El Gobierno desestima la ley ómnibus y buscará avanzar con decretos

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08/02/2024 La Nación – Nota – Política – Pag. 8

El fracaso de la ley LA NUEVA ESTRATEGIA DE LA CASA ROSADA

Maia Jastreblansky

Argumentan que la reforma era para el «largo plazo», pero que Economía tiene herramientas para implementar medidas; dan por terminada la discusión parlamentaria y clausuran el diálogo con los gobernadores.

Habían pasado las 22 del martes y, todavía en el Congreso, un grupo de libertarios (legisladores, funcionarios y asesores) que acababa de ejecutar la dramática decisión de retroceder con la «Ley de bases» apuraba un bocado a modo de cena. Con los ecos de la sesión frustrada ¿y Javier Milei muy lejos y con amplia diferencia horaria?, los colaboradores oficiales trazaban los pasos a seguir.

Esbozaban además una flamante narrativa oficial para acompañar la nueva etapa que inaugurará el Gobierno tras la derrota legislativa, con los puentes detonados con la oposición dialoguista y con los gobernadores . Calificadas fuentes del Gobierno señalaron que el oficialismo no retomará el debate de la «Ley de bases» en comisiones, luego de que el tratamiento volviera a foja cero por decisión de La Libertad Avanza, que resolvió patear el tablero cuando vio que su iniciativa se desgajaba en la votación de los artículos en particular.

En esa cena, no se habló sobre fechas ni se mencionó una prórroga de las sesiones extraordinarias. En la Casa Rosada ayer dieron por cerrada la discusión parlamentaria. «Cuando pasa esto los proyectos no vuelven a tratarse, eso indica la experiencia», reconoció un colaborador oficial. Mientras tanto, desde Israel, Milei tuiteó y acusó de «traidores», sin distinciones, a quienes no acompañaron el proyecto.

Además, dijo que «la ?Ley de bases? les sacó la careta a los delincuentes que arruinan al país». Quienes trataron al Presidente en las últimas horas dijeron que estaba «muy enojado» si bien «sabía que esto podía pasar». Y aseguraron que fue el jefe del Estado quien, desde allá, pidió levantar la ley. Uno de los representantes del Gobierno en las negociaciones comentó: «Tal vez en algunas semanas o en un par de meses los gobernadores se persuadan de que el país necesita la ley». Dio a entender que la intención de la Casa Rosada es retomar la discusión más adelante solo si los consensos «fluyen» y que el Gobierno no se embarcará otra vez en una carnicería de tira y afloja como hizo en las últimas semanas.

Cerca de Milei, en tanto, desestimaban avanzar por la vía del plebiscito, aun cuando el Presidente anoche les dio «like» a mensajes en la red social X que alentaban esta idea. En LN+, el ministro del Interior, Guillermo Francos, y el portavoz, Manuel Adorni, señalaron que el jefe del Estado podría echar mano de «todos los recursos constitucionales» para avanzar con su plan. «Milei, si tiene que llamar a plebiscito, lo hará», dijo Francos. Lo cierto es que, al menos hasta ayer, el camino de la consulta popular ?que pondría otra vez a prueba el respaldo ciudadano a una gestión libertaria que viene de obtener el 56% en el balotaje? no se activó . «No lo veo, con la gestión económica podemos avanzar igual», dijo a la nacion un encumbrado colaborador de la Casa Rosada. Habrá que ver qué espíritu trae el Presidente de su viaje y si decide embarcarse con el artículo 40º de la Constitución. La otra herramienta que el Gobierno tiene sobre la mesa es la de avanzar con algunas reformas por decreto.

«Sí, punto por punto, vamos a ver cómo avanzamos con las herramientas constitucionales que tenemos», dijo el portavoz, Adorni, en conferencia de prensa. En una charla en Israel, Milei dijo ayer que Federico Sturzenegger trabaja en nuevos decretos de modernización del Estado y en desregulaciones que se conocerán en las próximas semanas. Ayer se reunieron en la Casa Rosada el titular de la Cámara baja, Martín Menem; el asesor presidencial, Santiago Caputo; el jefe de Gabinete, Nicolás Posse, y el ministro del Interior, Guillermo Franc Ratificaron que avanzarán sin la ley ómnibus y comenzaron a pensar en las próximas sesiones ordinarias, que comienzan el 1º de marzo.

El argumento que dan en los pasillos oficiales para sacar el pie del acelerador de la ley ómnibus (alguna vez Milei pretendió que se debatiera de forma expeditiva, incluso los fines de semana) es que «el contenido de la ley apuntaba a resolver el largo plazo», pero que el Gobierno tiene a mano otras herramientas para avanzar con el ajuste fiscal sin depender del proyecto ómnibus. «Vamos a seguir gobernando de la manera que lo venimos haciendo, los problemas de corto plazo, de hecho, los estamos resolviendo sin ley. La ley era para resolver el largo plazo, para atraer inversiones y darle una señal al mundo de que nos abrimos al sector privado», dijo a la nacion un importante ladero presidencial. Así, discursivamente, después del revés de la votación, el oficialismo se replegó en la intransigencia como el primer día, antes de que se iniciaran las interminables negociaciones con los bloques amigables de Diputados. En la práctica, en el Gobierno apuestan a pilotear la crisis gracias a los dólares de la cosecha gruesa mientras profundizan las medidas de ajuste y siguen recuperando las reservas del Banco Central.

«La votación o no de la ley no va a cambiar el rumbo económico. No se va a gastar más de lo que se recauda. Y el Banco Central no va a financiar al Tesoro. No dramaticemos lo de hoy [por ayer]», dijo el ministro de Economía, Luis Caputo, otro de los artífices del portazo oficial, que tuvo su primer capítulo cuando se retiró del proyecto el capítulo fiscal. La discusión de los fondos a las provincias, aseguran en la Casa Rosada, también quedó en suspenso. «De eso, nada», soltó ayer un colaborador oficial ofuscado. En la Casa Rosada pretendían habilitar esa negociación con gobernadores recién con la ley en la mano, pero esa promesa no terminó de persuadir a los mandatarios provinciales. De hecho, según fuentes oficiales, ayer estaba prevista una reunión de Luis Caputo con el gobernador santafesino, Maximiliano Pullaro, que el Gobierno suspendió. Las provincias tildadas de «traidoras» por la Casa Rosada son además de Santa Fe Córdoba, Salta, Jujuy y Neuquén.

Si bien todavía hay acusaciones cruzadas por lo que pasó ayer, al final del día quedó en evidencia que se impuso el ala más ideológica del gabinete, que prefirió la nada a obtener una ley a medias. De la reunión que el martes a la mañana tuvo Francos con los jefes de los bloques dialoguistas hubo dos versiones; solo coincidentes en el hecho de que el meollo eran los fondos que reclaman las provincias por la merma de la coparticipación que provocó la reforma del impuesto a las ganancias durante la campaña presidencial. En Juntos por el Cambio deslizaron que los titulares de las bancadas transmitieron que iban a retirar de la ley el artículo referido al impuesto PAIS y postergar la discusión de ese impuesto para abordarla junto al resto de la cuestión fiscal pendiente con las provincias. En el Gobierno aseguraron que eso no se acordó y que en cambio solo se pautó que les transmitirían a los gobernadores «certezas por la cuestión de los fondos».

Un actor clave en esa conversación fue el asesor presidencial, Santiago Caputo, que sin embargo buscó pasar desapercibido y no fue mencionado en la Casa Rosada como parte de la tropa de negociadores de esta semana. Tras la reunión del martes en el Congreso, Caputo habló con el gobernador de Córdoba, Martín Llaryora, y con Pullaro. Francos hizo lo propio con otros gobernadores de menor peso territorial. «Parecía que los consensos estaban», dijo un funcionario que evidentemente pecó de voluntarista. Cuando arrancó la sesión, Francos siguió el debate desde su despacho. Santiago Caputo hizo lo propio desde el Salón de las Mujeres del primer piso de la Casa Rosada, donde trabaja el equipo de redes sociales de Milei.

En el Congreso estaba el vicejefe de Gabinete, José «Cochi» Rolandi, otro de los actores claves de Balcarce 50, que seguía el detalle fino de los cambios en la ley. Pasadas las 18, la votación en particular de la ley era un drama para el Gobierno. Buena parte de los bloques de Hacemos Coalición Federal e Innovación Federal, donde abrevan siete gobernadores, rechazaban artículos de las delegaciones de facultades al Poder Ejecutivo. Se acercaba peligrosamente el capítulo de las privatizaciones y Santiago Caputo se trasladó desde la Casa Rosada al Congreso. Junto con Rolandi, intervinieron cuando se pidió un cuarto intermedio. La decisión oficial se consumó en ese tramo de la tarde. Apenas la sesión se reanudó, el jefe del bloque oficialista, Oscar Zago, pidió que el proyecto volviera a comisión. Con todo en foja cero el Gobierno redefinió el discurso y apuntó que la ley ya no era «urgente» y difundió la lista de «traidores».

Luis Caputo pidió no dramatizar el revés en el Congreso.

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