La reforma laboral redefiniría cómo se cobran salarios y retribuciones

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17/11/2025 El Cronista Comercial – Nota – Economía & Política – Pag. 11

EL BORRADOR DE MILEI
Lucas González Monte

El proyecto, aun en estudio, incluye topes para que ciertos «beneficios» no se conviertan, de hecho, en una remuneración encubierta o en mecanismos para reducir cargas sociales.

El gobierno de Javier Milei incluiría en el debate de la nueva reforma laboral que enviará al Congreso variadas modificaciones a la actual Ley de Contrato de Trabajo y, entre ellas, se destacan una serie de cambios sobre cómo y con qué se podrán liquidar los haberes de los trabajadores. Figura, por caso, en una versión de borrador que el Gobierno desmiente pero que circuló con comentarios de sus asesores.

La intención de reescribir buena parte de la legislación laboral existe de larga data y es previa a la victoria de octubre ya que, de hecho, ha sido tema de amplio debate en el Consejo de Mayo, órgano consultivo que en su última reunión de fines de octubre trabajó con un borrador bastante avanzado.

A partir del nuevo articulado, el salario podrá fijarse no sólo por tiempo o por rendimiento, como ya contempla la legislación vigente, sino que también se explicita que podrá pagarse en moneda nacional o extranjera, en especie, en habitación o en alimentos.

Según analistas opositores, otro cambio relevante es que la oportunidad de obtener beneficios o ganancias -como ocurre con las propinas o con ciertos esquemas de participación en resultados- dejará de considerarse remuneración. Esto implica que esos ingresos no generarían aportes jubilatorios, no integrarían la base para calcular indemnizaciones y no computarían para adicionales que dependen del salario básico o del salario bruto.

En paralelo, la propuesta introduce topes a ciertos beneficios considerados no remunerativos. En particular, los montos destinados a comidas, refrigerios o subscripciones deportivas no podrán superar el 10% de la remuneración mensual del trabajador. Aunque limitada, queda abierta así la posibilidad de reimplantar los llamados «tickets canasta» o vales alimentarios que, como contrapartida, son observados con recelo por dirigentes gremiales. Estos topes buscan evitar que esos beneficios se conviertan, de hecho, en una remuneración encubierta o en mecanismos para reducir cargas sociales.

La reforma incorpora además el nuevo artículo 104 bis. Habilita la creación de «componentes retributivos dinámicos adicionales», es decir, elementos del salario de carácter variable, ligados al mérito del trabajador y a la situación económica de la empresa.

Estos componentes podrán surgir de negociación colectiva o de acuerdos individuales y, a diferencia de los adicionales tradicionales, no generarán derecho a continuidad, ni estarán sujetos a ultraactividad ni a la costumbre, independientemente del tiempo que hayan sido abonados.

Dentro del capítulo de beneficios sociales, el proyecto introduce una frase clave: «En cualquier supuesto no corresponde el pago de aportes y contribuciones a la seguridad social y a contribuciones patronales o aportes al trabajador sobre dichos conceptos». El objetivo parece ser el de cerrar el margen de interpretación que históricamente dio lugar a fallos que reclasificaron beneficios como remuneración.

La inclusión explícita de esta fórmula apunta a limitar esa posibilidad y reforzar el carácter no salarial de los beneficios listados. El texto también aclara que los beneficios sociales – comidas, guardería, útiles escolares, reintegros médicos, entre otros- no podrán considerarse derechos adquiridos. Es decir, aun cuando se otorguen durante años, el empleador puede modificarlos o retirarlos si cambian las condiciones

El proyecto contempla que el salario podrá pagarse en moneda extranjera, algo novedoso para la LCT. Beneficios como comidas, guardería y reintegros médicos ya no podrán considerarse derechos adquiridos. El secretario de Trabajo Julio Cordero en una de sus visitas al Congreso.

Imagen: MundoGremial
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