Informe especial sobre Seguridad aérea

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LOS TÉCNICOS AERONAÚTICOS Y LA SEGURIDAD DE LA AERONAVEGACIÓN

Desde los orígenes de la aeronáutica, Técnicos y Pilotos estuvieron indisolublemente unidos. Tanto es así, que en muchas ocasiones sus roles se intercambiaban o fusionaban sin inconvenientes, obligados por las imprevistas exigencias de esos primeros años pioneros. Por eso, más que afirmar que ellos crearon la aeronavegación, deberíamos decir, que fueron, en los comienzos, la aviación. Obviamente, la seguridad en vuelo dependía ya desde entonces, tanto de uno como del otro.

Pero el Siglo XX prosiguió su marcha, y así también los avances tecnológicos. Estos últimos, dando enormes saltos cualitativos impulsados por el aparato industrial-militar, que generaron esas dos «grandes conquistas» de la civilización de nuestro tiempo, que fueron las guerras mundiales.

Así, al finalizar la segunda gran conflagración en 1945, la industria aeronáutica y la aviación comercial, comienzan a expandirse de manera sistemática, constante y creciente. Con lo cual, surgen nuevas ocupaciones y responsabilidades, y se complejizan y especializan las ya existentes. Durante este lapso, lamentablemente, se produce entre la opinión pública en general, e incluso, dentro de la misma actividad aerocomercial, un cambio sustancial respecto de la percepción sobre qué y quiénes eran los más valiosos e indispensables, para garantizar una aeronavegabilidad confiable y segura. Atribuyéndosele, casi con total exclusividad, esa vital responsabilidad a quienes comandan una aeronave: los Pilotos.

Este cambio de apreciación, respecto de las funciones y roles aeronáuticos que avalan un transporte aéreo seguro, fue la lógica consecuencia de la firme determinación por parte de las líneas aéreas, de poner todo el énfasis en la construcción de sus imágenes públicas, -mediante sus campañas publicitarias y de promoción – en el «glamour» de la hotelería en vuelo (confort y servicios), junto con la oferta de pasajes cada vez más baratos. Esta misma concepción suponía – y supone – que mencionar los temas de seguridad técnica, ahuyentaría pasajeros en lugar de atraerlos. Algo considerado por muchos como un tema tabú, que debe ser ocultado y reprimido propagandísticamente. Sin embargo, el miedo a volar no sólo está presente en todos los pasajeros sino que en muchos casos es tan severo y paralizante, que los afectados tienen que tratarse con especialistas para poder superarlo.

Fue así, que paulatinamente, las funciones y responsabilidades de los representados por nuestra Asociación, fueron haciéndose cada vez más y más invisibles para los usuarios, y en consecuencia, también su importancia como garantía de vuelo seguro.

Simultáneamente, un proceso similar de desvalorización de sus responsabilidades, se dio en el interior de las empresas aéreas, puesto que las mismas, al utilizar una pauta de evaluación de su personal exclusivamente de «caja» o contable, los consideran de un peso o significación mínimo o nulo, para la persecución de su objetivo excluyente: la venta de más pasajes. La consecuencia final de este proceso, fue esa distorsión de la percepción que mencionáramos al comienzo, que ocultó quienes son todos los actores que inciden y deciden sobre la seguridad aérea. Quedando ante los pasajeros como únicos protagonistas, los Pilotos; dado que su presencia es imposible de ocultar por las empresas; y que además, a diferencia de los Técnicos Aeronáuticos, sus funciones en cuanto a seguridad son mucho más evidentes, difundidas y fáciles de comprender por el público en general.

Pero la realidad es implacable y, tarde o temprano, siempre terminan estrellándose contra ella todas las falsedades, incluyendo sus ocultamientos o verdades a medias. Trágicamente, es habitual que el precio de la verdad sea excesiva e innecesariamente alto. En este caso, tuvieron que incrementarse ininterrumpidamente durante los últimos años los accidentes aerocomerciales, sólo 340 muertos en los Estados Unidos durante 1996 -la segunda cifra más alta de ese país en los últimos 15 años -para que tanto las compañías, los investigadores de accidentes, como los organismos de control gubernamental, acepten reconocer la trascendente importancia del mantenimiento aeronáutico, en la cadena de eventos que fatalmente conduce a un accidente aéreo. Fue necesario atravesar una desregulación fundamentalista del mercado aerocomercial, cuyo único y obsesivo fin es viajar más y más barato, lo cual postergó y minimizó todo lo relacionado al mantenimiento técnico, para que previo pago de un altísimo y creciente precio en vidas, se descubra lo que ya era sabido desde el comienzo de la aeronavegación: la importancia del Area Técnica -de sus aciertos y errores- para impedir u ocasionar incidentes o accidentes aéreos. En consecuencia, sólo en los Estados Unidos existe hoy un plan de inversión de cientos de miles de dólares para investigar sobre el tema de los Factores Humanos y el Mantenimiento Aeronáutico, a los efectos de conocer las fallas en los procesos de trabajo; luego idear las normas que las corrijan; organizar las tareas de acuerdo a ellas, e instruir al personal sobre como cumplirlas.

La realidad ha debido ser nuevamente la encargada de enseñar, o recordar, a empresarios; agentes del gobierno; especialistas; y por sobre todo a los usuarios del transporte aéreo, que hoy como ayer, los Técnicos Aeronáuticos, junto a los Pilotos, siguen siendo, la seguridad en vuelo.

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