PARO AERONÁUTICO: LA LLAMADA DE ÚLTIMO MOMENTO QUE HIZO CAER LA NEGOCIACIÓN

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Los tres gremios que decidieron la medida de fuerza en Aerolíneas e Intercargo habían llegado el martes a un acuerdo de un incremento salarial moderado. Pero desde Economía desautorizaron todo.

La reunión, en la tarde del martes, se extendió por más de cuatro horas en la sede del ex Ministerio de Trabajo, sobre la avenida Alem. A las 15.00 arribaron los titulares de los tres gremios aeronáuticos que la semana pasada habían convocado al paro de este miércoles: Pablo Biró (pilotos), Edgardo Llano (personal de tierra) y Rubén Fernández (personal superior) junto a una decena de acompañantes que presentaron como integrantes de las comisiones directivas.

Por Aerolíneas asistió la plana mayor, encabezada por Fabián Lombardo y por Intercargo estuvo el secretario de Transporte, Franco Mogetta. La tercera pata era la mediadora designada por Trabajo. Un dato al margen: en una sala, al lado, negociaban los gremios docentes si la semana que viene arrancan o no las clases.

En el caso de los aeronáuticos, todos son viejos conocidos: los tres caciques están al frente de sus respectivos gremios desde hace una o dos décadas (Biró, el más «nuevo», encabeza APLA desde enero de 2013).

Lombardo, presidente de Aerolíneas desde hace tres meses, también es unveterano: entró a Aerolíneas en 2009, con la gestión de Mariano Recalde, y permaneció allí hasta diciembre de 2015. Se fue los cuatro años de Macri a trabajar a líneas aéreas de Brasil y Portugal y regresó a Aerolíneas como director comercial en diciembre de 2019, convocado por la conducción que los siguientes cuatro años encabezó Pablo Ceriani.

Hay otro viejo conocido de todos, que ayer no participó: se trata de Ricardo Cirielli, el conductor de APTA (técnicos aeronáuticos). Cirielli integra junto con los otros tres gremios la alianza «Sindicatos Aeronáuticos Unidos», pero APTA decidió no ir al paro. Cirielli, quien en 2001 protagonizó un histórico paro de su gremio contra la conducción española de Aerolíneas, esta vez consideró que era «demasiado pronto» para romper lanzas con el Gobierno.

En el relato, a Aerolíneas no le va mal: la conducción de La Cámpora comunicó a viva voz, poco después del balotaje de noviembre, que la línea aérea no necesitó subsidios del Estado durante la segunda mitad de 2023 y que además le iba a dejar a la nueva administración una caja de 350 millones de dólares, compuesta por la venta adelantada de los pasajes de la temporada alta y un bono de 100 millones de dólares (de los cuales la mitad había sido suscripto por el propio Estado, a través de la Anses).

Ese relato aguantó exactamente hasta hoy: el paro aeronáutico puso, blanco sobre negro, que para poder dar un aumento de sueldo modesto (equiparaba al que habían obtenido los estatales de UPCN) se necesita de los subsidios del Gobierno, tal como lo relató el propio Rubén Fernández.

«Nos convocaron a Trabajo a las 15.00, luego de que nos adelantaron la posibilidad de un acuerdo que habíamos gestionado los tres gremios el día anterior», dijo Fernández, en una conferencia de prensa en la sede de Pilotos. «Se discutió y se avanzó muchísimo y finalmente se firmaron actas. En realidad las firmamos nosotros: eran dos actas y queda pendiente una tercera, cuando se demoró la situación. En ese momento un funcionario dice nos están llamando».

El funcionario era Mauricio González Botto, quien responde al Jefe de Gabinete, Nicolás Posse. Los gremialistas no sabían quién era, pero cuando González Botto regresó de su llamada telefónica quedó claro que la reunión se había terminado.

«Vuelve y dice que el ministro de Economía, Toto Caputo, había desautorizado«, agregó Fernández. «Todo lo que habíamos charlado, todo lo que se estuvo trabajando con funcionarios del Gobierno que accedieron a una negociación se terminó rompiendo».

A partir de ahí, la conferencia de prensa pasó a ser una diatriba de los gremios contra el ministro de Economía y contra los fondos de inversión extranjeros que, en la visión de los gremios, quieren quedarse con Aerolíneas por monedas para luego desguazarla y dejar liberada la competencia.

En los hechos, el propio Javier Milei ha sido quien alentó esa versión de los gremialistas, al disponer a través del DNU 70 la eliminación de todos los artículos legislativos que blindan a Aerolíneas tanto de la competencia exterior como interna.

Aquella protección legal no la inventó el kirchnerismo (comenzó con el gobierno de facto de Onganía) pero la reestatización de 2008 fue la que estableció por ley la obligación del Estado de otorgar subsidios a Aerolíneas.

La desautorización de Caputo no sólo confirmó que no alcanza con la facturación de la empresa, que necesita fondos del Gobierno para poder seguir operando. ¿Cuántos? En marzo Aerolíneas debería presentar su balance de 2023, auditado por una firma internacional independiente. Ahí ser verá cuánto hay de números reales y cuánto de relato.

Los gremialistas no ocultaron la incomodidad en la que se están moviendo en estas horas. Se quejaron de que eran ellos los que querían dialogar y que no tienen interlocutores en el Gobierno. Biró evitó declaraciones incendiarias y se limitó a esbozar que lo que sigue para adelante podría tener un nuevo mojón durante la Semana Santa.

Lombardo fue el último en retirarse de la reunión en Trabajo, pasadas las 19.30. Cuando asumió, hace dos meses y dos días, respondía a Guillermo Ferraro, el renunciado ministro de Infraestructura, y hoy, en teoría, su responsable directo es el cordobés Mogetta. Tras la reunión de ayer quedó claro que todo lo que haga en Aerolíneas depende del visto bueno de Economía.

Foto Diego Dominelli – Fuente: identidadcorrentina.com.ar

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