El tercer paro contra Milei se sintió fuerte en trenes, subtes y aviones, pero casi no afectó a comercios e industrias
Guido Carelli Lynch
Los gremios más opositores del transporte realizaron ayer otra protesta, en un mensaje al Gobierno pero también a la CGT. Al final, hoy habrá colectivos.
«Para nosotros siempre es negocio pelearnos con estos pibes. Lo haríamos todos los días». En los despachos más importantes de la Casa Rosada asumían que el paro de transporte de ayer fue todo ganancia para la causa de Javier Milei, aunque representó pérdidas por US$ 151 millones. Una evaluación diferente hacían sobre la amenaza de los colectiveros de la UTA, que habían anunciado que pararían hoy en el AMBA. El Gobierno logró destrabar anoche las negociaciones y finalmente hoy habrá servicio de colectivos.
La medida de fuerza de ayer -impulsada por los gremialistas Pablo Moyano (Camioneros), Pablo Biró (Asociación de Pilotos Aéreos) y Omar Maturano (La Fraternidad)- paralizó ayer aviones, subtes, trenes de pasajeros y camiones de carga a lo largo y ancho del país y afectó la recolección de residuos. Pero como hubo colectivos casi no impactó en comercios, industrias y servicios. Fue la tercera protesta gremial contra Milei en sus 10 meses de gestión.
El paro pretendía, según los de los sindicalistas, dinamitar el diálogo del Gobierno con la CGT justo cuando la Secretaría de Trabajo y Jefatura de Gabinete exploran la puesta en marcha de la postergada mesa tripartita de la central obrera con empresarios. Los sindicalistas más combativos empujan otro paro general contra Milei.
«El acatamiento fue de 100% en los gremios que paramos (…) Todo el transporte le dio un mensaje al Gobierno. Los otros gremios estarán felices con este modelo de país», chicaneó Pablo Moyano, que también es co-secretario de la CGT.
La presión sindical se profundizó con el paro de los docentes bonaerenses y universitarios y con la huelga de 36 horas de los estatales de ATE, que desde el martes llevaban una medida de fuerza en la víspera del último acuerdo paritario del año del sector público, que firmarán en disidencia.
Las organizaciones sociales, en tanto, convocaron a una marcha contra el hambre para apoyar el paro con cortes y ollas populares. El epicentro fue Plaza Constitución, pero la mayor tensión ocurrió en terrenos de Mercado Libre en La Matanza, donde Gendarmería reprimió a los manifestantes.
El Gobierno multiplica sus frentes de conflicto, pero elige con cuáles ir hasta el final. Por eso, el martes dictó la conciliación obligatoria en la ex AFIP, luego de que los gremios amenazaran con paralizar la Aduana por los 3.000 despidos en la ahora renombrada ARCA.
Por la misma razón buscó y logró que la UTA levantara el paro de colectivos. «A nosotros siempre nos conviene el caos», resumía de todos modos ayer un funcionario con acceso al despacho presidencial.
El Gobierno siguió apostando a la confrontación con los sindicatos; no solo por declaraciones en contra de los gremialistas sino desde los propios recursos del Estado como la aplicación Mi Argentina y desde mensajes en pantallas de aeropuertos semivacíos.
«Los sindicalistas no te dejan trabajar.
Por medida de fuerza de los gremialistas Moyano y Biró para cuidar sus privilegios, este miércoles no habrá servicio de transporte.
Si te obligan a parar, llamá al 134», era el texto que podían leer los 14 millones de usuarios de la APP.
Fue una idea de Santiago Caputo y ejecutada por la Secretaría de Comunicación de Manuel Adorni.
Según los números del Ministerio de Seguridad ayer hubo 1.382 denuncias telefónicas. Desde que esa línea se relanzó en diciembre ya hubo más de 220.331 llamados. Biró cargó contra el vocero presidencial por la estrategia de las denuncias.
«Ni Goebbels se atrevió a lo que hace Adorni», dijo a Radio Perfil.
El asesor preferido del Presidente recibió por la tarde al secretario de Transporte, Franco Mogetta, encargado de desactivar el paro de la UTA. El funcionario también cargó contra los gremialistas. «Hablan de defender trabajadores dejándolos a pie, maltratándolos y no dándoles la posibilidad de salir a trabajar para ganarse el mango día a día», señaló el funcionario. Esa fue la línea discursiva del Gobierno. El Presidente evitó hablar sobre el tema en su ponencia en la Fundación Mediterránea, donde prefirió ofender a los radicales y atacar a Raúl Alfonsín. Usó las redes sociales para castigar a los sindicalistas.
En el Ejecutivo informaron que el paro obligó a cancelar 250 vuelos, con un total de 27 mil pasajeros afectados; la mayoría (21.000) de cabotaje. Catorce mil debieron se reubicados en vuelos previos y posteriores. Los US$ 151 millones de pérdida que explicitó Mogetta se explicaban por el supuesto rojo de $286 millones en trenes de pasajeros, $1.100 millones de pesos en trenes de carga, $ 458 millones en terminales de ómnibus en la Provincia, entre otros ítems.