“Los años de la pandemia quedaron atrás”: mucho entusiasmo pero también críticas en la 79° AGM de IATA
“Los años de la pandemia quedaron atrás y la gente está lista para explorar el mundo”, empezó Walsh, aunque, para ponerlo en perspectiva, las aerolíneas solo ganarán, en promedio, USD 2,25 por pasajero, lo cual, enfatizó con ironía el directivo “ni siquiera alcanzaría para comprar un boleto de metro en Nueva York”, por lo que este nivel de rentabilidad no es sostenible, “especialmente considerando que perdimos USD 70,6 por pasajero en 2020”.
Walsh siguió destacando que la velocidad de la recuperación es fuerte pero que hay desafíos como la inflación, los costos crecientes y la falta de mano de obra que ponen presión sobre la misma. Pero fue más allá y dijo que “lamentablemente, mucho de aquellos con los que hacemos negocios están contribuyendo a esas presiones”.
“Los fabricantes han sido demasiado lentos en tratar con los bloqueos de la cadena de suministro que están aumentando los costos y limitando nuestra capacidad para desplegar nuestros productos. Las aerolíneas están más que frustradas y se debe encontrar una solución”, dijo el director general de IATA.
Las petroleras fueron las segundas destinatarias de sus críticas, las cuales, dijo, “la pasaron muy bien a nuestra cuenta cuando el margen entre el precio del crudo y el combustible de aviación estaba en un pico histórico durante la mayor parte de 2022 y hasta abril de este año”.
“Y hay ejemplos muy graves de algunos aeropuertos y proveedores de servicios de navegación aérea trasladando sus ineficiencias a nosotros”, prosiguió Walsh, detallando que los primeros siguen incrementando sus tasas en hasta un 38%, mientras que los aumentos en los casos de la navegación aérea llegan al 63%, lo que sumará en Europa gastos por 1,9 mil millones de euros, sin que esto, se quejó Walsh, se traslade en mejores servicios.
Willie Walsh continuó su discurso celebrando las mejoras en la seguridad aérea a pesar de los desafíos, con la certificación IATA cumpliendo 20 años con más de 400 aerolíneas registradas, lo que lo consolidó como el estándar global en materia de seguridad operacional.
En esta área, el directivo también criticó a los organismos gubernamentales encargados de investigar accidentes aéreos informando que de 214 accidentes en los últimos cinco años, solo se han publicado los informes finales de 96, lo cual atenta contra la mejora continua dado que la industria previene futuros accidentes aprendiendo de los del pasado.
Nuevas regulaciones
Willie Walsh se refirió a cómo los estándares globales han sido claves para el éxito de la aviación, desde cuestiones como la seguridad hasta cómo se comercializa un pasaje. “Desafortunadamente esa apreciación no es universal entre los actores de la industria, entre ellos los gobiernos”, aclaró, diciendo que la fragmentación crece cuando ellos “no accionan globalmente, no implementan estándares o simplemente inventan soluciones locales”, poniendo como ejemplo a los llamados nuevos “derechos de los pasajeros”, sobre los cuales más de 100 jurisdicciones han desarrollado nuevas regulaciones que tienen como intención defenderlos, pero que solo redundarán en menor eficiencia y mayores costos.
Sobre esto, Walsh dijo que una encuesta reciente a más de 4.700 pasajeros en 11 mercados clave reveló que más del 96% de los pasajeros estaban satisfechos con su último viaje, con el 77% manifestando que los viajes aéreos daban un buen valor por su dinero.
“Claro que no todos los viajes son perfectos, hay lecciones que aprender de raros pero muy difundidos incidentes en los que los clientes no son tratados como deberían, pero los gobiernos están yendo más allá de lo razonable”, agregó, para pasar a referirse a lo que definió como el “infame” reglamento 261 de la Unión Europea que ha tenido un efecto contagio en países como Canadá y Estados Unidos, y que incluso podría extenderse a mercados como Australia, Latinoamérica y Medio Oriente, donde los gobiernos también están pensando en “sus propias innovaciones”.
En lo que respecta al camino hacia la neutralidad de carbono, Walsh insistió en que los gobiernos, proveedores e inversores no pueden ser solo espectadores de ese desafío, sino que cada uno tiene que apegarse a un rol y cumplir sus objetivos. En el caso de los gobiernos, solo se ve la imposición de tasas verdes a modo de greenwashing.
El incremento de la producción de SAF (combustibles sostenibles de aviación) debe ser una prioridad cuando cada gota producida hoy es consumida por la industria aerocomercial. “El problema no es la voluntad de las aerolíneas de usar SAF, sino la insuficiente producción para atender la demanda”, mencionó Walsh, indicando que “los gobiernos deberían estar peleándose para ser los primeros en la creación de empleos y estímulos a las economías locales” que traería la producción de SAF.
Walsh redondeó su discurso indicando cómo la aviación apoya a la economía global con USD 8,5 billones, esperando transportar 4,4 mil millones de pasajeros en 2023.
“En las dos horas de esta asamblea general habrá un millón de personas experimentando esta maravilla de nuestro tiempo”, dijo en referencia a la aviación. “Nos dedicamos a ser rentables, seguros, eficientes y sostenibles, porque cada arribo tiene la potencial de hacer que pasen cosas buenas en nuestro mundo”, concluyó.