El tema privatización de Aerolíneas Argentinas es prioritario ahora para el Gobierno, con un Javier Milei a la cabeza

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aviacionnews.com

Como en la turbulencia ligera en aire claro, a algunos movimientos lo suceden instantes de calma y así sucesivamente. Eso pareciera estar viviendo estos días el conflicto por el futuro de Aerolíneas Argentinas.

El gobierno, que está demostrando estar dispuesto a ir a fondo – aunque no hay absoluta claridad en qué dirección; “ya habrá tiempo” suponen – se tomó un respiro, lo mismo que los dos gremios más intransigentes, como APLA (pilotos) y AAA (tripulantes de cabina) que fueron quedando solos en la medida en que el resto de los gremios aeronáuticos, más inteligentes y experimentados, decidieron aceptar lo que les ofrecen y suspender, como durante la turbulencia, “el servicio” hasta que calme. Siempre habrá tiempo para reclamar lo que recibieron los otros, por lo menos en Aerolíneas, nunca sobre lo que no recibió nadie.

Saben los gremios, además, que hoy el viento no sopla ni con la misma fuerza ni en la misma dirección que en 2001/2002, cuando quienes administraban Aerolíneas y Austral eran “desprestigiados empresarios extranjeros”, y que aún hay privilegios- justificados o no, merecidos o no, propios de la industria o no – que no se conocen y a los que sus compatriotas aún en relación de dependencia están lejos de acceder. Bajar la velocidad suele ser lo aconsejable frente a la turbulencia.

Así, mientras el gobierno avanza con el decreto que declara a la empresa “sujeta a privatización”, la justicia del trabajó obligó a la compañía a reincorporar a los tres pilotos de Embraer que se negaron a trasladar en ferry un Embraer que se devolvía al final del contrato a su lessor (algo programado) y la empresa, el gobierno y el gremio buscan un gerente de Operaciones que les responda, sin el cual la empresa a partir del 17 de octubre debería dejar de volar, la empresa sigue volando con normalidad. Aun cuando un feriado siempre es una oportunidad, como también la desconfianza del pasajero a comprar con anticipación – temporada de verano a la vista – un boleto cuando teme luego no poder volar.

El tema del gerente de Operaciones es especial. Ninguna aerolínea puede operar sin un responsable en esta Dirección. Se trate de un piloto en actividad – por un documento de la empresa, por lo tanto, afiliado a APLA – o retirado. Gustavo García Lemos, el actual, había renunciado siguiendo órdenes del gremio cuando echaron los pilotos de Embraer. Conseguir un reemplazante con el sindicato en rebeldía no es fácil. Ambas partes habrían acordado que García Lemos se mantenga en el cargo interinamente, hasta que se produzca el reemplazo. Aunque hubo a quien le ofrecieron el cargo desde la Jefatura de Gabinete, pero que no pudo aceptar por presiones del gremio.

El tema privatización de Aerolíneas Argentinas es prioritario ahora para el Gobierno, con un Javier Milei a la cabeza. Para este lunes ya habría una reunión programada por este tema con los bloques aliados, mientras se comienza a hablar de modificar el convenio colectivo de los trabajadores del sector para hacerlo digerible para un eventual interesado. El diálogo con los gremios, dicen, habría mejorado.

Otro interrogante tiene que ver con la Asamblea de Accionista convocada para este 16 de octubre donde el gobierno buscará desalojar de su lugar en el Directorio (lo componen el presidente de la compañía, el representante de las clases A y C designado por el Estado, el representante de la clase B, o sea la PPP de Aerolíneas y el representante de la clase D, o sea la PPP de Austral, aunque a este último lo designa el Estado)  a Pablo Biró que no puede estar allí presente en el asiento que le corresponde a los empleados pese a que el comandante/gremialista nunca fue parte de la PPP (Programa de Propiedad Participada) ya que ingresó a la compañía cuando ésta ya se había privatizado (1990) y las acciones de los empleados distribuidas.

Esta semana se conoció un nuevo gráfico – y van…- que muestra que las rutas de cabotaje, en particular aquellas en las que Aerolíneas está sola – yield más alto, además – no son deficitarias, sino las más (¿únicas?) rentables de la compañía. Como también saben que las rutas no son deficitarias per sé, sino porque están mal atendidas, por oferta, tamaño y modelo inadecuado de avión, frecuencias, horarios, etc.

La conectividad interior es lo que preocupa al Gobierno, ya que la internacional está suficientemente atendida por las aerolíneas extranjeras que llegan a la Argentina con más oferta, mejores aviones y mejores tarifas…y sin subsidios. El problema para las autoridades no es que un argentino quede varado en Estambul, Madrid o Bogotá, el problema es que no tenga como llegar a Catamarca o Salta.

Y aquí surge un tema que no se discutió, aún, lo suficiente: la desaparición forzada por Pablo Biró con la complicidad de Alberto Fernández y Pablo Ceriani (¿y Fabián Lombardo?) de Austral Líneas Aéreas. Una empresa que, por imposición de Aerolíneas, no por vocación, alguna vez se definió como “Especialista en cabotaje”, que hubiera sido atractiva y fácilmente privatizable ahora lo que hubiera asegurado la conectividad interior.

A la vista del proyecto hoy de Biró y compañía es fácil percibir por donde vino la desaparición, por absorción forzada, de la ex empresa privada, que hoy tendría casi 67 años en el mercado. Nada es casual.

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