A 8 años del accidente del vuelo Germanwings 9525: un análisis de la tragedia y sus causas

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El 24 de marzo de 2015, el vuelo 9525 de Germanwings se estrelló trágicamente en los Alpes franceses, matando a las 150 personas a bordo. La investigación que siguió reveló una serie de factores que llevaron al desastre, incluido el papel del copiloto Andreas Lubitz y su historial.

El vuelo y el accidente

El vuelo 9525 de Germanwings, un Airbus A320, despegó desde Barcelona, España, en ruta hacia Düsseldorf, Alemania. Después de alcanzar su altitud de crucero FL380 a las 10:27, el vuelo 9525 de Germanwings confirmó una ruta directa al punto de referencia IRMAR en su último contacto de radio a las 10:30. Poco después, el capitán abandonó la cabina, pidiendo al copiloto que se encargara de las comunicaciones de radio.

A las 10:30:53, la altitud seleccionada en la unidad de control de vuelo (FCU) cambió de 38,000 pies a 100 pies, haciendo que el piloto automático cambiara al modo OPEN DES y el autoempuje entrara en el modo THR IDLE. El avión comenzó a descender, con la velocidad de ambos motores disminuyendo. La velocidad y la tasa de descenso del avión aumentaron, con una tasa de descenso promedio de alrededor de 3,500 pies/min.

Germanwings 9525
A las 10:33:47, el control de tráfico aéreo preguntó sobre el nivel de crucero autorizado del vuelo, mientras el avión descendía a 30,000 pies, pero el copiloto no respondió. A pesar de varios intentos del controlador y del sistema de Defensa Aérea francés para contactar al vuelo, no hubo respuesta.

Mientras el avión continuaba descendiendo, el capitán intentó contactar al copiloto y se grabaron ruidos fuertes, similares a alguien golpeando la puerta de la cabina. Mientras el sistema de advertencia de proximidad al suelo (GPWS) emitía el comando “Terrain, Terrain, Pull Up, Pull Up”, el avión finalmente se estrelló en una pendiente rocosa a una altitud de 1,550 metros.

Germanwings 9525Germanwings 9525Se enviaron de inmediato equipos de búsqueda y rescate, pero no se encontraron sobrevivientes entre los escombros.

El papel y antecedentes de Andreas Lubitz

La investigación se centró en las acciones del copiloto Andreas Lubitz, quien estaba solo en la cabina durante el descenso. Los datos de la grabadora de voz de la cabina revelaron que el capitán había salido de la cabina por un breve período y Lubitz impidió que vuelva a entrar. Lubitz entonces ajustó manualmente el piloto automático para hacer descender el avión hacia las montañas.

Los investigadores profundizaron en los antecedentes de Lubitz, descubriendo un historial de problemas de salud mental. Se descubrió que Lubitz había experimentado episodios de depresión e incluso había tomado tiempo libre de su entrenamiento como piloto debido a estos problemas. A pesar de esto, el examinador médico de la aerolínea lo consideró apto para volar.

La investigación y sus hallazgos

A medida que se desarrollaba la investigación, quedó claro que Lubitz había estrellado el avión deliberadamente. Esta conclusión se basó en los ajustes manuales del piloto automático, la puerta de la cabina cerrada y la falta de problemas mecánicos en el avión. Luego, el enfoque se centró en comprender los factores que llevaron a las acciones de Lubitz y cómo se podría haber evitado la tragedia.

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Los investigadores descubrieron que Lubitz había visitado a varios médicos en los meses previos al accidente, quejándose de problemas de visión y ansiedad. Algunos de estos profesionales médicos lo consideraron no apto para volar, pero sus recomendaciones no fueron comunicadas a Germanwings ni a las autoridades de aviación debido a las estrictas leyes de privacidad del paciente en Alemania.

La investigación provocó una revisión de las regulaciones de aviación, especialmente en lo que respecta al control de la salud mental de los pilotos y los protocolos de seguridad en la cabina. En respuesta, muchas aerolíneas implementaron una regla de cabina de dos personas, que requiere la presencia de dos personas autorizadas en la cabina en todo momento.

El trágico accidente del vuelo 9525 de Germanwings generó preocupaciones y provocó críticas sobre el impacto negativo potencial del modelo de aerolíneas de bajo costo en la salud mental de los pilotos y la seguridad general de los vuelos. Los críticos argumentan que el enfoque implacable en las medidas de reducción de costos y el mantenimiento de horarios ajustados en las aerolíneas de bajo costo podría generar una presión indebida sobre los pilotos y miembros de la tripulación, lo que lleva a un aumento del estrés y la fatiga.

¿Es el modelo low-cost el culpable?

En un entorno donde las aerolíneas priorizan la reducción de gastos, hay una parte de la industria que respalda la idea de que el apoyo y monitoreo de la salud mental de los empleados puede verse comprometido. Los períodos de descanso adecuados y el acceso a recursos de atención de salud mental podrían pasarse por alto en la búsqueda de la eficiencia operativa, dejando a los pilotos más susceptibles a problemas de salud mental.

Además, la naturaleza competitiva de la industria de la aviación puede llevar a los pilotos que trabajan para aerolíneas de bajo costo a temer las repercusiones de revelar sus problemas de salud mental. Esta preocupación puede desanimarlos a buscar ayuda o informar sus problemas a sus empleadores o autoridades de aviación, ya que podrían preocuparse por poner en riesgo sus carreras.

El caso de Lubitz ha provocado una reevaluación de las prioridades dentro del modelo de aerolíneas de bajo costo. Destaca la necesidad de un enfoque más equilibrado que considere el bienestar de los pilotos y miembros de la tripulación como un factor crucial para garantizar la seguridad de los vuelos.

Como resultado, muchos en la industria de la aviación han pedido un mayor énfasis en el monitoreo de la salud mental, un mejor acceso a recursos de apoyo y el establecimiento de una cultura más abierta que aliente a los pilotos a discutir sus preocupaciones de salud mental sin temor a represalias.

Fuente: aviacionline.com
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