Aerolíneas profundiza la pelea con su personal y rechaza la conciliación obligatoria

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Tiempo Argentino

La empresa canceló sus vuelos para mañana y convirtió el paro anunciado en un lockout. Los gremios denuncian la falta de diálogo. El financiamiento para 2019, en el centro del conflicto.

 

Por Martín Ferreyra

25 de Noviembre de 2018

La pelea entre el gobierno y los gremios aeronáuticos recrudeció en los últimos días. El grupo de los Sindicatos Aeronáuticos Unidos (SAU) ratificó el paro de mañana en reclamo de la actualización salarial y en contra de las 376 suspensiones dispuestas por participar en las asambleas de la semana pasada. La empresa contraatacó: canceló todos los vuelos programados para el lunes. Lo hizo para «evitar situaciones de confusión y problemas para el pasajero», según un comunicado oficial. De esa manera, retomó el control de la disputa.Tras conocerse esa jugada, los gremios del SAU se llamaron a silencio pero a última hora los secretarios generales de APTA, Ricardo Cirielli; APA, Edgardo Llano; UPSA, Rubén Fernández; APLA, Pablo Biró; y UALA, Cristian Erhardt, ratificaron el paro por 24 horas sin presencia en los lugares de trabajo.

Antes de que se conociera esa ratificación el gobierno saboreó la batalla ganada. El ministro de Transporte, Guillermo Dietrich, aprovechó una entrevista radial con Cadena 3 para castigar a los sindicatos con la negación pública de la conciliación obligatoria que vienen pidiendo. El funcionario definió el pedido de los gremios como «esquizofrénico» porque la conciliación «es una herramienta para gente que quiere sentarse a dialogar». Y aclaró que para el gobierno el dictado de esa medida significaría «extender el conflicto unos días», razón por la que convocó a resolver la disputa «ahora, sentándose en una mesa». Dietrich también cuestionó la representatividad de los dirigentes sindicales, a quienes diferenció de los empleados de la empresa. En ese sentido, dijo que «la gente (con ese término se refirió a los trabajadores aeronáuticos) no quiere hacer paro en Aerolíneas».

Las palabras del ministro fueron la punta de lanza de un plan que el gobierno ya tenía en mente y ahora se decidió a apurar: el ajuste de la empresa. La devaluación y los mayores costos hicieron que el déficit cero que se aguardaba para 2019 se convirtiera en una necesidad de aportar $ 13 mil millones a lo largo del año para asegurar el funcionamiento de Aerolíneas y de Austral. Según medios oficialistas, fue el propio presidente Mauricio Macri el que decidió patear el tablero y avanzar con reducciones de personal y de equipamiento: ya estaría resuelto no renovar el leasing de dos Airbus 340, lo que obligaría a reducir la frecuencia de algunas rutas internacionales.

La respuesta

Los gremios respondieron que Dietrich «se rasga las vestiduras hablando de un diálogo que nunca existió. La empresa que él administra incumple los acuerdos salariales preexistentes, sanciona a los trabajadores cuando ejercen su derecho a reclamar y con paritarias vencidas no convoca a recomponer salarios en un contexto de país en donde la inflación nos degrada el poder adquisitivo día a día».

En ese  marco, SAU ratificó su plan de lucha y no descartó nuevas medidas de fuerza a futuro. La Asociación Argentina de Aeronavegantes (AAA) se mantiene al margen, ya que sus afiliados no sufrieron suspensiones. No obstante, el martes realizará asambleas en el lugar de trabajo de 4 a 7 de la mañana en el marco en el marco de una convocatoria de la Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte (CATT).

Gustavo Lipovich, investigador especializado en mercado aerocomercial, destacó que el paro sindical del lunes fue anunciado con tiempo, a diferencia de otras medidas previas que el gobierno objetó por sorpresivas. «Hasta el momento no se dictó conciliación. Por lo tanto, la cancelación de los vuelos pone a la empresa en un lugar de lockout patronal. La propia administración de Aerolíneas decide mantener la falta de diálogo y profundizar el conflicto», agregó.

Para Lipovich, el procedimiento de la compañía «expresa claramente un direccionamiento: el gobierno promueve la puja porque busca capitalizar la repercusión. De esa manera corre el foco y  es funcional a las hipótesis de apoyo concreto a otras líneas aéreas, en particular a las lowcost. La idea es romper el diálogo y después provocar una agudización del conflicto”. «

Flybondi aprovecha para sacar tajada del presupuesto oficial

En medio de la disputa que trenza al gobierno y a los gremios aeronáuticos, la aerolínea lowcost Flybondi lanzó una campaña en la que se ofreció a proporcionar pasajes a legisladores a tarifas por un costo 50% inferior al que actualmente demandan esos tickets al Estado nacional.
La publicidad es un paso más en el llamativo derrotero de la empresa en el país. Flybondi, que vendió pasajes antes de operar, que hizo lobby para que le habilitaran el aeropuerto militar de El Palomar, que fue noticia –y eje de numerosas bromas- por distintas irregularidades en vuelos varios, esta vez se ofreció como alternativa para “bajar el gasto público”.
Con ese mensaje la empresa hizo gala de su sentido de la oportunidad, porque logró meterse en la agenda económica dominada por el acuerdo con el FMI y los recortes presupuestarios que hacen prever un 2019 de cinturones muy ajustados.
Pero en el mismo movimiento apuntó contra el jugoso botín que gastan anualmente en viajes los diputados y senadores. Solamente el presupuesto de la Cámara Baja para el corriente ciclo preveía un gasto de $ 92.937.057 en términos de pasajes y viáticos, que no tienen costo para los legisladores pero el Estado debe abonar.
Los gremios y analistas acusan al gobierno de Cambiemos de presionar a los aeroportuarios con la intención de achicar el negocios de Aerolíneas Argentinas en favor de las empresas que juegan dentro de lo que dieron en llamar oficialmente como la Revolución de los Aviones. 

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