Si vis pacem, compra aviones: Flybondi, Aerolíneas Argentinas, JetSMART y la lógica paradójica de la eficiencia

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El fin de la excepción argentina
Con la confirmación de los planes de flota de Flybondi para 2027, la combinación de máxima densidad y precisión quirúrgica en la selección de material de los tres operadores más grandes del mercado argentino indica que la lógica lineal de la guerra de precios y flota única ya no sirve; ahora rige la lógica paradójica del conflicto, en la que el caos logístico de hoy asegura la supervivencia de mañana.
Uno de los libros que marcó mi formación es el maravilloso Strategy: The Logic of War and Peace, de Edward Luttwak. En él, sostiene que a diferencia de la lógica lineal de la vida cotidiana (donde la eficiencia conduce al éxito), el conflicto se rige por una lógica paradójica en la que la opción más eficiente resulta peligrosa por ser predecible, lo que exige sorpresas “ineficientes” para derrotar a un enemigo capaz de adaptarse.
La confirmación de los detalles finos de la orden de flota de Flybondi valida empíricamente la teoría del conflicto de Luttwak aplicada a la aviación comercial. La low cost tiene un plan de incorporación de hasta 35 aviones de última generación: 15 Airbus A220-300 firmes (más 5 opciones) y 10 Boeing 737-10 firmes (más 5 opciones). Este movimiento dinamita cualquier análisis lineal sobre el mercado doméstico.
Fiel a sus postulados, Luttwak dice que «un camino malo es mejor que uno bueno si el enemigo nos espera en el bueno». Para Flybondi, el «camino bueno» —la eficiencia de la flota única de 737-800— se había convertido en una trampa mortal: al final de esa ruta, en 2027, la esperaban la obsolescencia técnica y dos gigantes armados hasta los dientes. Ante este abismo, la compañía abrazó la Lógica Paradójica: eligió deliberadamente la pesadilla logística de operar dos fabricantes distintos, entendiendo que la complejidad es el único escudo posible contra la aniquilación y la única llave para abrir mercados donde sus rivales no pueden entrar.
El mercado argentino se ha configurado en un triángulo de presión extrema donde cada vértice juega una estrategia de supervivencia distinta ante el colapso de la infraestructura y el cambio de paradigma económico. Que comiencen, entonces, los juegos del hambre.
Aerolíneas Argentinas: la neutralización de la «Wunderwaffe»
El Estado diseñó su estrategia 2027 basándose en una ventaja de hardware. Su futuro MAX 10 de 212 asientos estaba destinado a ser lo que en la doctrina militar alemana se conocía como Wunderwaffe (arma maravillosa): un martillo de volumen capaz de aplastar los costos unitarios de cualquier rival con un revenue optimizado en dos clases. Sin embargo, Luttwak advierte que «la paradoja de la estrategia es que el éxito tiende a derrotarse a sí mismo al alertar al enemigo».
El anuncio de Aerolíneas alertó a Flybondi, y la respuesta fue una escalada simétrica. Al asegurar hasta 15 unidades del mismo Boeing 737 MAX 10 —pero configurados al límite de certificación de 230 asientos—, la privada neutralizó la ventaja tecnológica estatal. En 2027, la «Wunderwaffe» de Aerolíneas será el estándar del mercado. Si ambos operadores despliegan la misma máquina en la ruta a Bariloche, la victoria ya no la decidirá el «fierro», sino la ejecución marginal. Aerolíneas perdió parte de su ventaja estratégica antes de recibir el primer avión.
Simultáneamente, la aerolínea de bandera enfrenta su propia crisis interna: el fin del subsidio cruzado. Históricamente, las ganancias de algunas rutas financiaban la ineficiencia operativa de los Embraer E190. Con JetSMART y Flybondi metiendo aviones de 230 /240 plazas en las rutas troncales, los márgenes se comprimen y la «vaca lechera» se seca.
Aunque no esté oficializado, el retiro de los E190 es una inevitabilidad contable: con un foco innegociable en la generación de ingresos y la ausencia de subsidios del Tesoro, Aerolíneas no puede sostener una flota de 96 asientos en un mercado de tarifas pesificadas.
Flybondi y la Complejidad Controlada
¿Por qué Flybondi elegiría el «camino malo» de duplicar sus cadenas de suministro con Airbus y Boeing? La respuesta reside en la tesis de «Complejidad Controlada». Flybondi entendió que no puede ganar la guerra del costo puro (CASK) contra la escala regional de JetSMART: debe ganar la guerra del Ingreso (RASK) en dos frentes simultáneos.
- El Frente Doméstico (MAX 10): Sus 10 Boeing 737-10 son la defensa estática. Están 10 asientos por debajo del A321neo de JetSMART y superan al MAX 10 de Aerolíneas en densidad.
- El Frente Táctico (A220-300): Sus 20 Airbus A220 son la maniobra de flanco. Mientras los gigantes abandonan la media densidad, Flybondi ocupa ese vacío con un avión de 160 asientos que combina la economía de un regional con el alcance de un transcontinental.
Aquí es donde la estrategia de Flybondi revela su profundidad Luttwakiana: atacar el vacío que deja el enemigo. Con el potencial retiro progresivo de los Embraer E190, Aerolíneas Argentinas abandonará forzosamente su capilaridad, dejando rutas huérfanas o mal servidas por aviones demasiado grandes (737-800/MAX) que vuelan a pérdida. La alternativa de mantener los E190 no es mucho mejor desde lo financiero: mantiene la conectividad, pero paga un alto precio por la presencia.
El Airbus A220-300 es la herramienta perfecta para esta conquista. Tiene «piernas largas» (rango suficiente para llegar al Nordeste de Brasil) pero «apetito chico» (costos de viaje similares a un E195-E2). Esto le permite a Flybondi abrir mercados secundarios en Brasil, Paraguay y Uruguay que hoy son inviables para los MAX 8 o A320 de la competencia.
Mientras Aerolíneas se atrinchera en el cabotaje troncal para defender su volumen, Flybondi utiliza el A220 para flanquearla internacionalmente, capturando flujos de dólares en rutas regionales donde será el único operador eficiente. Es una aplicación de libro de la «Maniobra Indirecta» de Luttwak: golpear donde el enemigo no tiene defensas rentables.
JetSmart y el Muro de Infraestructura
Mientras Flybondi y Aerolíneas juegan al ajedrez futuro, JetSMART aplica la fuerza bruta del presente. Su flota mixta de A320ceo (infantería ligera) y A321neo (artillería pesada de 240 asientos) le permite presionar ahora. Tiene dos años para hacer sola lo que la competencia recién podrá hacer en 2027.
Sin embargo, el crecimiento de los tres actores choca contra un muro físico: el Aeroparque Jorge Newbery. La migración masiva hacia el Up-gauging trae un problema geométrico. Un MAX 10 o un A321neo consumen más espacio de plataforma que un 737-800. En 2027, la congestión en tierra será el nuevo cuello de botella.
No importa cuántos aviones compren; si no entran en la manga, la eficiencia de vuelo muere en el asfalto. Aquí, nuevamente, el A220 ofrece una ventaja marginal: su menor envergadura y huella en plataforma le permiten operar en posiciones donde los gigantes de 212/ 230/ 240 asientos no entran, otorgándole a Flybondi una flexibilidad operativa crítica en un aeropuerto que, pese a los constantes esfuerzos de su concesionario, marcha repetidamente al colapso.
El impacto en el pasajero: la nueva geografía tarifaria
Pero ¿cómo repercute esta carrera armamentista en el bolsillo del usuario? La teoría económica clásica sugiere que un aumento masivo de oferta baja los precios. Sin embargo, en la lógica paradójica de Luttwak, el resultado puede ser distinto.
Para el año 2027, se vislumbran dos fenómenos tarifarios contrapuestos que definirán la dinámica del mercado. Por un lado, se desatará una guerra en las rutas troncales (como Bariloche o Iguazú), donde la saturación de asientos provocará una competencia de precios salvaje, impulsada por la necesidad imperiosa de llenar aeronaves de 212/ 230/ 240 plazas.
En contraste, surgirá un monopolio en los flancos dentro de las nuevas rutas regionales o domésticas secundarias operadas por el A220; en este segmento, Flybondi podría ejercer un poder de fijación de precios superior al ser el único operador con el avión adecuado para la ruta, lo cual le permitiría subsidiar su guerra de tarifas en los tramos troncales.
El fin de la Pax Argenta
El mercado doméstico argentino se encamina decididamente hacia un sistema multipolar violento, marcando el fin de la estabilidad imperial. En este nuevo escenario, cada actor adoptará una postura de combate distinta: Aerolíneas Argentinas se volcará a una pelea por volumen para compensar la falta de subsidios, mientras que JetSmart basará su estrategia en la eficiencia pura y el pragmatismo comunal. Finalmente, Flybondi competirá mediante una asimetría híbrida, asumiendo riesgos operativos extremos con el objetivo de ganar flexibilidad táctica frente a sus rivales.
Los tres actores entendieron que la paz de los 180 asientos era insostenible. La ventana de dos años hasta 2027 no será tranquila; será una carrera de ingeniería financiera y operativa. La lógica lineal murió, y le da paso a una guerra de la densidad en una infraestructura que tiene todos los números para quedar chica muy pronto, mientras Flybondi entendió que su mejor defensa es un ataque múltiple. La historia no ha sido benévola con aquellos que eligieron pelear en dos frentes. Pero en el universo de la lógica paradójica, todo es posible.



