El cuidado de los motores

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Innovaciones en el mantenimiento preventivo
Mantenimiento mayor en Thrush 510P para prevenir corrosiones.
Una de las estrategias más efectivas ha sido la adaptación de los intervalos de mantenimiento a la realidad operativa local. A diferencia de otros entornos más controlados, los motores en tareas agrícolas están expuestos diariamente a residuos de los defensivos aplicados que, combinados con la humedad y temperaturas elevadas, pueden acelerar la corrosión y el desgaste. Por ello, los lavados de motor no se realizan únicamente al final de la jornada, sino que hemos incorporado ciclos intermedios según la carga de trabajo y el tipo de producto aplicado. Este procedimiento, aunque demandante, ha permitido conservar la limpieza interna del compresor y mantener estables los parámetros de temperatura y torque.
Otro aspecto clave ha sido reforzar las rutinas de inspección visual y endoscópica en los componentes críticos de la hot section. Las inspecciones HSI (Hot Section Inspection), que muchos operadores programan de manera calendarizada, en nuestro caso se anticipan o ajustan en función de los datos registrados por el técnico a bordo y los reportes de vibración. Este enfoque proactivo ha sido esencial para detectar pitting, desgaste irregular de álabes y señales tempranas de sulfidación, evitando así paradas no programadas o daños mayores.
También se ha hecho especial énfasis en el hangaraje (tiempo detenidas) de las aeronaves durante los periodos de inactividad. En zonas donde la humedad ambiental es elevada, como las regiones costeras o selváticas, el protocolo de preservación incluye el uso de desecantes, aplicación de aceite inhibidor en el sistema de lubricación y sellado hermético de las entradas de aire. Esta práctica, que puede parecer menor, ha reducido notablemente los casos de corrosión interna al retomar operaciones tras días de inactividad por condiciones meteorológicas adversas.
En cuanto a herramientas, la incorporación de boroscopía digital portátil y el análisis de tendencia de performance han sido aliados indispensables. Contar con registros comparativos del motor ha permitido tomar decisiones preventivas basadas en datos reales y no únicamente en el criterio visual o en las horas de vuelo.
Por último, pero no menos importante, ha sido fundamental mantener una comunicación técnica constante con el fabricante y con otros operadores regionales. Esta red de intercambio ha permitido adaptar buenas prácticas y ajustar procedimientos sin perder la trazabilidad requerida por la autoridad aeronáutica nacional.
Estos métodos, desarrollados desde la experiencia de campo y adaptados a los desafíos propios de la aviación agrícola, han contribuido a mejorar la confiabilidad operativa y optimizar los recursos disponibles en mantenimiento. En un entorno donde cada minuto de vuelo cuenta y cada motor representa una inversión significativa, prevenir deja de ser una opción para convertirse en el corazón mismo de la operación.



