La Fuerza Aérea dio de baja el contrato con Rusia por unos helicópteros antárticos que estaban sin volar
Son dos Mi-171E, comprados como parte de los acuerdos de Cristina Kirchner con Putin.
No se consiguen repuestos por las sanciones tras la invasión a Ucrania.
En el año 2006, cuando el kirchnerismo comenzaba a estrechar las relaciones argentinas con Vladimir Putin, la entonces ministra de defensa, Nilda Garré, firmó un acuerdo de cooperación técnico militar que estableció una serie de iniciativas futuras.
Bajo ese convenio, cuatro años después, se compraron unos helicópteros a Moscú: máquinas fuertes y versátiles, que hoy, a la sombra de la guerra en Ucrania, no sirven ni para usarse como repuestos.
Esta semana, la Fuerza Aerea decidió terminar el contrato con la firma Kosmotechnopromexport S.R.L para el mantenimiento y reparación mayor de esos helicópteros, dos Mi-171E.
El contrato regía bajo aquel acuerdo firmado con la Federación Rusa en 2006.
En 2008 se le alquiló a los rusos el rompehielos «Golovnin», para que realizara la campaña antártica de verano mientras se reparaba el Irizar, incendiado en abril de 2007.
Operación suspendida
La resolución que dio por finalizado ahora el contrato con Kosmotechnopromexport S.R.L apareció en el Boletin Oficial el pasado 29 de agosto. Estaba firmada por el comandante en jefe de la Fuerza Aérea, brigadier General Xavier Isaac y por el comodoro Maximiliano Gerycz, director general de Asuntos Jurídicos.
Tal como publicó Clarín el año pasado, los helicópteros rusos -adquiridos en 2010- están sin volar desde hace tres años aproximadamente.
Se usaban para abastecer las bases antárticas, para los cruces del estrecho de Drake y para el traslado de comitivas VIP a distintos puntos del país. Pero ello dejó de ocurrir.
Uno fue desarmado en 2021, y para 2022 el otro seguía siendo encendido para que no se venciera su motor. Pero debido a la falta de mantenimiento y a las dificultades para que los proveedores originales lo revisaran terminaron inutilizados los dos.
Tras reemplazar los helicópteros rusos a los Chinook de los Estados Unidos que fueron desprogramados, y estos a su vez ahora por unos Bell también norteamericanos, hay en el fin del contrato que se conoce ahora un fuerte carácter simbólico.
Se produce a días de que desde Sudáfrica se anunciara el ingreso argentino al bloque de los BRICS, que integran Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica.
Si bien el favorito de Moscú en esta ronda de ingresos era Irán, siempre apoyó la entrada argentina a este bloque de emergentes que causó polémica en Argentina; los candidatos presidenciales de la oposición Patricia Bullrich y Javier Milei ya anunciaron su oposición a la incorporación de Argentina a este grupo.
Según fuentes militares, antes de que el contrato con Rusia entrara a la deriva, el brigadier Isaac tenía firmado un contrato con los rusos, que contemplaba un desarme de los helicópteros en Buenos Aires, que se llevaran motores, hélices, palas y otras partes a Rusia para terminar para hacerle el mantenimiento y los cambios necesarios.
Los desarmaron, pero cuando se quiso pagar el servicio en 2021 no se pudo hacer nada más por la inmensa burocracia que ya imperaba debido a que regían otras sanciones contra Rusia por la ocupación de Crimea de 2014. Con la invasión a. Ucrania, ese panorama empeoró.
Entonces se frenó todo. Argentina siguió sin pagar pero no por falta de esa partida, sino por la imposibilidad de encontrar interlocutores con los proveedores, aseguraron a este diario fuentes militares. Eso, dicen, es lo que impulsó a la Fuerza Aérea a dar de baja ahora el contrato original.
Negociación por 24 cazas
Con todo, no deja de llamar la atención que la decisión de la Fuerza Aérea coincide con otras que llegan desde los Estados Unidos.
Días atrás, un funcionario del Departamento de Estado le dijo a la corresponsal de Clarín en Washington que había notificado al Congreso de Estados Unidos la decisión de aprobar la transferencia permanente de aviones F-16 del Gobierno de Dinamarca al Gobierno de Argentina, si esos dos gobiernos concluían un acuerdo para hacerlo. Tal como anticipó en exclusiva este diario, el Congreso lo acaba de aprobar.
Se negocian 24 cazas, que son aviones de combate estadounidenses que dispone Dinamarca -no son los que se hablan con Ucrania- y 4 aeronaves más P-3C Orion, de Noruega.
Ahora es el gobierno argentino el que debe firmar un documento y recién entonces Washington terminaría de aprobar la transferencia de las primeras aeronaves y de su armamento.
Tal como publicó el sitio Pucara.org este viernes, el gobierno de Estados Unidos espera la firma, por parte del canciller argentino Santiago Cafiero, y del ministro de defensa, Jorge Taiana, del certificado de usuario final para poder dar la aprobación final de la operación para la venta de los Lockheed Martin F-16A/B MLU Fighting Falcon para la Fuerza Aérea Argentina.
Internamente, fuentes militares afirman que Taiana demora esa decisión. El ministro, que termina su gestión el 10 de diciembre, planea hacer una visita a China al igual que Alberto Fernández. Beijing busca vender a la Argentina sus JF 17 Thunder.
Ello, según transmitió Washington, dejaría a la Argentina fuera de un espectro de cooperación sensible con EE.UU. Al mismo tiempo, India busca ejercer el rol de equilibrista en esta puja de potencias y ofrece a la Argentina unos aviones supersónicos HAL Tejas.