Fractura en los gremios aeronáuticos: Cirielli calificó de “topo” para destruir a Aerolíneas a la conducción de Pablo Biró

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A través de un comunicado, la Asociación del Personal Técnico Aeronáutico (APTA) dijo que las medidas de fuerza de los pilotos otorgaron «legitimidad» al Gobierno para avanzar con la privatización de la línea aérea.

www.clarin.com/Luis Ceriotto

El gremio Asociación del Personal Técnico Aeronáutico (APTA) descalificó en duros términos las medidas de fuerza que están llevando adelante sus colegas de la Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas (APTA), que encabeza Pablo Biró.

A través de un comunicado firmado por su titular, Ricardo Cirielli, el gremio de los técnicos señaló que la serie de paros que los pilotos vienen realizando desde mediados de agosto “es ignorar la realidad o ser el topo (sic) que elimine a Aerolíneas desde dentro, evitándole al Gobierno el costo de lo que tanto anhela hacer”.

A lo largo del texto, el gremio describe paso a paso las medidas de fuerza que vienen llevando adelante los pilotos. Desde APTA validan sus reclamos de una recomposición salarial, pero a la vez aseguran que, con ese tipo de medidas de fuerza, tendieron al Gobierno un puente de plata para avanzar con la privatización de Aerolíneas.

Dice el texto:

“Todas las medidas de fuerza gremiales implementadas para conseguir un aumento salarial justificado y necesario en Aerolíneas Argentinas no lograron obtener ni un peso más que el dispuesto por el gobierno nacional. En cambio, generaron un descontento generalizado entre los pasajeros y la sociedad, otorgándole al gobierno legitimidad social para:

  • Reactivar la privatización de Aerolíneas Argentinas.
  • Declarar como servicio esencial la actividad aeronáutica civil y comercial.
  • Desregular el servicio de rampa, en perjuicio de Intercargo.
  • Habilitar a pilotos, tripulaciones y aeronaves extranjeras para operar vuelos de cabotaje.
  • Despedir pilotos y trabajadores de Intercargo.

«El último y gravísimo perjuicio para nuestra línea aérea de bandera fue la falta de pilotos habilitados para el Airbus 330, debido a que no rindieron sus exámenes en simuladores a causa de nuevos paros. Esto obligó a la empresa a utilizar aviones B737MAX de un solo pasillo, diseñados para rutas regionales, en vuelos a Miami, lo que implica hacer una escala y extender la duración del viaje en dos horas. Además, se debieron cancelar vuelos a Cancún, Madrid, Roma y Miami, deteriorando la calidad del servicio y generando rechazo y descrédito entre los usuarios”.

Agrega: “Para diciembre, los pilotos han anunciado que no están aseguradas las operaciones de vuelo, lo que podría llevar a un cese de actividades en la empresa”. Y como conclusión, remata en letras mayúsculas: “PÉRDIDAS PARA TRABAJADORES, TRABAJADORAS Y AEROLÍNEAS ARGENTINAS. NINGÚN LOGRO SALARIAL”.

APTA, al igual que los otros gremios aeronáuticos, coincidió en condenar los proyectos para privatizar la empresa. “Por el contrario, estas medidas han beneficiado los planes del gobierno para Aerolíneas y la actividad aerocomercial nacional. Nunca habrían avanzado tanto en tan poco tiempo sin tantas medidas de fuerza”.

Agrega: “APTA luchará con todos los medios necesarios, usando métodos eficaces, para que Aerolíneas Argentinas siga siendo la línea de bandera pública de nuestro país. Defenderemos la empresa para evitar que la vacíen, como sucedió con Iberia y Marsans, o que se desguace, vendiendo su área técnica, simuladores de vuelo, servicio de rampa o Aerohandling, centro de capacitación o call center. Nunca afectaremos a los pasajeros, quienes son parte de Aerolíneas y la valoran tanto como sus empleados”. Y finaliza con la remanida consigna “todos somos Aerolíneas”, acuñada en 2001.

Pero a pesar de sus consignas a favor de mantener a Aerolíneas como empresa del Estado, el comunicado de APTA marca un punto de quiebre contra el gremio de los pilotos y los otros dos gremios que vienen apoyando sus medidas de fuerza, AAA (tripulantes de a bordo) y APA (personal de tierra). Como en pocas actividades, dentro de Aerolíneas confluyen cinco gremios aeronáuticos distinos, cada uno con su propia paritaria.

Cirielli es un dirigente sindical del peronismo de la vieja escuela, ubicado en la vereda de enfrente del kirchnerismo, y el que más tiempo lleva al frente de su gremio, del cual es su secretario general desde hace 32 años.

Encabezó la resistencia gremial dentro de Aerolíneas, cuando la línea aérea era controlada por el Estado español a través de la SEPI. Por entonces APTA llevó adelante un paro de nueve días para exigir la reincorporación de 500 despedidos. Y luego el gremio se negó a firmar un plan de ajuste denominado “Plan Director”.

La condición de la SEPI para refinanciar la deuda que por entonces arrastraba Aerolíneas era que todos los gremios aeronáuticos firmaran su conformidad con aquel plan de ajuste, lo cual cumplieron uno a uno todas las conducciones de aquella época, menos APTA.

En medio de aquella crisis la figura de Cirielli adquirió relevancia porque no cedió a la presión de la empresa ni a la del Gobierno nacional. Su interlocutora y oponente en aquel año crítico era la actual titular de la cartera de Seguridad, Patricia Bullrich.

Tras la negativa de APTA, la SEPI española se retiró de la negociación y en junio de aquel año Aerolíneas pidió su concurso preventivo y sus aviones quedaron detenidos durante más de dos meses, hasta que la empresa fue adjudicada en octubre de ese 2001 al grupo Marsans.

Al poco tiempo, en mayo de 2003, Cirielli asumió como Subsecretario de Política Aerocomercial del gobierno de Néstor Kirchner, cargo que mantuvo hasta principios de 2008. Su gestión estuvo marcada por sus peleas públicas con su jefe inmediato, el secretario de Transporte Ricardo Jaime, y también por los permanentes desencuentros con la dirigencia de Aerolíneas, por entonces en manos de Marsans.

No llegó a participar de la estatización de Aerolíneas como funcionario, aunque sí como dirigente del gremio que encabeza desde 1992. Su subsecretaría fue disuelta tras la asunción de Cristina Kirchner y los encargados de ingresar al edificio de Aerolíneas, en julio de 2008, fueron el ministro Julio De Vido y su enemigo íntimo Ricardo Jaime.

Ricardo Cirielli, titular de la Asociación del Personal Técnico Aeronáutico (APTA). Foto: Fernando de la Orden.

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