista interminable de cancelaciones y retrasos en pedidos en firme– y la paralización de sus factorías, los problemas empiezan a encender las alarmas en todos los despachos: la primera empresa fabricante de aviones del mundo –que ha dejado de ser la primera– corre peligro cierto. De hecho, sin garantías del gobierno, sería hoy incapaz de financiarse, cosa impensable hace apenas un año.

A medio plazo, nadie ve viable que Boeing pueda producir y vender 8.300 aviones anuales como se estimaba apenas hace doce meses. Se cree que si se llega a los 6.300, será un éxito. Las caídas serán de un 25 por ciento en todos los modelos, aunque el futuro del 737Max presenta aún más incertidumbres que los demás aviones.
Sólo en este año, las entregas de aviones caerán de nuevo un 70 por ciento. El 787 se fabricará ahora a un ritmo de cuatro al mes, y el 777X saldrá de factoría uno al mes en contra de los tres previstos inicialmente.

Airbus, por supuesto, también sufrirá, pero no tiene la incertidumbre del modelo más popular, la gama de 180 asientos, que en el caso de Boeing tiene problemas serios para recuperar la credibilidad.

Fuente: Preferente,com

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