Alicia Reynoso, la primera veterana registrada de la Guerra de Malvinas

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07/03/2022 NoticiasporelMundo.com – Nota

La Guerra de Malvinas marcó un antes y un después en la historia argentina, pero en el marco de ese relato, se dejó afuera la participación de mujeres que prestaron un invaluable servicio: las enfermeras.

Si bien en 1986 la Fuerza Aérea las reconoció por su labor, nunca cobraron la pensión que se les otorgó al resto de los veteranos ni se las incluyó en los listados de tales, cuando los civiles que ocuparon el mismo puesto que ellas, sí lo tuvieron. Recién en mayo del 2021, dos de ellas, Alicia Reynoso y Stella Maris Morales, consiguieron el fallo de la justicia avalando su trabajo.

En el Día de la Mujer, Crónica dialogó con Alicia para conocer cómo fue su paso por el Hospital Reubicable, en pleno conflicto bélico. Ella es entrerriana y formó parte de la primera promoción de mujeres con estado militar, egresadas de la Fuerza Aérea en 1980.

“Tenía 22 años, estaba en Buenos Aires trabajando, recién recibida del secundario y salió una propuesta de trabajo por la tele. Me anoté como una inquietud y terminó siendo la razón de mi vida”, comenzó la veterana. Montaron un hospital de la nada Cuando comenzó la guerra, ella tenía un cargo jerárquico en el Hospital de Pompeya, pero la seleccionaron para liderar el equipo de chicas que iría a colaborar.

“Las primeras cinco enfermeras que partimos para Malvinas salimos alrededor del 5 de abril y después fueron llegando las otras tipo refuerzo, yo era la jefa de enfermería del Hospital Aeronáutico de Pompeya y se me ordena que seleccione a cinco mujeres que pensaba que no iban a claudicar. Las que seleccioné estaban trabajando en áreas complicadas, estaban acostumbradas a vivir situaciones críticas”, continuó Alicia.

Como muchos de los que participaron en el enfrentamiento, no sabía qué estaba ocurriendo realmente ni con qué se iba a encontrar cuando llegase. “A mí no me dijeron detalles. Como personal militar me ordenaron ir a Malvinas y cuando llegamos a Comodoro Rivadavia la superioridad dijo que el hospital se debía quedar allí por una cuestión técnica, que era un suelo firme, ya que contábamos con aparatología de alta precisión. El hospital se arma y se desarma por el personal que se moviliza primero. Así que las mujeres estuvimos desde el principio montando el Hospital hasta que lo replegaron e incluso varias compañeras viajaron a trasladar a los prisioneros de guerra después”.

Enfermeras y madres Apenas tenían un par de años más que los soldados que caían en sus manos, pero se transformaron en el sostén emocional y maternal de muchos de ellos. “Tuvimos muchas experiencias a nivel profesional, pero lo que sí recordamos todas es el patriotismo con el que llegaban esos jóvenes leones de 18 años. La mayoría estaba cumpliendo su servicio militar obligatorio, muchos no habían hecho la instrucción precisa. Sin embargo, cuando llegaban nos pedían que los curáramos rápido porque querían volver, habían dejado a su hermano o a su amigo”, manifestó la valiente veterana.
Sus gritos no los olvidaron nunca. «Si bien es cierto que traían las heridas del cuerpo y escuchábamos sus quejas de dolor, lo que más nos retumba en la cabeza es el ‘mamá, mamá, llamen a mi mamá, avisen a mi mamá’. Eso nos marcó muchísimo como mujeres», recordó.

Por otra parte, una de nuestras mujeres más valientes vivirá un 8M — Día de la Mujer— particular, porque sabe que en aquel pedazo de tierra, que ella y tantos otros fueron a cuidar y reclamar, su rol contenedor hizo una diferencia en quienes cuidó y escuchó. «La Fuerza Aérea estuvo muy acertada en colocarnos en esa línea porque era en donde ellos necesitaban nuestra presencia. Si bien estábamos a igual nivel que ellos, con los mismos miedos, con las mismas incertidumbres, éramos una palabra diferente y ejercimos la contención que no nos habían enseñado en ninguna facultad».

Las 14 mujeres que finalmente estuvieron designadas allí, nunca recibieron ni la pensión ni el plus correspondientes a los veteranos, cuando sus colegas varones, e incluso los civiles que no pertenecían a la Fuerza, pero que colaboraron codo a codo con ellas, sí lo hicieron.

“Primero levanté la bandera por la visibilidad de la mujer y después me siguieron dos de mis compañeras el año pasado. Cuando gané el juicio todas fueron con mi abogado porque es una cuestión de tiempo para que sean reconocidas en esa lucha por la visibilidad de la mujer”, rememoró.

Cuando comenzó a compartir sus fotos y recuerdos a través de Facebook recibió mucho odio. “Esto empezó tímidamente en el 2010, subiendo imágenes a las redes. Se transformó en una batalla, era tanto lo que me golpeaban psicológica y físicamente por contar la verdad y por exigir un derecho que me correspondía que dije ‘¡Guau! No sabía que molestara tanto’ y por algo debía ser”.

En esa lucha por la visibilidad, escribió un libro con historias cortas, con fotos de los días vividos. Luego, gracias a un cineasta, llevaron adelante la grabación de un documental con el apoyo del INCAA y de dos senadores que colaboraron con los pasajes y las estadías en el sur. En el 2019 sufrieron una dura agresión cuando fueron a participar de un desfile patrio.

“Ningún presidente nos reconoció como veteranas, solamente el año pasado el señor presidente Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas, Alberto Fernández, nos eligió como el institucional del 2 de abril. Su antecesor, Mauricio Macri nos mandó a echar de un desfile del 9 de julio. Nos querían sacar con la fuerza pública”, recordó con bronca.
El 5 de mayo del 2021 los jueces Nora Dorado, Walter Carnota y Juan Fantini determinaron que reunía las condiciones suficientes para ser considerada una Veterana de la Guerra de Malvinas.

“Me llamó una abogada amiga tempranito el 6 de mayo, a la sentencia la habían subido el día anterior a las 22.00 horas y mi abogado no la había visto. Me largué a llorar, porque son años de lucha, de mucha violencia hacia mí, primero por decir la verdad, por mostrar fotos y segundo por exigir un derecho que ellos me habían quitado”.

“El juicio fue un canto a la Justicia, a la verdad después de casi 12 años de lucha. Con esto vieron que yo no era ni loca, ni mitómana, ni prostituta, ni todas las cosas que me dijeron. Muy pocas veces me dijeron sí ustedes estuvieron, quizás se acordaron alguno de los soldados que pasaron por las manos nuestras, pero la superioridad nos negó, nos olvidó sistemáticamente”.

Pero la lucha no terminó acá: “Hay dos cosas que voy a marcar: en el certificado que me dieron dice Veterano de Malvinas y en la lista que figura en el Ministerio de Defensa en vez de ponerme Alférez Reynoso me pusieron soldado Reynoso. La Fuerza Aérea la semana pasada hizo la inauguración de una sala referente a Malvinas con todos los sistemas de armas, es decir, las especialidades que hubo en la guerra y nosotras no estamos. No hay ninguna foto. La negación sigue, pero la historia se escribe una con la verdad y lo vamos a conseguir”, sentenció.

Por B. L.

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