La industria aérea vaticina una bajada en las perspectivas de ganancias para el ejercicio de 2019 y vuelve a recortar sus previsiones de beneficios, que se sitúan ahora en 28.000 millones de dólares (25.000 millones de euros), lo que supone un 21,1% menos en comparación con las estimaciones anteriores publicadas en diciembre.
El aumento del combustible y las tensiones comerciales por el aumento de aranceles ha ralentizado la demanda aérea, señala la IATA, como ya informó preferente.com (IATA avisa: los beneficios de la industria bajarán por la pugna comercial). Esta nueva estimación, dada a conocer durante la 75 asamblea de la IATA celebrada estos días en Seúl, implica una caída del 6% con respecto al beneficio neto de las aerolíneas a nivel mundial en 2018, que estima en unos 30.000 millones de dólares (26.791 millones de euros).
La asociación redujo en diciembre de 2018 a 35.000 millones de dólares (31.360 millones de euros) los beneficios previstos para 2019 para las compañías aéreas, frente a los 38.000 millones de dólares (34.000 millones de euros) que esperaba en 2018. Para este 2019, la IATA espera que los costes aumenten un 7,4%, superando el crecimiento del 6,5% en ingresos, que cifra en 865 millones de dólares (722,4 millones de euros), con un alza del 12,8%.
Además, la IATA prevé que el barril de Brent se sitúe en los 70 dólares de media, algo por debajo de los precios del pasado año, pero un 27,5% más caro que en el año 2017 (54,9 dólares/barril). Como consecuencia, se vaticina que los márgenes netos se reduzcan al 3,2% este año, frente al 3,7% de 2018. La ganancia por pasajero también será menor de 6,12 dólares por viajero (6,85 dólares en 2018), según los cálculos actualizados de la asociación.
Por otro lado, cabe destacar que existe una brecha importante en la rentabilidad entre el desempeño de las aerolíneas en América del Norte, Europa y Asia-Pacífico y el de África, América Latina y Oriente Medio. Para la patronal la “buena noticia” es que las aerolíneas han roto con la dicotomía de auge/caída, puesto que una recesión en el entorno comercial ya no sumerge a la industria aérea en una crisis profunda (La IATA vaticina un año negro con quiebras de aerolíneas).