La excepción a la regla. Los secretos de Invap para ser una empresa estatal y rentable

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El CEO de la compañía, Vicente Campenni, explica como hizo la firma con base en Bariloche para exportar reactores nucleares y radares desde la Argentina, compitiendo contra gigantes de todo el mundo y sin necesidad de subsidios.

Invap es la mejor prueba de que “empresa estatal rentable” no siempre tiene que ser un oxímoron en la Argentina. En un país en el que la mayoría de las compañías en manos del Estado son sinónimo de ineficiencia y de una necesidad constante de pesos (o dólares) para seguir funcionando, la firma nacida en Bariloche viene demostrando hace 46 años su capacidad para generar tecnología de exportación e imponerse en licitaciones en todo el mundo, compitiendo con rivales como General Electric, Lockheed Martin, Boeing o Airbus, sin necesidad de vivir a base de subsidios.

En una entrevista con LA NACION, el CEO y gerente general, Vicente Campenni, explicó las claves de una firma nacida en 1976 como un desprendimiento del Instituto Balseiro que lleva vendidos reactores nucleares, satélites y radares a Holanda, Australia, Arabia Saudita y Brasil, entre otros países, sin resignar nunca su espíritu pionero y su particular modelo de negocios. Una filosofía que el propio Campenni define como “nuestro propósito no es ganar plata, pero necesitamos ganar plata para cumplir nuestro propósito”.

1. Manejarse en dos mundos

Invap es una sociedad del estado, cuyas acciones están 100% en manos de la provincia de Río Negro pero que tiene la dirección compartida por la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA). Campenni explica que en los hechos se trata de un modelo de empresa atípico, que pasa no sólo por la dualidad de ser provinciales y nacionales, sino también porque no reciben ningún tipo de subsidio y en muchos campos se mueven como una compañía privada. “En el mercado financiero operamos como si fuéramos una empresa privada, en un encuadre que nos hace el Banco Central justamente porque no recibimos subsidio en ningún nivel. A veces decimos que tenemos lo peor de los dos mundos porque nos ven los números y estamos sometidos a los controles de los entes públicos, pero también tenemos que cumplir con todas las normas de la Comisión Nacional de Valores como si fuésemos una empresa privada”, explicó el CEO de la empresa de tecnología.

2. Poner al cliente en el centro

A la hora de explicar cómo hizo Invap para ser una empresa estatal, que gana plata y no depende de los subsidios del Estado nacional o provincial, Campenni pone el foco en la visión que siempre tuvo la compañía rionegrina de poner al cliente en el centro de su negocio. “Invap nace en los ‘70 con el concepto de una empresa que pueda generar un puente entre los generadores del conocimiento y los proyectos tecnológicos productos que necesitan ese conocimiento. Desde que comenzó a trabajar, siempre tuvo una mirada productiva económica y el gran desafío que asumió el equipo original fue empezar a manejar el concepto de cliente. Saber trabajar con alguien que te diga qué es lo que quiere, cuánto está dispuesto a pagar y en qué plazo lo necesita. Este concepto de cliente no era para nada algo común dentro del área de desarrollo científico y el desafío fue justamente tratar de hacer un puente entre esos dos mundos”.

3. Saber apoyarse en el Estado

A la hora de salir a conquistar clientes en el exterior, en Invap se enfrentan mayoritariamente con empresas estatales -de países como Francia o Corea del Sur- y en la firma rionegrina son conscientes de la importancia de contar con el respaldo de un Estado. “Nosotros ponemos la cara, pero también vamos con el apoyo de Cancillería y contamos con las garantías que nos ofrecen el Poder Ejecutivo Nacional y el gobierno provincial. Y en estas licitaciones tenemos competidores muy duros. Nos pasó de ir a presentarnos en Bolivia, y cruzarnos con una delegación gigante de franceses, que incluía ministros y un montón de funcionarios. Ahí nos damos cuenta que estamos compitiendo no solo contra otras fábricas, sino contra países”

4. Pensar en el largo plazo

La mayoría de los contratos internacionales que obtiene Invap -el más importante que tiene en sus manos hoy es para la construcción de un reactor de investigación y producción de radioisótopos para usos medicinales en Petten en Holanda- contemplan trabajos de largo aliento. “Los proyectos son todo de plazos importantes, los más cortos son a tres o cuatro años, pero algunos pueden demandar tranquilamente ocho años de trabajo”. Los tiempos que superan ampliamente a los mandatos de gobernadores o presidentes obligan a Invap a mantenerse alejados de los vaivenes políticos. “La verdad es que pasan los gobiernos y no tenemos problemas porque se dan cuenta que nuestro modelo funciona”, explica el CEO de Invap. Esta mirada a largo plazo también se cumple puertas adentro. Desde su nacimiento en 1976, la empresa de tecnología solo tuvo tres gerentes generales: los fundadores Conrado Varotto y Héctor Otheguy, y el propio Campenni, que ingresó a Invap en 1988 y ahora ocupa el cargo de CEO desde hace seis años.

5. La rentabilidad no se negocia

Si hay un tema que es tabú en el mundo estatal es el de la rentabilidad. La palabra “ganancias” tiene una reputación polémica y en más de una firma controlada por el Estado se jactan de no fijarse en la cuenta de resultados. No es el caso de Invap. Desde su nacimiento, la empresa dio ganancias -que se reinvierten en su totalidad. “Siempre decimos que nuestro propósito no es ganar plata, pero necesitamos ganar plata para cumplir nuestro propósito”, es la fórmula que encontró Vicente para explicar el espíritu que define a Invap.

6. Aprovechar las crisis

Si hay una frase repetida hasta el infinito en el mundo de los negocios es que la crisis representa siempre una oportunidad. Remanida y todo, no quita que tenga algo de cierto, al menos para Invap que se supo reinventar como compañía en los ‘90, cuando por razones geopolíticas y de alineamiento con el gobierno de Estados Unidos, la Argentina decidió dejar de apostar al desarrollo nuclear fronteras adentro. La decisión significó un golpe muy duro para Invap, que venía trabajando con el foco puesto en el campo nuclear, pero a la vez la obligó a repensar su modelo de negocio y salir a buscar clientes en otros mercados.

“En ese momento fue cuando decidimos iniciar una diversificación y salir a competir en el mercado internacional. En los ‘80 se había hecho alguna exportación a Argelia, pero a partir de los recortes que sufrimos en los ‘90 pusimos la mira en ganar clientes en el exterior. El primer contrato fue para construir un reactor para Egipto y a partir de ahí surgió un proceso virtuoso que nos permitió después ganar contratos para Australia y ahora para Holanda”

7. Ser una incubadora de pioneros

Invap nació formalmente en septiembre de 1976, pero la idea de crear una empresa estatal volcada a la energía nuclear empezó a germinar en la cabeza de los fundadores unos años antes, en un momento en que términos como “economía de conocimiento” que hoy está tan de moda parecían más cercano a la ciencia ficción que a la Argentina de la década del ‘70. “Los fundadores de la empresas fueron verdaderos pioneros, que pensaban que se podía hacer tecnología desde la Argentina, con personajes como el físico Jorge Sábato que ya en ese momento hablaba del conocimiento como motor de un país. Y la verdad es que este espíritu trasciende a todos los campos de Invap y siempre digo que se puede encontrar esta idea de pioneros hasta en el departamento de Administración y Finanzas que se adaptó a trabajar de una forma diferente. Realmente Invap es una incubadora de pioneros”.

Cómo seducir al talento

En su condición de empresa estatal que compite en el mundo privado, Invap es una especie de rara avis aunque también enfrenta algunos de los mismos problemas que sus pares tecnológicos. Como Globant o Accenture, hoy uno de los mayores desafíos que enfrenta la compañía rionegrina es cómo seducir a los talentos tecnológicos que hoy son buscados por compañías de todo el mundo.

Para intentar cubrir esta demanda, la empresa está presentando la primera edición de un certamen que busca reconocer el talento argentino y proyectos innovadores que mejoren la calidad de vida. “El objetivo de la primera edición del concurso es poner en valor la investigación con aplicación en el universo de la ingeniería con pluralidad de miradas. Se seleccionarán aquellos proyectos innovadores que, mediante el ejercicio de la ingeniería, tengan aplicación real en áreas estratégicas para el desarrollo del país y busquen construir un mejor futuro para las y los argentinos”, explican en Invap. La convocatoria invita a participar a estudiantes argentinos y extranjeros, de universidades públicas o privadas, cuya tesis de grado, maestría o doctorado haya sido aprobada entre 2022 y hasta mayo de 2023. Y la recepción de trabajo se extenderá hasta el 31 de mayo. “En los inicios Invap funcionó como una incubadora de pioneros, jóvenes que se animaron a fundar una empresa de tecnología. Su historia demuestra que el futuro está por escribirse. Por eso hoy convocamos a las y los estudiantes a seguir innovando en una construcción conjunta”, explicó el CEO de la compañía.

Alfredo Sainz
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