Javier Milei tuvo su Jueves Negro: calles vacías y otro revés en el Congreso

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CON PARO Y SIN DICTAMENBuscó una victoria en el Senado para mostrar en medio de la huelga y falló. En la Casa Rosada ardieron los despachos. “Yo no paro” macrista versión LLA.

La Casa Rosada quería forzar un dictamen en el Senado de la ley ómnibus XS para, en medio del paro general de la CGT en la era libertaria, Javier Milei pudiera acariciar una victoria de la cual jactarse. Parte de los despachos oficiales estuvieron abocados a ello, pero el llamado a un cuarto intermedio en el Congreso dejó todo en el limbo.

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Por Letra P | Periodismo Político / Por Sebastián Iñurrieta

Los gobernadores Raúl Jalil (Catamarca) y Gustavo Sáenz (Salta) estuvieron en las oficinas del Ministerio del Interior de Guillermo Francos, que todavía no pudo agendar la cita que quisiera con el santiagueño Gerardo Zamora, en el marco de las negociaciones por el paquete fiscal y el Pacto de Mayo. La secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, recibió al titular de la Cámara de Diputados, Martín Menem, que llegó con comitiva del PRO para acordar una agenda legislativa en el futuro próximo.

El mensaje libertario que se ensayó fue claro: mirar para adelante, para superar un presente transmitido por TV que mostraba las calles porteñas vacías.

La remera de Javier Milei

El eslogan «Yo no paro» macrista fue reeditado por el propio Milei en un fotomontaje que posteó en Instagram. No fue, como podía esperarse, el puntapié de una campaña libertaria masiva. Gran parte del oficialismo siguió su día con otra agenda, apalancada por el Senado que dejó en stand by un dictamen a la ley Bases que el mandatario esperaba para este jueves. Para evitar repetir el traspié de febrero, un sector del oficialismo recomendaba cerrar el proyecto en comisión para evitar una reescritura incierta en el recinto.

Hubo excepciones al operativo desaire de la medida de fuerza. Otra también del mismo Presidente. En Twitter, su ágora predilecta, apeló a su conocimiento del hebreo para una extraña comparación entre los líderes sindicales con el faraón que expulsó a los judíos de Egipto. A diferencia del diputado José Luis Espert y Patricia Bullrich, enfrentada con Hugo Moyano desde hace 23 años, la mayoría del Gobierno prefirió minimizar la segunda medida de fuerza contra la administración libertaria.

Por un lado, el Ministerio de Economía dejó trascender el cálculo de 520 millones de dólares de pérdida por la huelga de 24 horas; pero, por el otro, el ejército troll libertario se encargó de poner en duda las fotos que difundía la CGT con la zona del obelisco: sostenía que eran postales de la época de la cuarentena más estricta.

Fue una reacción no premeditada a falta de una coordinación oficial. Frente al espejo macrista, no hubo una campaña de la dirigencia libertaria, como sí la hizo en su momento Cambiemos, para diferenciarse de quienes adherían a la protesta. A diferencia de aquel oficialismo, el actual carece de un amplio elenco estable de voceros, con la mayor parte del gabinete que prefiere el silencio, comenzando por el ministro coordinador, Nicolás Posse, que nunca habló en público.

El paro sin marcha de la CGT

La falta de movilización y acto central ayudó al Gobierno a minimizar su impacto, que fue el mantra mileísta. Comenzó con la realización de la reunión de gabinete en la Casa Rosada. «Trabajando», subió la foto el vocero presidencial Manuel Adorni a su canal de WhatsApp. Milei, en cambio, hizo en ese momento homeoffice.

«El paro es un fracaso absoluto. Salgan a la calle. Está todo abierto (salvo las oficinas estatales). La CGT kirchnerista se autoexpuso: no representa a nadie», fue más allá Javier Lanari, el segundo de Adorni. Por lo bajo, en la Casa Rosada no negaban la masividad de la huelga, si bien la justificaban con la falta de transporte.

«Paran los fundamentalistas del atraso», repetían en Balcarce 50, intentando no darle demasiada trascendencia. La elección libertaria del sindicalismo como rival no es nueva y este jueves fue reeditada, gracias a un nuevo exabrupto de Pablo Moyano contra Toto Caputo, a quien comparó con el cuádruple feminicida Ricardo Barreda. «Gracias Pablo por tus continuos insultos. Son bienvenidos, ya que vos sos todo lo que ningún argentino de bien quiere ser. No representas a nadie. Sos un mero matón al que el país entero detesta», le replicó al líder camionero el ministro de Economía en un tuit favoriteado por el ejército libertario 2.0.

Las fotos de las calles con poca gente o el cálculo del costo para la economía de 520 millones de dólares no fue lo que este jueves desveló al Gobierno, que apostó a la agenda en el Congreso que, otra vez, le pateó sus deseos para más adelante.

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