Quién es quién detrás de la pelea de los gremios contra el Gobierno
06/07/2019 Clarín – Nota – Sociedad – Pag. 49
UNA HUELGA POLÍTICA EN PLENA CAMPAÑA
Luis Ceriotto
Los sindicatos que llevaron adelante el paro se identifican con el kirchnerismo y con el massismo.
La decisión de Pablo Biró, el titular de APLA, el sindicato de pilotos, de “dar la lucha” contra la política aerocomercial del Gobierno, o contra el Gobierno y punto, no es una novedad: la viene anunciando desde diciembre de 2015.
En las medidas de fuerza encubiertas de ayer están tanto APLA como APA, el gremio que agrupa al personal de tierra, cuya base creció exponencialmente durante los años de Mariano Recalde como presidente de Aerolíneas.
También están los Aeronavegantes, identificados con Facundo Moyano y Sergio Massa.
Ricardo Cirielli, un gremialista peronista con juego propio, no adhirió, pese a haber condenado la política del Gobierno. Tampoco el gremio que agrupa a los pilotos de Austral, UALA. No es la única brecha entre los pilotos: también asoma una fuerte división entre muchos pilotos de LATAM Argentina y la conducción de APLA.
La oposición de APLA al gobierno siempre fue política, más alláde las circunstancias: una semana antes de que asumiera Macri, Biró planteó que Gustavo Lopetegui, ex CEO de LAN, “manejaba” la política aerocomercial y que esta iba a ir en detrimento de Aerolíneas.
Hacia 2017, cuando todavía el dólar costaba menos de 20 pesos se otorgaron nuevas rutas y las aerolíneas comenzaron a traer más aviones, Biró orientó sus quejas a que no había suficiente cantidad de pilotos profesionales para atender semejante demanda.
Entonces amenazó con que APLA no iba a permitir que fueran reclutados pilotos “en los aeroclubes”.
Luego vino la devaluación y las aerolíneas se vieron afectadas: los precios del cabotaje no sólo son en pesos, sino que la competencia de las “low cost” las había llevado a todas a una guerra de tarifas insostenible contra los costos en dólares del combustible y del alquiler de los aviones.
Todas las líneas aéreas crujieron puertas adentro, pero las “low cost” siguen volando a pérdida, buscando ganar participación de mercado. Esa situación sirvió para alinear a la totalidad de los gremios aeronáuticos, no sólo a los más combativos como APLA, contra la política del ministro Guillermo Dietrich, que es la política del presidente Macri, que estuvo en la salida del vuelo inaugural de JetSmart, en el aeropuerto de El Palomar.
En el último año se cayó la totalidad de la operación de LASA; Andes devolvió todos los aviones que alquilaba y Avianca Argentina primero postergó planes de expansión y finalmente dejó sus aviones en tierra.
Aerolíneas, que supuestamente iba a tener déficit cero, cerró 2018 con una pérdida de casi 600 millones de dólares (los subsidios del Estado fueron US$ 200 millones, pero el rojo fue de 21.800 millones de pesos). LATAM Argentina ya había cerrado rutas, pero además tiene un avión viejo para cubrir la ruta a Miami que no va a renovar y que está generando un conflicto en el gremio de los pilotos.
Sólo las “low cost” (Flybondi, Norwegian y JetSmart) se expanden. No hay magia: Sus accionistas han decidido aguantar y seguir volando a pérdida con tal de ganar participación de mercado. Un tipo de capitalismo salvaje que, para colmo, funciona con trabajadores jóvenes que no se están afiliando a los gremios. En los últimos paros de la CGT, Flybondi realizó casi todos sus vuelos