Asado y hambre
enorsai.com.ar / Jueves 19 de septiembre de 2024 | 16:45
El 17 de septiembre, el presidente honró a los 87 “héroes” que permitieron avanzar en un nuevo atropello a los jubilados, ofreciéndoles un asado en una cena privada en la Quinta Presidencial de Olivos. La foto de esa cena resulta obscena cuando se la contrasta con los jubilados que caceroleaban en la puerta de la Quinta, quienes declararon a la prensa que deben optar entre comer o comprar medicamentos. Otra desconexión con la realidad: el gobierno señala como un logro el descenso del precio de la carne en medio de una caída histórica de su consumo.
Si se tratara de una película, la secuencia comenzaría con la invitación pobremente diseñada de la “licenciada” Karina Milei, luego, mediante fundidos encadenados, se verían las combis oficiales que pasan a buscar a los diputados para llevarlos desde el Congreso hasta Olivos, el diputado que lleva un plato de ensalada de papa y huevo, porque es desconsiderado llegar con las manos vacías, los empleados estatales con postnet instalados en la residencia para cobrarles con tarjeta el cubierto, porque el gobierno es austero, y el plano general de la mesa en U, con Javier Gerardo Milei, rodeado de sus acérrimos acólitos encabezándola. Podría ser una comedia. Pero simbólicamente es un drama que desnuda la falta de empatía y humanidad.
El asado era para festejar que los 87 diputados invitados hicieron posible que se apruebe el veto presidencial al aumento de todos los haberes jubilatorios del 7,2%. Para septiembre, ese incremento representaba $ 17.000 para la jubilación mínima. La Oficina de Presupuesto del Congreso (OPC) declaró que «el poder de compra promedio de ocho meses de 2.024 registra una caída real de 26,6% respecto de igual período de 2.023; en tanto, los haberes mínimos (con bonos) perdieron 16,7% interanual”. Esta oficina también estimó que el impacto fiscal de esta ley para este año sería solamente de 0,34%.
Hubiera llevado la jubilación mínima, con el aumento y el bono de $70.000 (congelado desde marzo) a $311.686, que está por debajo de la canasta de indigencia ($ 393.319) y cubre menos el 50% de la canasta básica de un jubilado. Al veto hay que sumar que en junio que el PAMI recortó medicamentos que tienen cobertura gratuita y sumó 14 oncológicos, además de sacar drogas del listado con precio diferencial. El 18 de septiembre, además, el programa Calor Mayor, diseñado para ayudar a los jubilados que viven en zonas frías y no tienen recursos para tener una calefacción acorde a sus necesidades, además de suspender la vacunación antigripal, ya que la temporada para la aplicación de dosis gratuitas está llegando a su fin. Esto implica que los adultos mayores deberán esperar hasta la próxima temporada para recibir la vacuna.
El ministro de Economía, Luis Caputo, afirmó que las jubilaciones le ganan a la inflación. También consideran como un logro del plan económico que el precio de la carne cayó 16% en términos reales durante el primer semestre. Lo que no toman en cuenta es que esa caída en realidad se ha producido porque se derrumbó el consumo de carne. Se estima que este año se producirá la mayor caída en 120 años. Dado que hubo una menor oferta de carne porque se liberó la cuota de exportación y hay menos ganado a causa de las sequías, lo que según la ley de oferta y la demanda del mercado que tanto alaba el libertario, el precio debería haber subido, también la inflación indicaría eso, pero el desplome del poder adquisitivo hizo que el consumo se desviara a productos de menor precio. No hay que olvidar que el consumo interanual en los supermercados cayó un 17% y en las farmacias, un 26%.
Los diputados honrados por el presidente, tuvieron que pagar $20.000 para acceder a ese agradecimiento. Más que el aumento que le quitaron a los jubilados, para quienes ese incremento hubiera significado que pudieran comprar unos 2.5 kilos de carne picada en una cadena de supermercados que se jacta de ser la de menor precio.