El Zeppelin está en Ezeiza

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La nueva terminal en el Aeropuerto Ministro Pistarini (EZE) • Por Pablo Luciano Potenze

En febrero de 1998 Aeropuertos Argentina 2000 se hizo cargo de la concesión para explotar la mayor parte de  los aeropuertos argentinos. En ese momento las palabras asociadas al tema eran Yabrán, Grupo Exxel, Aeroísla, Edcadassa y algunas otras de las que no quiero acordarme y que nos muestran que eso fue hace mucho tiempo.

El contrato que se firmó entonces era claramente incumplible, a pesar de haber sido preparado por una prestigiosa consultora suiza. Se hicieron algunas obras, pero los aeropuertos anduvieron a los tumbos hasta que en  2007 el presidente Kirchner aprobó una renegociación discutible y discutida, pero realista, que permitió la financiación de obras como la que nos ocupa.

La ampliación y modernización de Ezeiza estaba en carpeta desde el primer día, y se fue haciendo por etapas. La actual terminal “A” se inauguró en 2000, la “C” en 2015 y ahora le toca a la nueva terminal de embarques. En otras fases de trabajos también se han mejorado las pistas y las calles de carreteo, el balizamiento y se inició la construcción de la nueva torre de control, cuya obra está parada desde hace años.

El nuevo edificio, que requirió una inversión de 230 millones de dólares, es decididamente espectacular, aunque está algo apretado entre otras construcciones que impiden verlo en su totalidad con la perspectiva que merecería. Mide 230 metros de longitud y 45 de altura y su superficie total cubierta es de 50.000 m2.

Es imposible ver la fachada de la nueva terminal de frente, con la perspectiva que merecería, porque está tapada por el antiguo edificio principal del aeropuerto. En esta foto se advierten los dos extremos sobresaliendo detrás de éste.

La parte más compleja (y más cara) de la terminal es el sector de equipajes, que está bajo tierra, lejos de la mirada del

público. Permite, de modo automático, mover 1.024 valijas por hora, procedentes de todos los puestos de check-in y

derivarlos hacia el avión correspondiente mediante un sistema de 2.250 metros de cintas transportadoras y, además, inspeccionarlas por medio de cuatro tomógrafos que manejan cinco niveles de seguridad.

Encima de esto están las cocheras subterráneas cubiertas.

El acceso al edificio propiamente dicho puede hacerse desde el nivel de la calle o desde el estacionamiento.

Una vez dentro del edificio, en la planta baja, están los 150 mostradores de check-in, distribuidos en cinco islas independientes, que se complementan con 72 puestos de self check-in y veinticuatro puestos de despacho automático de equipajes.

Cumplidas esas formalidades, el pasajero, sin acompañantes, debe subir por escaleras mecánicas al piso superior para cumplir con las formalidades de migraciones y seguridad.

El Zeppelin

El primer nivel, que es una caja de vidrio dentro de otra caja metálica que es el edificio en sí, ha sido resuelto con una llamativa estructura metálica de sección elíptica, con toda su envolvente vidriada. Por su forma, ha sido bautizado como Zeppelin, en homenaje a los dirigibles rígidos de aquella fábrica. Suponemos que con esta solución se logran economías importantes en el aire acondicionado, pero plantea una complicación importante que será mantener limpios los vidrios que configuran el Zeppelin.

Como dice el cartel en el piso, sólo los pasajeros pueden subir, por lo éste será el lugar de las despedidas, el punto más emotivo de cualquier aeropuerto.

Una vez en el piso alto, el pasajero accede inmediatamente al sector de migraciones, tras lo cual se pasa al de seguridad. Y después, como no podía ser de otra manera en nuestra civilización, hay un gran free shop. Desde aquí se pasa al sector de embarques internacional del, que no fue modificado porque no es parte de esta obra. Los pasajeros domésticos no suben al Zeppelin y conectarán con el también actual sector de embarques domésticos, en la terminal “C”.

Está previsto que los actuales nombres de las terminales cambien en un futuro cercano por otros designados con números.

Ezeiza es un aeropuerto internacional, cuya función es despedir y recibir pasajeros que vuelan por el mundo. Fue inaugurado por Perón en 1949 y los presidentes han estado allí muchas veces en la puesta en servicio de nuevas facilidades. La inauguración de la nueva terminal de partidas se realizó el 14 de abril, con la presencia de Alberto Fernández, el ministro de Transporte Diego Giuliano, y diversos altos funcionarios gubernamentales y de la empresa concesionaria. El lunes 17  se despachó el primer vuelo, de Aerolíneas Argentinas con destino a Cancún.

Fuente: aeromarket.com.ar

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