Según un portavoz del aeropuerto, ha habido escasez de personal en el control de seguridad, lo cual ha motivado el desastre. Los tiempos de espera para acceder a la terminal volvieron a superar las tres horas, y las colas de viajeros salen del edificio y se extienden por carpas montadas en la calle.

Más de 300 vuelos se retrasaron unas pocas horas desde el primer momento en la mañana hasta tarde en la noche. Pese a estos retrasos, son incontables las quejas de los viajeros en las redes sociales diciendo que el caos les ha llevado a perder sus vuelos.

Según algunos testimonios, muchos pasajeros, desesperados por el caos y el miedo a quedar en tierra, rompieron algunas puertas que cerraban el paso a zonas de seguridad. No ha habido detenciones pese a que hubo de intervenir la policía.

El aeropuerto había contratado doscientos guardias de seguridad adicionales que o no estaban o no han bastado. Además, en Schiphol hoy está en vigor una limitación del número total de pasajeros, que tampoco ha tenido influencia en la prevención de este nuevo espectáculo.

Bajo el hashtag #schiphol Twitter muestra incontables imágenes del caos absoluto que ha vuelto a vivir la terminal holandesa más importante.