Aviones y diseños de Émile Dewoitine

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Émile Dewoitine, seguramente sin habérselo propuesto, ocupa un lugar esencial en la historia de la aviación argentina, aunque su producción personal aquí se limitó a un único avión que voló muy poco y no satisfizo las esperanzas puestas en él.

Pero ese avión fue el Pulqui, uno de los primeros jets de la historia y eso le da valor a la errática trayectoria de su autor, que fue uno más de los científicos de países del eje que fueron contratados por la Argentina sobre el final de la Segunda Guerra Mundial. En su caso particular fue juzgado in absentia en Francia y condenado por colaborar con la ocupación alemana.

Pero el valor de pionero de Dewoitine en la Argentina no empezó allí, porque el primer avión de caza digno de tal nombre producido en la Fábrica Militar de Aviones, entre 1930 y 1937, fue un diseño suyo que se construyó bajo licencia, el D-21, que operó en Ejército y Armada.

El libro

Este libro habla poco y nada de la carrera del personaje y se centra en detallar cuidadosamente la trayectoria los aviones con su marca, en nuestro país, y en esto está el valor de la obra, que trasciende largamente el tema de las aeronaves y nos da una idea bastante clara de lo que hacía la sección mejor armada de la aviación del Ejército Argentino, porque nos da el “dónde” “cuándo” “cómo” y “quién” de la operación del arma aérea, dejando parcialmente de lado el “por qué”, que es un tema político complejo que excede a los aviones.

Así nos enteramos que los Dewoitine, vistos con ojos actuales, volaron poco y tuvieron varios accidentes, que se intentaba hacer ejercicios frecuentes  pero muchas veces se suspendían, que los suboficiales pilotos volaban tanto como los oficiales y que las fallas mecánicas eran casi siempre las mismas.

Aunque el libro no lo dice, con estos datos, es relativamente fácil comprender la campaña que hubo en su momento contra esta producción en la FMA, que concluyó con la elaboración de aviones de diseño propio.

Pero la flota de aviones Dewoitine en la Argentina se completó, de modo totalmente inesperado y fuera de libreto, con cuatro aviones de Air France que quedaron en el país cuando comenzó la guerra. Eran dos D-333 y dos D-338, trimotores de pasajeros, que terminaron sus días en la aviación militar y las rutas de LADE. El último fue el mencionado Pulqui, y se deben agregar algunos diseños que no llegaron a plasmarse.

Como dijimos al principio, es un libro bien estructurado, que habla de aviones que hoy son poco conocidos, salvo el Pulqui, que es una historia aparte. Está muy bien ilustrado, aunque habría que remarcar que muchas ilustraciones son muy pequeñas para poder ser apreciadas en sus detalles. La lectura de los organigramas no puede hacerse sin una buena lupa.

Pablo Luciano Potenze – Gacetaeronautica.com

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