[Opinión] ASPO/DISPO extendido hasta el 11 de octubre: todo sigue igual con los vuelos en Argentina  

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Ayer se publicó en el Boletín Oficial el Decreto 754/2020, el cual vuelve a extender la batería de medidas tendientes a combatir la expansión del COVID-19 en la República Argentina, entre las cuales se encuentran la suspensión de todas las actividades relacionadas con el transporte público interjurisdiccional e internacional y el turismo.

Así también se mantiene la prohibición de ingreso al territorio nacional de personas extranjeras no residentes en el país a través de puertos, aeropuertos, pasos internacionales, centros de frontera y cualquier otro punto de acceso.

Es por eso que al margen de los rumores, de las esperanzas de miles de personas que dependen de la aviación comercial y de las buenas intenciones que al menos discursivamente han mantenido los titulares del ministerio de Transporte, del de Turismo y la Administración Nacional de Aviación Civil en las últimas semanas a través de entrevistas a medios generalistas y el tan esperado webinar de IATA, la realidad es que el transporte aéreo regular se mantiene en «animación suspendida» tanto a nivel doméstico como internacional, poniendo a la Argentina en una situación casi única entre los grandes mercados latinoamericanos junto a nada más y nada menos que Venezuela, con todo el simbolismo político que ello acarrea (y que también valió el comentario, luego aclarado, del nuevo «enemigo público número uno» del sindicalismo aeronáutico local: Peter Cerdá, VP de IATA para las Américas).

Es por eso que durante este lunes las compañías aéreas empezaron a cancelar vuelos ya comercializados hasta el 11 de octubre.

Brasil, Chile y México nunca suspendieron los vuelos; Perú, Ecuador, Bolivia y Uruguay ya los han venido reanudando en los últimos dos meses (en el primer caso a nivel doméstico), al igual que varias naciones centroamericanas; Colombia, otro gran caso testigo, reanudó las operaciones domésticas el 1 de septiembre y las internacionales el 19.

Casi con orgullo las autoridades argentinas habían manifestado que para septiembre se habían aprobado unos 90 vuelos «especiales». Pero si consideramos que durante el mismo mes de 2019 se habían realizado 18.956 vuelos, y que en otros países de la región durante la primera etapa de reanudación la actividad se mantuvo a niveles de entre el 5% y 10% prepandemia, en Argentina tendrían que haberse registrado al menos diez veces más la cantidad de vuelos «autorizados».

Al sector de la industria que depende de que los vuelos se reanuden para tener ciertas perspectivas de supervivencia le queda la esperanza de que en los próximos días se apruebe a nivel nacional alguna reglamentación complementaria que exceptúe a los servicios aéreos del ASPO/DISPO (Aislamiento / Distanciamiento Social, Preventivo y Obligatorio). Varias provincias ya habrían manifestado su predisposición a que eso ocurra, mientras que diez se se pronunciaron en contra.

La semana pasada habíamos destacado desde Aviacionline la experiencia de la provincia del Chaco, la cual tiene vuelos «especiales-regulares» de Aerolíneas Argentinas desde hace tres meses sin que se hayan detectado casos positivos a bordo ni brotes relacionados a los mismos.

¿Qué impediría trasladar ese ejemplo al resto de las jurisdicciones? ¿Puede el país seguir dándose el lujo de actuar con tanta irresponsabilidad y falta de compromiso hacia una industria clave como la aerocomercial luego de mantenerla 6 meses con las alas cortadas?

Salvo que uno, contra su voluntad, se anime a poner en la balanza otros factores económicos o políticos tan enraizados en nuestro ser nacional, cuesta creer que los acontecimientos hayan tomado semejante curso.

Ojalá todavía pueda rectificarse.

Quienes amamos sinceramente a la aviación comercial así lo deseamos.

Fuente: aviacionline.com

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