Vientos de cambio: la calle mostró la debilidad de Javier Milei con un reclamo que trasciende lo universitario

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letrap.com.ar Por Gabriela Pepe

MARCHA CONTRA EL AJUSTE

El gobierno libertario se contuvo de promocionar el veto a modo de provocación. Admitió como legítima la demanda presupuestaria. La oposición se subió a la ola.

La operación de desprestigio no surtió efecto. Como en abril, este miércoles, cientos de miles de personas volvieron a poner el cuerpo en las calles de todo el país en defensa de la universidad pública, la oposición aprovechó para subirse a la ola y el gobierno de Javier Milei, que viene sufriendo una caída de imagen, tuvo que volver a reconocer puertas adentro que enfrenta un conflicto difícil de domar.

El reloj de arena del votante libertario

Aunque en la previa había dejado trascender la amenaza, la Casa Rosada evitó la bravuconada de publicar el veto a la ley de financiamiento universitario mientras miles de personas se movilizaban al Congreso. Algunos funcionarios apenas se animaron a decir que la marcha fue “política” y que “el kirchnerismo” se había subido al reclamo “genuino” de los estudiantes.

“Era una marcha por las universidades públicas. Lo convirtieron en un acto kirchnerista. Con todo el tren fantasma en primera fila. Los responsables del fracaso usaron a estudiantes genuinos. Quieren volver a cualquier precio”, escribió en su cuenta de Twitter el subsecretario de Prensa, Javier Lanari, una vez terminado el acto.

En paralelo, el ecosistema de trolls oficialista lanzó el hashtag #LaMarchaDeCFK, para intentar bajarle el precio al reclamo. La convocatoria había sido más masiva de lo previsto y las encuestas dieron señales de alarma en Balcarce 50. Ni las acusaciones sobre supuestos “alumnos fantasma” o los señalamientos sobre la “politización” del reclamo amedrentaron el reclamo transversal de estudiantes, familias, adultos mayores y docentes que coparon el país.

La dirigencia política se subió a la ola anti-Javier Milei

Las fotos de octubre fueron similares a las de abril, pero en un clima económico mucho más caldeado. Como en la primera marcha, la dirigencia política participó desde el llano y acompañó a los estudiantes en la calle, dentro de sus espacios de referencia partidaria. Pero en la movilización, el reclamo subió algunos tonos. “¡Paro general, paro general”, tronó en la Plaza del Congreso entre las columnas sindicales.

Si aquella movilización de abril pudo ser el primer gran quiebre del Gobierno con la sociedad, la de este miércoles reforzó el sendero, mientras las encuestas ya muestran un sentimiento de desencanto creciente hacia el oficialismo y de enojo con sus políticas dirigidas al sector universitario.

Horas antes de la marcha, la consultora Analogías publicó un estudio que reveló que el 84,3% de los encuestados tiene una imagen positiva de la universidad pública, contra un 10,9% que cree que su imagen es negativa. Además, casi el 60% apoya la ley de financiamiento universitario. En la misma línea, una encuesta de CEOP mostró que el 68,6% está en desacuerdo con el veto a esa norma.

Cristina Fernández de Kirchner salió al balcón del Instituto Patria para saludar los militantes que coreaban su nombre desde la calle. Pero esta vez, la expresidenta fue un poco más allá y no solo se limitó a dar un apoyo gestual. Poco frecuente, orquestó una declaración ante la prensa. “Es la movilidad social ascendente, ser una Argentina diferente. Y lo vamos a volver a conquistar”, lanzó en diálogo con C5N. Las palabras de CFK resuenan con fuerza, un día después de su aparición en La Matanza, que hizo crecer las especulaciones sobre su eventual candidatura a diputada, en 2025.

Sergio Massa también volvió. En silencio desde diciembre, el excandidato presidencial había participado de la marcha de abril y repitió su aparición, en medio de la columna del Frente Renovador, con selfies incluidas. Lo mismo corre para La Cámpora, que aportó una columna de militantes y la presencia de dirigentes como los senadores Wado de Pedro y Mariano Recalde.Para el radicalismo, la postal también se repite. El senador Martín Lousteau volvió a encabezar la columna de la UCR, con dirigentes ligados a la militancia universitaria. También participaron de la marcha diputados como Facundo Manes y Martín Tetaz, que le envió un duro mensaje al Gobierno. “Los 33 vamos a defender al financiamiento”, dijo sobre la ley, que el Gobierno se encaminaba a vetar.

Fue novedad la presencia en la marcha de Elisa Carrió y de Horacio Rodríguez Larreta. En abril, el exjefe de Gobierno porteño había enviado su apoyo a la convocatoria y hasta se había fotografiado frente a una facultad, pero no había participado porque estaba de viaje en el exterior. Esta vez, se mezcló entre los manifestantes y hasta recibió algún insulto aislado. En tanto, la líder de la Coalición Cívica participó de una foto junto a los principales dirigentes de su espacio, que concurrieron a la primera marcha sin su líder.

La advertencia del PRO

“No saben dónde se metieron. Esto de las universidades recién empieza, no van a parar. Van a terminar con las facultades tomadas, puede ser un desastre”, le advirtió al Gobierno un importante referente del PRO, que no da por sentado que el bloque de Diputados que responde a Mauricio Macri vuelva a respaldar el veto presidencial como lo hizo con las jubilaciones. Ya lo hizo saber en público el jefe del bloque, Cristian Ritondo.

Cerca del expresidente dicen que Milei “no tiene idea” de cómo manejar la crisis universitaria y temen por las consecuencias, sobre todo en la Ciudad, su bastión electoral, y la provincia de Buenos Aires. “Acá tenemos la UBA y en la provincia las universidades del conurbano. ¿Cómo ponemos la cara? Nos van a matar”, apunta el mismo dirigente.

En las puertas del año electoral

La crisis universitaria corona una serie de decisiones con alto costo político para el Gobierno, que ya mostró su desgaste en las últimas semanas. El veto al aumento a los jubilados, el asado de Olivos, el show junto a Susana Giménez mientras se difundía el escandaloso número de pobreza y el acto partidario en el Parque Lezama forman parte de un derrotero con impacto en las encuestas, y empujan a la oposición al diálogo para articular respuestas que podrían terminar, en 2025, con la articulación de una oferta electoral.

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