LADE: la aerolínea de la Fuerza Aérea que busca consolidarse como motor de desarrollo

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31/10/2020 Infobae.com – Home
Patricia Fernández Mainardi

Este año, la línea aérea de servicio de fomento celebró su 80° aniversario. A punto de retomar sus vuelos, DEF pudo hablar con el actual director de este organismo, cuya misión es promover el desarrollo económico y social a partir de sus rutas aéreas.

“Cuando a una línea de fomento se la ve como gasto, se pierde el objetivo que tiene y el impacto que eso significa”, expresó el pasado 4 de septiembre, durante el aniversario de Líneas Aéreas del Estado (LADE) el ministro Agustín Rossi. Al pronunciar sus palabras, el titular de la cartera de Defensa rescató el esfuerzo que realizó el personal para evitar el cierre del organismo. “El sistema aerocomercial en el mundo está muy complicado y, en ese escenario, LADE va a tener un espacio para desarrollarse. Comenzaremos fortaleciendo su rol en la Patagonia y, una vez que tengamos estabilizado ese régimen, vamos a poder desarrollarnos e imaginarnos en otras regiones de la Argentina”, agregó Rossi frente a las autoridades castrenses.

¿Qué es LADE y cuál es su importancia en un país que, por su superficie, representa la octava geografía mundial? Para entender este organismo, vale la pena tener presentes las distancias que separan las distintas ciudades de la Patagonia y del noroeste del país. Por ejemplo, Ushuaia (Tierra del Fuego) y Comodoro Rivadavia (Chubut) están separadas por, aproximadamente, 1350 kilómetros. Hoy, la única alternativa para poder conectar ambas localidades es la vía terrestre. Sin embargo, y para tomar mayor dimensión, Buenos Aires y Tucumán están separadas por prácticamente la misma distancia. Ante este escenario, LADE se convierte en un elemento fundamental para lograr la conectividad.

DEF entrevistó a su director, el comodoro mayor Fabián Vidal Arbeletche, quien se refirió a la misión de este organismo, su funcionamiento e historia en el marco de la Fuerza Aérea Argentina (F. A. A.), y las expectativas para los próximos meses.

SERVICIO DE FOMENTO
“Con los ciclos de una organización de 80 años de existencia e inserta en el aparato estatal, LADE se consolidó como prestadora de servicio del transporte aéreo de fomento en la Argentina. Una tarea que se le asignó a la Fuerza Aérea Argentina”, dice Vidal Arbeletche, quien pocos años atrás, como piloto de caza, llegó a volar los aviones Pucará y Mirage, además de prestar servicio –como miembro de la F. A. A.— para la OTAN, en Kosovo, y para la ONU, en Haití. “Llega un momento en el que uno se tiene que bajar del avión para gerenciar las organizaciones de la F. A. A”, comenta al recibir a DEF.

LADE está conformada por civiles y militares y, para funcionar, cuentan con un presupuesto integrado al de la Fuerza Aérea. Como explica su director, esta organización gerencia algunos de los recursos de la F. A. A. para cumplir con la misión del transporte aéreo de fomento. “Si bien tiene una asignación presupuestaria, hay cuestiones que son parte del funcionamiento que hay que solventar con los ingresos por la venta de boletos de fomento y por los vuelos de carga. Así funciona hoy, y así arrancó en sus inicios”, detalla y cuenta que, por 1940, se consideró que el país estaba desconectado y que la Fuerza tenía capacidad remanente para ser utilizada. “Entonces, establecieron rutas para conectar los lugares remotos, y no fueron solo hacia la Patagonia, sino que arrancaron por el norte”, agrega Vidal Arbeletche.

Su recorrido histórico está cargado de hitos. Quizá el más significativo es su presencia en Malvinas. El 12 de enero de 1972 (10 años antes de la guerra), LADE inició el primer servicio aéreo regular de pasajeros, carga y correspondencia entre Comodoro Rivadavia y las islas. Esta ruta se realizaba dos veces al mes con los aviones anfibios Albatros. Más tarde, en noviembre de ese año, la Fuerza Aérea había logrado la construcción de una pista provisoria con placas metálicas, lo que permitió que los Fokker F-27 cumplieran con la misión.

“Hoy, el cabotaje patagónico lo hace LADE cuando la capacidad remanente, en términos de aviones, tripulaciones y horas de vuelo de la Fuerza, lo permite. En los últimos tiempos, pudimos llegar a Río Gallegos, a Río Grande, a Ushuaia, al Calafate, a Perito Moreno y a San Julián, en las provincias de Tierra del Fuego y Santa Cruz. Es un organismo viviente que acompaña los devenires de la Fuerza Aérea y de la Argentina”, resume.

A partir de la disponibilidad de aviones, de tripulaciones, y de horas de vuelo, el organismo arma una programación –lo más eficientemente posible— para cumplir con la misión que tiene de llegar a esos lugares más remotos, o donde las líneas comerciales no aterrizan en la forma en que precisan esas áreas. Es importante destacar que LADE no está pensada para el turismo, aunque lo promueve. Cuando la ruta empieza a ser apta para una explotación comercial, se corre.

¿Cómo se eligen los destinos a los que volarán? Tal como detalla Vidal Arbeletche, a lo largo de los años, LADE ha ido estableciendo rutas hacia puntos donde debía crear sucursales y delegaciones. Algunos, con cierto dolor, pero con sentido de la realidad, debieron ser cerrados. En ese sentido, el piloto de la F. A. A. señala que las rutas terrestres también fueron mejorando, lo que hizo que LADE levantase algunas de ellas, pero fortaleciera otras. Río Mayo es un ejemplo de lo antes mencionado y se posicionó en 2017 y 2018 como símbolo de la recuperación de los últimos años; esa ruta les permitió llegar a Perito Moreno (norte de Santa Cruz), un destino donde se conjugan dos requerimientos: acortar distancias y fomentar el turismo.

“El requerimiento original nace en las localidades. Es un círculo virtuoso. Los aviones pueden aterrizar en Sunchales, al norte de Santa Fe. El avión sale del Palomar y hace dos vuelos semanales uniendo destinos: Paraná, Santa Fe, Sunchales, Reconquista y Roque Sáenz Peña. Los ciudadanos notan el movimiento y valoran la oportunidad de viajar y desplazarse. Sentamos las bases. Los pasajeros y las autoridades buscan que LADE llegue, vuelva y que no se vaya”, dice.
Las aeronaves que hoy representan a este organismo son básicamente los SAAB 340 y los Twin Otter, una dotación asentada en la localidad chubutense de Comodoro Rivadavia. Si bien los primeros aviones son los más modernos (llegaron en el 2009), los últimos (adquiridos hacia finales de los 60) se caracterizan por su capacidad de aterrizar en pistas no tan preparadas, ya sean de tierra o cubiertas por hielo. De hecho, los Twin Otter cumplen misiones en la Antártida. Para los vuelos de carga, en cambio, la nave emblema es el Hércules C-130, la cual permite el traslado de alrededor 16 toneladas.

VUELOS AUTORIZADOS: EL IMPACTO DEL COVID-19 Y LAS EXPECTATIVAS FUTURAS
Durante el último tiempo, LADE había logrado recuperar escalas que se habían perdido. Tal es el caso de Perito Moreno y San Julián, en Santa Cruz, y de Río Mayo, en Chubut. “Se las había vuelto a conectar con los vuelos regulares que veníamos realizando en los últimos años: Río Gallegos, Río Grande y Ushuaia, por ejemplo. Todo venía bien y, a su vez, la Fuerza entró en un proceso de recuperación de capacidades. Porque, en definitiva, cuando en la F. A. A. se habla de disponibilidad técnica y de mantenimiento, eso se traduce en horas de vuelo, lo que, a su vez, representa más frecuencia y escalas”, agrega el actual director, quien también manifiesta que, ante la llegada de la pandemia, los vuelos quedaron suspendidos.

Hoy, tras los anuncios que autorizaron el reinicio de los vuelos de cabotaje y luego de las resoluciones de la ANMAC donde se establecen los requisitos para que las transportadoras puedan generar los vuelos, LADE se prepara para volver al cielo argentino. En ese sentido, el comodoro mayor explica que, a diferencia de las líneas aéreas comerciales, las tripulaciones de LADE nunca dejaron de trabajar. Al ser personal de la Fuerza, debieron cumplir misiones en el marco de la pandemia y, además, eso los obligó a continuar con las capacitaciones (como horas de vuelo en simulador) que se les exigen a los pilotos a la hora de ser habilitados. “Hoy está todo armado para el momento en el que se levanten las restricciones. Mientras tanto, mi misión es capacitar al personal de las delegaciones e informar al cliente de LADE sobre los protocolos y requisitos. Además, me tengo que comunicar con las autoridades provinciales de los destinos para que nos autoricen. El plan es que, tras la confirmación de la capacidad técnica por parte de la Fuerza, el primer lunes de noviembre arranquen los vuelos”, sostiene.

Vidal Arbeletche también se refiere a las intenciones de retomar algunas rutas que promuevan determinados circuitos turísticos en la Patagonia sur. En ese sentido, comenta que están trabajando con funcionarios y autoridades provinciales para planificar esas rutas sin dejar de lado la misión principal de LADE. “La idea es compatibilizar esas cuestiones para que nadie se quede en el camino. Un movimiento puede aprovecharse para generar turismo y recursos que impacten en la economía regional. Nosotros vemos a LADE como un motor integrador regional y de desarrollo económico”, concluye.
Para la reserva y compra de boletos, LADE cuenta con una página web. Allí figura la frecuencia mínima que llevan adelante. “Argentina es un país muy grande. Hay nichos adonde no llega nadie. Nosotros debemos llegar y acompañar. Debemos estar presentes, como una herramienta más de la Fuerza Aérea Argentina para apoyar a la comunidad”, describe Vidal Arbeletche, para quien la pandemia en Argentina, en términos de operación militar y despliegue, es la guerra que le tocó vivir a las Fuerzas Armadas en tiempos de paz. “Se hicieron evidentes las capacidades de las Fuerzas. La capacidad de gerenciamiento, organización y logística. Las misiones se cumplieron y eso se seguirá haciendo”, finalizó.
*Esta nota fue producida y escrita por una miembro del equipo de redacción de DEF

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