El nuevo “cazador del Atlántico” de la Armada Argentina: así es el poderoso avión que llegó al país

La segunda de cuatro adquiridas a Noruega, llegó el 14 de octubre a la Base Aeronaval Comandante Espora, situada a 5 km de Bahía Blanca, fue presentada por el Ministerio de Defensa el 6 noviembre.
Teniendo en cuenta que en la milla 201 -una zona de alta mar situada justo fuera del límite de la Zona Económica Exclusiva argentina- operan cientos de embarcaciones extranjeras dedicadas a la pesca no regulada, la Armada Argentina reforzó su flota con la incorporación de un segundo avión de patrulla marítima P-3C Orion, con el objetivo de mejorar el control y la vigilancia de las aguas nacionales en el Atlántico.
Fue adquirido a Noruega, llegó el 14 de octubre a la Base Aeronaval Comandante Espora, situada a 5 km de Bahía Blanca, y presentada por el Ministerio de Defensa el 6 noviembre. Está preparada para cumplir tareas fundamentales de patrullaje marítimo, exploración y control territorial.
La zona, que se convirtió en un escenario recurrente de depredación de recursos marinos, representa uno de los principales desafíos para la soberanía y la preservación ambiental del país. Ante esta situación, las autoridades buscan fortalecer las capacidades de monitoreo y respuesta para detectar y disuadir actividades ilegales que afectan tanto la biodiversidad como la economía pesquera argentina.
En este contexto, la noticia es muy importante. La recepción del segundo de los cuatro aviones P-3C Orion adquiridos el año pasado al Reino de Noruega significa la recuperación para el Comando de Aviación Naval (COAN) de su capacidad de patrullaje marítimo de largo alcance, junto a las misiones de búsqueda y rescate en alta mar.
Teniendo en cuenta que estos aviones destacan por su excelente estado operativo y su capacidad para misiones de exploración marítima de largo alcance, su incorporación representa un nuevo hito en la recuperación de las capacidades de exploración y vigilancia aeronaval de la Armada Argentina, que había perdido esta habilidad desde la inoperatividad de los antiguos P-3B Orion en la década de 1990.
Este segundo avión (rematriculado nacionalmente como 6-P-58), al igual que el primero arribado al país en septiembre del año pasado, tendrá asiento en la Escuadrilla Aeronaval de Exploración, dependiente de la Fuerza Aeronaval N%BA 3, con sede en la Base Aeronaval Almirante Zar, en la ciudad de Trelew (Chubut).
El nuevo patrullero aéreo contribuirá a la defensa de la soberanía marítima y participará en ejercicios multinacionales destinados a mejorar la cooperación y la seguridad en el ámbito naval.
El nuevo avión adquirido por la Armada Argentina representa mucho más que una aeronave: es una pieza clave para fortalecer el control del Atlántico Sur. Diseñado para operaciones de patrullaje marítimo de largo alcance, búsqueda y rescate en alta mar, y vigilancia de los recursos pesqueros, este avión consolida la presencia argentina en una región de alto valor económico y estratégico.
Entre sus principales características, los P-3C Orion se distinguen por su radio de acción y una autonomía de 12 horas de vuelo, lo que les permite cumplir misiones de largo alcance y sostener presencia prolongada sobre el mar.
Diseñados originalmente como aviones de guerra antisubmarina de tamaño medio, estos aparatos combinan potencia, resistencia y estabilidad. Sus grandes alas rectas y extendidas optimizan el desempeño en vuelos a baja altitud y velocidad, mientras que sus cuatro motores turbohélice Allison T-56-A-14 de 4.600 caballos de fuerza garantizan un rendimiento confiable en operaciones exigentes.
Con una longitud de 35,57 metros, una altura de 10,27 metros y una envergadura de 30,38 metros, los Orion pueden despegar desde prácticamente cualquier base o aeropuerto del litoral marítimo. Además, su robusto tren de aterrizaje en configuración de triciclo les permite operar en diversas condiciones climáticas y de terreno.
Gracias a esta combinación de alcance, autonomía y versatilidad, el P-3C Orion es una herramienta esencial para el patrullaje marítimo de largo alcance, la exploración, la búsqueda y rescate (SAR) y las misiones antisubmarinas y antisuperficie. Con su incorporación, la Armada Argentina refuerza su capacidad de vigilancia y control sobre los espacios marítimos nacionales, al tiempo que contribuye a la protección de los recursos naturales y la soberanía en el Atlántico Sur.



