La aviación civil en la incertidumbre

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Designaciones demoradas y necesidad de expertos.

En los países serios las burocracias realizan sus trabajos y el aparato estatal sigue con su tarea sin que se note cuando falta quien conduce sus actividades. Aquí también en eso somos diferentes, aunque es justo reconocer que muchos funcionarios hacen lo posible por seguir adelante.

En estos momentos la Argentina tiene todo un sector sensible acéfalo. A pesar de multiplicarse ministerios y sumarse nombres a la nómina del empleo público, hay áreas en las que no se han designado funcionarios. Una de ellas es la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC), un ente que depende de Transporte y que es, nada más ni nada menos, que el responsable de las aerolíneas, la aviación general, el aerodeporte, la industria aeronáutica y todo lo que vuela sin ser militar.

La incertidumbre constituye, a más de un mes de estrenada la administración del doctor Alberto Fernández, un serio problema para todo el sistema aéreo ya que gran parte del funcionamiento del mismo exige la firma del administrador, además de designaciones en puestos vacantes como la sensible Dirección de Seguridad Operacional (DNSO).

En estos momentos hay cientos de licencias de pilotos que no se entregan, decenas de exámenes de vuelo que esperan fechas para rendirse, certificados de aeronavegabilidad pendientes, habilitaciones de talleres y aeródromos postergadas, consultas de empresas del exterior que no reciben respuestas y, entre otras cosas, fiscalización de aeronaves clandestinas que brindan trabajos aéreos que no se efectúan.

Recientemente, el secretario del Consejo Nacional de Aviación Civil (CONAV), una institución clave que asesora al titular de la ANAC en temas de aviación general, presentó en Mesa de Entradas del Ministerio de Transporte, una nota URGENTE dirigida al señor ministro, para que se convoque a una reunión de las entidades que componen el CONAV a los efectos de interiorizar a las nuevas autoridades sobre asuntos que requieren una rápida solución administrativa y/o política.

En las últimas semanas han circulado diversos nombres para dirigir la ANAC. Hay candidatos con antecedentes en algunas dependencias de la aviación civil pero ninguno que despierte el entusiasmo de uno de los sectores que mayor dinamismo –con sus claroscuros– ha tenido en los últimos años. Vaya como información comprobada el notable incremento de pasajeros que se registra en la aviación comercial. Lamentablemente, de ahí los claroscuros, la ANAC no ha tenido una sólida conducción técnica desde que fue creada hace 12 años, por lo que se abre una gran oportunidad para que se nombre allí alguno de los muchos expertos comprobados que tiene el país en materia de aviación civil, entendiéndose este como un sector mucho más vasto que el transporte de líneas aéreas al que se hizo referencia, ya que comprende la formación de profesionales, el trabajo de cientos de talleres especializados, fábricas de aviones e industrias aeronáuticas que desarrollan tecnologías; el aerodeporte, que es fundamental para la presencia de la aviación civil a lo largo y ancho del país; la aviación agrícola, puntal de la producción agropecuaria generadora de divisas, y muchas otras actividades productivas en las que nuestro país fue líder regional en un pasado que se fue perdiendo por los desaciertos.

Más allá de la ANAC, también están organizaciones como la Empresa Argentina de Navegación Aérea (EANA) –que afortunadamente está en funcionamiento– presidida aún por un profesional de la aviación con importantes antecedentes académicos nacionales e internacionales que dejaría su cargo. Aquí también es necesario que el eventual reemplazo sea un experto/a que trascienda el partidismo, la corregionalidad o la bendición sindical.

Es imperioso que la aviación civil, que es cosa muy seria, sea seriamente considerada y se resuelva rápidamente su situación.

aeromarket.com.ar/

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