Otro incidente con turbulencias deja 12 heridos en un vuelo de Qatar Airways: la relación con el cambio climático
Algunos meteorólogos y analistas de la aviación señalan que los informes sobre encuentros con turbulencias también han ido en aumento y apuntan a las posibles repercusiones que el cambio climático puede tener en las condiciones de vuelo
LA NACION
LONDRES.- Doce personas resultaron heridas cuando un avión de Qatar Airways que volaba de Doha con destino Dublín el domingo sufrió turbulencias, informaron las autoridades aeroportuarias, que añadió que el avión aterrizó sin problemas y según lo previsto, en un nuevo incidente aéreo que causa preocupación y dudas sobre las razones de estas turbulencias cada vez más frecuentes y su relación con el cambio climático.
El aeropuerto de Dublín informó en un comunicado que el vuelo QR017, un Boeing 787 Dreamliner, aterrizó sin problemas antes de la 1 de la tarde (1200 GMT).
“Al aterrizar, la aeronave fue recibida por los servicios de emergencia, incluida la Policía Aeroportuaria y nuestro departamento de Bomberos y Rescate, debido a que 6 pasajeros y 6 tripulantes [12 total] a bordo informaron de lesiones después de que la aeronave experimentó turbulencias mientras sobrevolaba Turquía”, dijo el aeropuerto de Dublín en un comunicado.
Qatar Airways declaró en un comunicado que “un pequeño número de pasajeros y miembros de la tripulación sufrieron heridas leves durante el vuelo y están recibiendo atención médica” y agregó que “el asunto está ahora sujeto a una investigación interna”.
La emisora irlandesa RTE, citando a pasajeros llegados al aeropuerto de Dublín, dijo que el incidente duró menos de 20 segundos y se produjo durante el servicio de comida y bebida.
El incidente se produjo cinco días después de que un vuelo de Singapore Airlines de Londres a Singapur se vio obligado a aterrizar en Bangkok debido a fuertes turbulencias, que causaron la muerte de un británico de 73 años, que sufrió un ataque al corazón, y dejaron a otras 20 personas en cuidados intensivos.
Los accidentes aéreos relacionados con turbulencias son el tipo más común, según un estudio de 2021 de la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte de Estados Unidos.
Entre 2009 y 2018, la agencia estadounidense descubrió que las turbulencias representaban más de un tercio de los accidentes aéreos notificados y que la mayoría se saldaban con uno o más heridos graves, pero sin daños en la aeronave.
Aunque las muertes relacionadas con las turbulencias son poco frecuentes, las lesiones se han ido acumulando a lo largo de los años. Algunos meteorólogos y analistas de la aviación señalan que los informes sobre encuentros con turbulencias también han ido en aumento y apuntan a las posibles repercusiones que el cambio climático puede tener en las condiciones de vuelo.
Una turbulencia es esencialmente una corriente de aire inestable que se mueve de forma impredecible. La mayoría las relaciona con fuertes tormentas. Pero la más peligrosa es la turbulencia de cielo despejado, la cual suele producirse sin ninguna advertencia visible.
Este tipo de turbulencias ocurren principalmente dentro o cerca de las corrientes de aire a gran altura, denominadas corrientes en chorro. Se producen cuando dos grandes masas de aire cercanas se mueven a distintas velocidades. Si la diferencia de velocidad es lo suficientemente grande, la atmósfera no puede soportar la tensión y surgen patrones turbulentos, como remolinos en el agua.
“Cuando se produce una fuerte cizalladura del viento cerca de la corriente en chorro, el aire puede desbordarse. Y eso crea estos movimientos caóticos en el aire”, explica Thomas Guinn, presidente del departamento de ciencias aeronáuticas aplicadas de la Universidad Aeronáutica Embry-Riddle de Daytona Beach, Florida.
Según declaró el investigador atmosférico Jung Hoon Kim de la Universidad Nacional de Seúl a la revista Nature, el cambio climático está haciendo que las turbulencias sean más frecuentes y severas.
En un estudio, Kim y su equipo descubrió que las turbulencias en cielo despejado se volverían más frecuentes con el cambio climático cuando el avión pase alrededor de nubes o montañas.
En esta misma línea, el investigador atmosférico Paul Williams de la Universidad Reading del Reino Unido dijo a la revista Nature que descubrió a través de un modelo climático que las turbulencias en aire despejado se volverían más graves y frecuentes con temperaturas más calientes.
Es casi seguro que el aumento es el resultado del cambio climático, que está fortaleciendo las corrientes en chorro que causan turbulencias, dijo Williams a la revista científica.
“No es que tengamos que dejar de volar o que los aviones empiecen a caer del cielo”, declaró al medio Williams. “Solo digo que por cada 10 minutos que haya pasado en turbulencias severas en el pasado, podrían ser 20 o 30 minutos en el futuro”.
“En términos simples, el cambio climático está aumentando la diferencia de temperatura entre las masas de aire caliente y frío que chocan para formar la corriente en chorro en la atmósfera superior”, sintetizó Williams. “Este efecto hace que la corriente en chorro sea menos estable y permite que surjan más turbulencias”.
Los pilotos utilizan diversos métodos para evitar las turbulencias, entre ellos el radar meteorológico. A veces simplemente pueden ver las tormentas y esquivarlas.
Pero las turbulencias de cielos despejados “son harina de otro costal”, según Doug Moss, expiloto comercial y consultor de seguridad. Pueden ser devastadoras, dice, “porque el momento previo al incidente puede ser muy tranquilo, y toma a la gente desprevenida”. Es por eso que los expertos insisten en la necesidad de mantener el cinturón abrochado durante el vuelo.
Aún así, algunos investigadores sostienen que hay una forma de adelantarse a las turbulencias de cielos despejados: mirar a las aves.
Si bien sólo unas pocas especies de aves alcanzan la altura de un avión comercial de crucero, estudiar cómo responden a altitudes más bajas podría ayudar a los meteorólogos a construir mejores modelos para predecir las turbulencias, afirma la experta en vuelo de aves y flujo de aire de la Universidad de Swansea en Gales Emily Shepard a la BBC.
La experta asegura que inclusive algunas especies se han adaptado para hacer frente a “turbulencias extremas”, dice.
Agencias AP y Reuters