POR RAZONES ECOLÓGICAS

Hace tres años se anunció la construcción de la terminal cuatro del aeropuerto Charles De Gaulle, en París. Las obras tenían que iniciarse en dos semanas, pero acaba de hacerse público la cancelación definitivamente del proyecto.

El coronavirus por un lado, y la política ambiental que intenta frenar el crecimiento de las infraestructuras aeroportuarias han terminado por paralizar la inversión. La cuarta terminal habría permitido que el aeropuerto de París Charles de Gaulle, situado al norte de la ciudad, manejara hasta cuarenta millones de pasajeros adicionales al año.

La ministra de Ecología, Barbara Pompili, declaró a la prensa que ahora hay que centrarse en aviones eléctricos o de hidrógeno y que el proyecto de aeropuerto no tiene sentido. “Debemos avanzar –dijo– hacia un uso racional de los viajes aéreos”.

El aeropuerto Charles de Gaulle se inauguró en 1974 y tiene capacidad para 76 millones de pasajeros al año. Dispone de tres terminales de pasajeros. La nueva terminal 4 se anunció como un aeropuerto dentro del aeropuerto. Gracias a ella, se pensaba que dentro de quince años se pudieran operar 450 vuelos adicionales.

La explicación de la ministra de Ecología, que satisfizo inmediatamente a los partidos ecologistas, tiene un riesgo: aunque sean eléctricos o a hidrógeno, las terminales aéreas deberían ser necesarias si la movilidad de los viajeros se mantiene en crecimiento como hasta antes del Covid.