Pablo Moyano: «El sindicalismo es el que impulsa la resistencia a este modelo»

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El secretario general de la CGT cree que el debate punto por punto del DNU y la ley Ómnibus es una trampa e insiste en la pelea por su retiro completo. Desconfía de los legisladores peronistas por la presión del Ejecutivo sobre los gobernadores y la acefalía en el PJ. Denuncia que no hay canal de diálogo con el Gobierno.

Por: Alfonso de Villalobos /  Sebastián Rodríguez Mora – tiempoar.com.ar

A tres pisos de la actividad frenética de los afiliados, la sede de Camioneros sobre la calle San José ubica su sala de reuniones. Ante una larguísima mesa en U, Pablo Moyano muestra cierto apuro. «Nos vamos para el Congreso en 45 minutos», aclara, y solo se acomoda el micrófono pasando el cable por adentro de la chomba roja. La entrevista que sigue en estas líneas tuvo el ritmo propio de este enero.

El escenario de los últimos días había dejado un desfile de actividad en el plenario de comisiones de Diputados que recibió a funcionarios del oficialismo que defendieron el mega proyecto de Javier Milei. Del otro lado, la CGT se entrevistó con todos los bloques opositores.

El referente de Camioneros trasluce una urgencia por llevar a las provincias el reclamo de los trabajadores para que los miembros del Parlamento, en especial los del peronismo, «rindan cuentas». A la vez, destaca -con cierto orgullo- que fue el sindicalismo el primero en tomar una posición clara ante el gobierno.

-¿Creés que la marcha va a trascender a los sindicatos?

La situación que vive el país aceleró los tiempos. El DNU y la ley Ómnibus son un mamarracho jurídico que avasalla un montón de derechos de los trabajadores y trabajadoras. Permite la venta de empresas del Estado como Télam, YPF y Aerolíneas. Va en contra de los intereses nacionales. La marcha a Tribunales, a la que íbamos a ir solamente los cuadros sindicales y delegados, fue muy importante porque participaron distintos sectores afectados. Luego se aprobó un plan de lucha donde se ratificó el paro y la marcha en todo el país.

No es sólo la CGT. También van las dos CTA, los movimientos sociales, partidos de izquierda y todos los que se vean afectados por estas medidas. Se acordó que las regionales no vengan a Capital, sino que marchen en sus provincias, a sus gobernaciones, para exigirle a sus diputados y senadores que digan si están con los laburantes o en contra.

-Si el 24 no hay resolución, ¿sigue el plan de lucha?

-Hay tres factores. La Justicia que ya nos dio la razón transitoriamente y suspendió la reforma laboral; la parte política son estas reuniones que está teniendo la CGT con todos los bloques y la tercera vía es la calle. El Comité Central Confederal nos facultó para tomar las medidas que sean necesarias en febrero, marzo, abril o cuando sea. Llamamos a la reflexión a los diputados de Unión por la Patria. Sabemos que muchos gobernadores están siendo apretados con la coparticipación, pero a veces la dignidad tiene que vencer al miedo.

-¿Hay algún punto de la reforma laboral que podrían negociar?

-No, porque son en contra de los trabajadores: quita de indemnizaciones, prolongación del período de prueba, prohibición del derecho a huelga y asamblea. Cuando Camioneros hace una medida de fuerza tiene una guardia mínima, que son los trabajadores que van a los hospitales a retirar residuos patológicos. Ahora piden un 75% de presencialidad. Quieren criminalizar la protesta, justo en este momento que vive el país

-¿Y si se reorientara para el lado de la discusión por convenio? ¿Qué hay de cierto en que Armando Cavalieri (Comercio) aceptó el fondo de cese laboral?

-Cavalieri tendrá que rendir cuentas a sus trabajadores y sabemos que tiene un historial. Acordó algo que cobraba el gremio a cambio de las indemnizaciones. En nuestro caso eso nos mata. Una cosa son los compañeros de la UOCRA, que es por el período que dura una obra. Los choferes están treinta años arriba del camión, es imposible llevarlo adelante en nuestra organización. Vamos por voltear el DNU y la ley Ómnibus completas. El bloque de Facundo Manes y el de Miguel Ángel Pichetto no van por sacar ambos proyectos, sino por modificar algunos artículos.

-Con lo de Pichetto, se nota la voluntad de cruzar fronteras que antes eran difíciles…

-Imposibles.

-¿Dónde están los límites en ese diálogo?

-Pedimos que no se apruebe o se retire el DNU y ellos proponen modificar algunos artículos. Tampoco fueron tan concretos sobre qué artículos. El tema de las jubilaciones no lo votarían, la venta de YPF, tampoco.

-¿Discutir punto por punto termina siendo una trampa?

-Claro. Te entretienen con un par de artículos y te la ponen por otro lado. Fijate la ridiculez de la ministra (Patricia Bullrich) viendo si era o no legal una reunión de tres personas. Te van entreteniendo con esas cosas para llevar lo que realmente les pide el FMI, que es más ajuste.

-¿Cómo ve al peronismo? Expresó cierta desconfianza…

-Hoy hay una anarquía total. Los sectores que lo integramos, el sindicalismo, los movimientos sociales, los gobernadores e intendentes, vemos con mucha preocupación y tristeza lo que está pasando en nuestro partido, está acéfalo. El presidente del PJ es Alberto Fernández y el de la Provincia de Buenos Aires es Máximo Kirchner.

Yo quisiera saber dónde están. Que vengan, hagamos reuniones, autocrítica, puteémonos, y salgamos todos juntos ante la sociedad a decir que el peronismo tiene esto para darles. A pesar de todas las cagadas que nos mandamos, las peleas públicas con la vice, no haber podido bajar la inflación, y todo lo que hizo que este personaje (Milei) sea presidente. Por abajo hay reuniones.

El otro día hemos estado con Sergio (Massa). Hoy no veo un líder que convoque a reorganizar. Los gobernadores están cuidando sus provincias, es normal. El sindicalismo es el que ha tomado la bandera de resistencia a este modelo económico. Más allá de que a los dirigentes nos puteen, hoy la CGT tiene la centralidad para ponerle freno a esta locura que quiere llevar adelante este presidente, que más que presidente es un gerente de las corporaciones nacionales e internacionales.

-El otro día trascendió algo de esa reunión con Massa…

-¿Lo de que levantemos el paro? Todo verso.

-¿Pero cómo fue?

-Son cosas que quedan en el vestuario. Fue una charla. Mirá si Massa nos va a venir a levantar el paro. Se discutió sobre los errores que se cometieron y la necesidad de organizar al peronismo. Él tiene muchos contactos en el Congreso y está laburando para juntar los 129 votos para que no se apruebe.

-¿Qué opinás de los que critican que a un mes de que haya asumido Milei se organice un paro general, y que en los cuatro años del gobierno anterior no haya habido?

-Alberto, con todos sus errores, no llevó adelante un proyecto en contra de los laburantes. Las paritarias fueron libres, cada gremio pudo sacar un bono extra. Milei en un mes cometió una locura. Si la CGT se queda cruzada de brazos y no hace nada, dicen que somos la burocracia sindical, que defendemos la caja y las obras sociales. Si salimos a la calle y hace sólo un mes que gobiernan, estamos locos. En plena campaña me cansé de decirlo: si gana este tipo después no lloremos, porque viene por esto y esto. Dije en varios reportajes que iba a ser el primero en salir a la calle.

-¿Por qué cree que ganó esta variante de ultraderecha en Argentina?

-Fue un combo de errores propios, peleas internas, la inflación que no se pudo controlar, el muchacho este que anduvo en barquito. Hay un antiperonismo y un antikirchnerismo. Milei pudo canalizar toda esa bronca.

-¿La CGT podría haber torcido el rumbo?

-Nos cansamos de hacer asambleas en todos los gremios. No alcanzó.

-Más allá de la campaña electoral, la consulta es si podría haber influido en los años del Frente de Todos para corregir el rumbo.

-Sabés la de reuniones que tuvimos con Alberto, con Cristina, con Massa, con Máximo…Hubo dos o tres hechos puntuales que hicieron que se caiga el gobierno y aumente la bronca. La falta de combustible faltando quince días para votar, la remarcación de precios permanente. Esto se los dije a Alberto y Cristina. Los muchachos me contaban que la harina que llevaban a los centros de distribución de Coto o Carrefour no llegaba a la góndola, iba a un depósito y así desabastecían. No hubo fortaleza del gobierno para hacerlos clausurar, multarlos. ¿Sabés cuántos camioneros, bancarios, petroleros y periodistas lo habrán votado? Ahora nadie lo votó.

-¿Por qué cree que los legisladores del peronismo podrían no acompañar el reclamo de la CGT?

-Se está hablando con todos. Los puros nuestros hoy son 112. El tema es la apretada del gobierno nacional: no te mandan guita para las obras, para los sueldos. Es más fácil que los laburantes paguen Ganancias que volver con el impuesto a la riqueza como cuando el Congreso lo impuso y saltaron los gorilas. Es otra de las banderas que vamos a defender.

-Se reflotó el acuerdo con el FMI, ¿lo ve viable?

-Es humo. Te dan la guita y vuelve a ellos. El otro día lo explicó bien Massa.

-¿Qué hay que hacer con esa deuda?

-Las últimas negociaciones que llevaba Sergio iban en ese sentido. Ir llevándola y refinanciar todo de vuelta. El que tendría que estar sentado ahí es el hache de pé de Macri. ¿Dónde están los 45 mil palos? Él es el responsable, con Caputo, Sturzenegger, Patricia Bullrich y todos los que fueron parte de su gobierno. Fue escandaloso, ni Ucrania pidió tanta guita. El tipo no da la cara y tiene protección mediática y judicial.

-De la marcha van a participar otras organizaciones además de la CGT. ¿Cómo está la relación con la UTEP y las CTA para pensar una integración? Iba a tener una reunión con dirigentes de la Unidad Piquetera pero Daer dijo que no sabía quiénes eran. ¿Cómo está ese vínculo?

-Nos conocemos todos. Hemos compartido miles de plazas. El nuevo consejo directivo de la UTEP asumió en la CGT. La integración es una cuestión formal, hay compañeros que dicen que sí y otros que no. Es una discusión que se va a ir dando. Con (Hugo) Yasky es lo mismo. Lo importante es la unidad en la acción en la calle. La semana que viene nos juntamos con la Unidad Piquetera. Son laburantes. La inflación y el hambre le pega a los de izquierda, de derecha y de centro.

-La CGT luce unida ante este gobierno. No era así tiempo atrás. ¿El modelo del triunvirato fue efectivo o está agotado?

-En ese momento fue efectivo más allá de las diferencias. Hoy está más fortalecida que nunca después de muchos años. Puede ser que alguno putee un poco más, que haya gremios un poco más grandes o más chicos. Lo importante es el objetivo de que caiga el DNU y que cambie el modelo económico. Después, el tiempo dirá si queda uno, dos o tres en la conducción. Lo que importa es que los laburantes nos vean a todos juntos.

-Si tuvieras que pronosticar, ¿qué va a pasar con este gobierno?

-Esto es día a día. Va a ser complicado. Uno no quiere que se vayan, ni que renuncien, ni que haya un 2001, pero no se puede negar que va a ir creciendo el descontento y la protesta social. No están bajando comida a los comedores. Creen que no darle un plato de comida a un pibe es achicar el Estado.

-¿Hay una vía de estabilización del país sobre la base de un ajuste de distinto tipo?

-Es como siempre. Son guapos con los débiles y cagones con los poderosos. La reforma laboral la hizo Paolo Rocca. Están gobernando directamente para sus mandantes, que son las grandes corporaciones de afuera. El 24 se va a empezar a ver toda esa bronca y resistencia que comenzó el día que fuimos a Tribunales. Nadie esperaba que a los 15 días saliéramos a la calle.

-Trascendió que iban a convocar al Consejo del Salario Mínimo, ¿sabe algo?

-Todo son trascendidos, no hay contacto. Ignoran al movimiento obrero. Algún gremio puede firmar su convenio, eso es normal. Pero institucionalmente a la CGT, para tratar temas de fondo, ni bola. Nada. Aparte, si me convocan, no sé si voy. «

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