El Yin y el Yang de la aviación argentina

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Este jueves, mientras funcionarios del sector y autoridades de Aerolíneas Argentinas exponían sobre la transformación y apertura de la aviación argentina encarada por el actual gobierno, y los máximos empresarios de la región, lo mismo que los responsables de las entidades internacionales de visita, alababan la nueva política desde los paneles como en la platea, el tema en los pasillos era el largo conflicto con los gremios y el paro de 9 horas decretado para el día siguiente.

Mientras algunos apostaban a un despegue futuro para la aviación local y elogiaban el cambio en la política del sector, otros renegaban de la intransigencia de los gremios por una medida que, según la compañía, ya había afectado a 15 vuelos y a 150.000 pasajeros. Para este viernes la estimación de la empresa era de unos 185 vuelos cancelados que iban a afectar a 16.225 pasajeros. En total solo 16 vuelos pudieron ser reprogramados, y hubo cambios en algunos horarios de partida.

El vicepresidente regional de IATA para Las Américas, Peter Cerdá, definió al cambio como “una transformación histórica, que permite a Argentina competir no sólo en el mercado regional, sino global”

El director regional de ACI-LAC (Aeropuertos), Rafael Echevarne, aplaudió las medidas del Ejecutivo argentino dado que “redundarán en beneficio de todos, al aportar flexibilidad y libertad a la hora de volar”.

Por su parte el secretario de Transporte, Franco Mogetta, puso de relieve que, desde el comienzo de su gestión, el 10 de diciembre de 2023, “Milei ha trabajado hacia la apertura del sector y la desregulación de los mercados para que Argentina pueda conectarse más con el resto del mundo”. Y dejó una frase que sonó música a los oídos de los empresarios de aerolíneas locales y extranjeras al señalar que la idea de la actual gestión es “dejar a los privados que hagan lo que mejor conocen, y que, por tanto, que el Estado interfiera lo menos posible en las habilitaciones para operar”.

“Que el Estado no suponga una traba, sino un trampolín” cerró Mogetta, quien recordó que una habilitación de una ruta o el permiso aeroportuario podía tardar entre 5 y 6 años y, en cambio, ahora se había reducido a 30 días.

Pero el más duro hacia los gremios, fue sin duda Fabián Lombardo, presidente de Aerolíneas, que calificó el paro del viernes como “extorsivo y sin ninguna lógica”.

Refiriéndose a los pilotos, afirmo: “comparan sus salarios con los salarios de la industria, pero lo que no están entendiendo es que lo que paga la empresa es lo que puede en este momento, teniendo en cuenta las condiciones de la misma y que esto va a mejorar en la medida en que la empresa vaya mejorando su situación”.

Y fue más allá: “Tienen beneficios que no tienen los pilotos de otras empresas, asientos en Ejecutiva garantizados para ellos y su familia, remises que los van a buscar a su casa, más vacaciones que lo permitido en la reglamentación aeronáutica, son beneficios que parece que paga otra empresa y que eso no suma al salario final”, remarcó.

Pero el ataque más duro – algo que por alguna razón históricamente a los pilotos los espanta – fue al día siguiente cuándo blanqueó que los pilotos ganan entre los 3 y los 10 millones de pesos, lo que da en la empresa un promedio de 5,2 millones.

Pero en otro lugar de la ciudad, aunque nadie lo reconozca oficialmente, comenzaron a producirse negociaciones entre la empresa y los gremios aeronáuticos – no todos – para acercar posiciones entre el 70% de actualización de haberes que reclamaban y los 6,5% que proponía la empresa argumentando que se ajusta a la realidad del país.

Si bien no hay nada oficial, las versiones hablan se negociaciones ya en terrenos más accesibles, aunque lejos aún de un punto de encuentro. Los gremios ya no hablan de un 70% sino de algo más cercano a un 25%. Un dato a tener en cuenta es que las bases comienzan a preocuparse por la dureza del Gobierno, como también por los descuentos por las horas no trabajadas que comienzan a pegar en los bolsillos, sobre todo de los sectores de remuneración más bajas. Seguramente estarán en la mesa de negociación también los descuentos aplicados a los que no trabajaron.

La empresa, por su lado, habría introducido para discutir un elemento de ajuste, pero sin modificar los porcentajes propuestos en los últimos meses: 0%+3%+3,5%.  La palaba que podría destrabar la discusión es un aumento por productividad. No trascendió como se mediría este y de cuanto sería, pero hay un espejo donde mirarse: el acuerdo alcanzado con APTA.

El gremio que lidera Ricardo Cirielli, quien fue el más duros entre los duros durante la lucha de los empleados por mantener abierta la empresa en 2001, pero que ahora entiende que la aviación ha cambiado, que el mundo ha cambiado, que el gremialismo ha cambiado y la Argentina ha cambiado.

APTA, que no participa de las actuales medidas de fuerza, a diferencia del resto de los gremios, aceptó la propuesta del 6,5% de ajuste, pero negoció también un adicional por producción que podrá significar entre un 12%, como dice la empresa o un 14%, como trascendió desde el gremio.

Lombardo habló en el Hilton, durante el Aviation Day de un 11%, pero la respuesta fue el paro de 9 horas y aviones en plataforma bloqueando las salidas.

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