Marco Palacios: «La revolución de los aviones fue una mentira flagrante»

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05/01/2020 02:55 – tumedio.news (Tier 3) – Nota –
Foto Mariano Fuchila

Los teléfonos dejaron de sonar. Fueron días de caos en Top Dest, de boom de ventas. Mucha gente decidió anticiparse al impuesto del 30% al turismo. Aquellos que no quisieron (o no pudieron) “ganarle” a la suba de precios, esperarán a que el mercado se acomode. “Nuestra industria se comporta como cuando anuncian una suba de nafta, los consumidores hacen tres cuadras de cola en una estación de servicio para ahorrarse ¼ de tanque. Los argentinos estamos acostumbrados a estos goles y buscamos estrategias para sortear los obstáculos”, confiesa Marco Palacios, un empresario con 52 años de recorrido en el sector de los viajes, ex presidente de la Cámara Argentina de Turismo y de la Asociación Argentina de Agencias de Viaje y uno de los miembros fundadores de la Feria Internacional de Turismo (FIT).
Cinco retratos con los de ídolos de Palacio visten una de las paredes de la oficina que le da la espalda a la icónica avenida Corrientes. Nelson Mandela, Julio Cortázar, Mahatma Gandhi y John Lennon. Todos están en blanco y negro. Junto a ellos, una señora de canas, sonrisa eterna y mirada honesta se destaca del resto. “Nada que sea moralmente incorrecto puede ser políticamente correcto”, se lee al pie del dibujo. Se trata de Dora Luisa Cardani de Palacios, “Mi mamá, la única que está en colores. Esa frase me la dijo cuando le conté que me iba a dedicar a la política partidaria”, recuerda Palacios, uno de los nombres que se mencionaron durante el armado del equipo de Alberto Fernández para ocupar el cargo de Ministro de Turismo, que finalmente cayó en manos de Matías Lammens.
“Mamá se quedó dormida hace cuatro años, me llamaron a las 3 am para decirme que había dejado de respirar. Ella me enseño a pensar. Me decía que nunca tenía que detenerme en lo que pasaba sino que debía analizar por qué pasaba. Esa enseñanza me ha servido a lo largo de mi vida personal y profesional”, confiesa el empresario. “Mamá fue la primera kinesióloga mujer en la Argentina. La extraño todos los días, corre por mis venas pero no la puedo abrazar”, se emociona este hombre que reparte su tiempo entre su actividad profesional y el armado de jardines, un hobbie que heredó de doña Luisa.
Periodista: ¿Se comunicó con usted alguien del Gobierno para ofrecerle la cartera de turismo?
Marco Palacios: Nadie se comunicó conmigo. Hay mucha gente que me quiere. Sabe quién soy. Mi nombre suena porque fui durante 12 años presidente de distintas asociaciones. Propuse y escribí en gran parte la Ley Nacional de Turismo (Ley 25997) que fue reglamentada en 2005 por Néstor Kirchner.

P.: ¿Hubiera aceptado el desafío?
M.P.: Si le digo que no le miento. Es como si yo le preguntase a usted si le gustaría ser el diez de la Selección Argentina. Con el producido del turismo bien manejado, sacamos al limpiavidrios de la calle. Una decisión que se tome en el Ministerio de Turismo repercute en un señor que alquila dos kayaks para turistas en el lago Epuyén. Mientras no se entienda esa génesis, todo el producido del sector se va por la vía equivocada. El problema mío es que no tengo contacto con la política, veo difícil llegar en algún momento a ser Ministro.

P.: ¿Cuáles deberían ser para usted los principales desafíos para potenciar al sector?
M.P.: Primero legislar todas las actividades pensando en potenciar a las empresas argentinas. A mí como empresario argentino me gusta competir con ventaja. Hay muchas empresas que vienen de afuera y operan en un gris, con reglas que no son claras. En el sector del turismo hay varias. Esto no puede suceder.
Los consumidores de viajes se comportan exactamente igual que cuando aumenta la nafta. Cuando anuncian un incremento, la gente hace cola dos cuadras para ahorrarse un cuarto de tanque»

P.: ¿A qué empresas se refiere?
M.P.: Prefiero no dar nombres. Hay centrales de reservas que poco a poco se están transformando en los dueños de los hoteles. Una conocida aplicación de reservas, empezó hace un mes en Estados Unidos a exigirle a los hoteles una comisión por todos los gastos que el pasajero realice con tarjeta de crédito o débito.

P.: ¿Es legal?
M.P.: Ellos lo pueden pedir, es legal claro. Está en uno aceptar o no. Pero no muchos empresarios están dispuestos a quedarse afuera del negocio. El sistema es muy cruel. Y el Estado tiene la obligación de regular y debería beneficiar a la industria doméstica. Si yo trabajo en el país, pago impuestos en el país, doy empleo en el país, es lógico que me pueda quedar con la porción más grande del queso.

P.: ¿Usted dice que no se logra comprender la importancia del sector en el engranaje de la economía doméstica?
M.P.: Turismo deja más plata que el petróleo. El turismo es la industria que más crece en el mundo, a excepción del tráfico de armas y drogas que no presentan balance. En España aporta el 15,8% del PBI. Estos números son extrapolares a la Argentina. Aquí no se termina de comprender la importancia que tiene la actividad. No hay conciencia. Es como un iceberg, se confunde la parte de arriba. Se ve a un señor tomando sol en una playa o esquiando en una montaña, pero la materia económica que hace que eso suceda es la parte que está abajo del agua. Nadie entiende que traer un grupo de 40 alemanes a la Argentina deja la misma plata que exportar un auto. Y si en vez de 40 fueran 80, o si se quedan dos semanas en lugar de una. Todo eso nadie se lo pregunta. Y me provoca un profundo dolor.

P.: ¿Comparte las ideas del actual Gobierno?
M.P.: Apoyo al actual Gobierno y comparto sus ideas.

P.: ¿Qué herencia le dejó al turismo el Gobierno anterior?
M.P.: Primero quiero aclarar algo: el Gobierno anterior ojalá no hubiera existido ni exista nunca más en la vida. Lo digo sin ponerme colorado. El gobierno macrista subestimó la actividad. Convirtieron el Ministerio en subsecretaría, le sacaron 4 mil millones de pesos al Improtur. En la gestión de Cristina Fernández se hacían 900 salidas anuales de promoción entre caravanas de empresarios y asistencia a ferias internacionales y durante la gestión de Macri se hicieron 90. Estos son apenas algunos ejemplos.

P.: ¿Está de acuerdo con el impuesto del 30%?
M.P.: Como empresario de viajes no quiero ningún impuesto. Seguramente nos va a afectar. Sin embargo, volviendo a la herencia, nosotros hemos sufrido mucho más.

P.: ¿A qué se refiere?
M.P.: Durante la primera quincena de 2015, el gobierno de Macri devaluó el 40% y eso se aplicó directo. Eso significaba más para el bolsillo del viajero del 30% que se aplica actualmente. Este nuevo impuesto se paga sobre el neto que se gira al exterior, en cambio en el caso anterior te pegaba directo sobre el precio de venta. En otras palabras, en la línea de comercialización hay entre un 25% y un 30% de márgenes entre ganancias e impuestos que no están alcanzados ahora y antes sí.
El turismo es la industria que más crece en el mundo, a excepción del tráfico de armas y el tráfico de drogas que no presentan balance»

P.: El turismo en la Argentina se vende con anticipación. Hoy tienen vendido el verano 2020. ¿Esto les da aire para aguantar los embates de este nuevo impuesto?
M.P.: No crea. Venimos de devaluación en devaluación y eso nos ha golpeado muchísimo los últimos años. Cuando creemos que tenemos aire rápidamente nos quedamos sin oxígeno. Es cíclico.

P.: ¿Qué segmento se resiente más con el impuesto?
M.P.: El de los viajes de corto recorrido al exterior. A ese pasajero le recortás el salario y se retrae; no viaja. En cambio, el pasajero de mayor poder adquisitivo tiene más margen.

P.: Se dice que el turismo es el camino de las dos vías (emisivo y receptivo). ¿Qué pasa si se resiente una de las dos?
M.P.: No existe el turismo sin ese equilibrio. Yo veo mucha falta de creatividad. Si una línea aérea tiene que poner una ruta entre Francia y la Argentina calcula en su plan de negocios, analiza cuántos pasajeros se lleva de acá y cuántos trae de allá. Si vos pones impedimentos en uno de los dos casos, la línea aérea va a reducir el fuselaje del avión (menos asientos) o cancelar frecuencias. Y si no hay conectividad, no hay turismo.

P.: ¿Cómo está la industria aerocomercial en la Argentina?
M.P.: En crisis. Es necesario urgente tener una aerolínea de bandera nacional fuerte, poderosa, que pueda abastecerte de los pasajeros cuando las otras líneas aéreas necesiten utilizar sus aviones para volar a otro lado porque acá no es rentable.

P.: ¿La industria low cost podrá sobrevivir en este ecosistema?
M.P.: Las low cost sobreviven en países como Estados Unidos o en Europa, donde hay un mercado inmenso. En la Argentina las low cost son totalmente nocivas. La revolución de los aviones fue una mentira flagrante. Estaba más cantado que la cumparcita, pidieron bajar el piso tarifario para poder vender más barato y reventar a Aerolíneas Argentinas. Los mismos funcionarios del Gobierno eran dueños de las compañías low cost, esto no es especulación mía, es información.
En el gobierno de Cristina se hacían 900 salidas anuales de promoción entre caravanas de empresarios y asistencia a ferias internacionales. Durante la gestión Macri se hicieron 90″

P.: ¿No es deslealtad comercial dejar exento a Aerolíneas Argentinas del impuesto del 30%?
M.P.: Por su puesto. No es la forma. No lo van a poder hacerlo, va a ser un desgaste innecesario.

P.: Fue uno de los mentores de la FIT. ¿Qué recuerda de aquellos tiempos?
M.P.: Fueron años hermosos. Promediaban los ’90 y con Emiliano Copertari contratamos al cordobés Enrique Pepino, que era desarrollador de ferias, para desarrollar la FIT. Me acuerdo que empezamos inflando los globos para la decoración de la primera expo en 1996 y con unos palitos sacábamos la bosta de los caballos que estaba metida entre las columnas de hierro del pabellón principal. Hoy la FIT está entre las diez ferias de turismo más importantes del mundo.

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