Activistas de Greenpeace interrumpen la feria EBACE en Ginebra y piden la prohibición de los jets

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Alrededor de un centenar de activistas de 17 países de organizaciones medioambientales como Greenpeace, Stay Grounded, Extinction Rebellion, Scientist Rebellion y otras han interrumpido esta mañana en la feria aeronáutica de jets privados European Business Aviation Convention & Exhibition (EBACE), que ha comenzado hoy en Ginebra y que acabará el jueves 25, para exigir la prohibición de los jets privados.

Según el comunicado de prensa de Greenpeace, que reproducimos a continuación en su mayor parte, la protesta se produce tras una serie de manifestaciones en los últimos meses contra los jets privados, entre ellas en el aeropuerto Schiphol de Ámsterdam, y diferentes acciones de la campaña Make Them Pay.

Los activistas se han colocado pacíficamente en la puerta de entrada de jets privados que se exhiben en el evento empresarial, celebrado en el aeropuerto de Ginebra, y se han encadenado a las escaleras de embarque de los jets y a la entrada de la exposición para impedir la entrada de posibles compradores. Por otra parte, los manifestantes han pegado en los aviones gigantescas etiquetas de advertencia, al estilo de las que podemos encontrar en las cajetillas de tabaco, en las que clasifican estos aviones de tóxicos y advierten que “los jets privados están quemando nuestro futuro”, “matando nuestro planeta” y “alimentando la desigualdad”.

Además, los activistas han difundido mensajes en los que han subrayado las dramáticas repercusiones de los jets privados en nuestro planeta y han denunciado la hipocresía de promover la aviación privada en medio de una creciente desigualdad social y una crisis climática sin precedentes.

Klara Maria Schenk, responsable de la campaña Mobility for All, de Greenpeace, ha declarado: «Las personas más ricas de Europa han descorchado champán a puerta cerrada en esta feria durante más de 20 años mientras se disparaban las ventas de jets privados, y con ellas, la contribución a la crisis climática. Mientras tanto, el resto de la ciudadanía está realizando esfuerzos para reducir las emisiones y son las personas más vulnerables quienes más sufren el impacto de la crisis climática. Ya es hora de que las administraciones pongan fin a estas emisiones injustas y excesivas y prohíban los jets privados».

Según distintos estudios, los vuelos privados producen unas 10 veces más CO2 que un vuelo comercial por pasajero-kilómetro y causan cantidades desproporcionadas de contaminación por micropartículas y ruido, perjudicando la salud, la calidad de vida, el medio ambiente y el clima. Además, según un estudio encargado por Greenpeace CEE, las emisiones de CO2 provocadas por el tráfico de jets privados en Europa han alcanzado niveles récord en los últimos años.

Mientras las personas más ricas y privilegiadas utilizan el transporte más contaminante e injusto que existe, sólo para ahorrarse unas pocas horas de viaje y en ocasiones solo minutos, el 80% de la población mundial nunca ha volado, pero se lleva la peor parte de la crisis climática. Un estudio de Oxfam indica que 20 millones de personas se ven desplazadas cada año por condiciones meteorológicas extremas, obligadas a huir de sus hogares debido a las sequías e inundaciones causadas y agravadas por la crisis climática.

Además, las emisiones de los jets privados no están actualmente reguladas como tales en Europa y quedan excluidos en gran medida de la legislación de la UE concebida para hacer frente a las emisiones de gases de efecto invernadero, a pesar de que es innegable que los jets privados son el medio de transporte que más contamina, consume más energía y es más injusto por pasajero y kilómetro.

Se prevé que las ventas de jets privados alcancen su nivel más alto este año, lo que supondrá una carga cada vez mayor para el planeta. Según un informe reciente, la flota mundial de jets privados se ha duplicado en las dos últimas décadas. Por otro lado, el valor total de los aviones privados vendidos en la última década se estima en unos 241.000 millones de dólares.

Nota de Greenpeace

No se ha pretendido interrumpir el tráfico aéreo comercial en el aeropuerto de Ginebra. Los activistas decidieron no entrar ni cruzar las pistas en ningún momento y sólo acceder a las vías de servicio. Esto no ha interferido en modo alguno con la operación segura de los vuelos. Los activistas han informado inmediatamente a las autoridades aeroportuarias (control del tráfico aéreo y policía) al comienzo de la acción y mantienen un contacto permanente con ellas para evitar cualquier situación peligrosa o interpretación errónea por parte de las autoridades aeroportuarias del alcance y el propósito de la actividad en curso.

Fuente: aerotendencias.com

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