Carola Lorenzini, la primera mujer piloto de la Argentina

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17/11/2019 TN.com.ar – Nota

Por José Narosky
Hoy se celebra el aniversario de la creación de la aviación del Ejército. El recuerdo de una mujer que demostró que quien tiene ideas es fuerte, pero quien tiene ideales es invencible.

La Aviación de Ejército fue creada el 17 de noviembre de 1956. La principal misión de esta tropa técnica es brindar apoyo e incrementar la capacidad de las fuerzas terrestres durante operaciones militares. Aludiré hoy a Carola Lorenzini, que si bien fue la primera mujer piloto de la Argentina, no tuvo rango militar y si tuviera que calificarla, la llamaría heroína. También quiero rendir en estas líneas, homenaje a los héroes anónimos y gloriosos de nuestra fuerza aérea, que mostraron su valor e hidalguía en la guerra de la Malvinas. Valor exaltado incluso hasta por nuestros enemigos de entonces. Estos héroes argentinos, casi sin recursos y con una diferencia tremenda en cuanto a tecnología, marcaron a fuego el balance bélico de entonces, al punto tal de haber colocado a la flota inglesa al borde del colapso por sus valerosas hazañas. Pero volvamos a Carola Lorenzini. En su recuerdo, hay una calle de la Ciudad Jardín Lomas del Palomar y otras en 4 ó 5 ciudades argentinas, entre ellas Alejandro Korn en el sur del Gran Buenos Aires (donde ella nació). Pero la ingratitud de los pueblos, que suelen olvidar a muchos de sus mejores representantes , hace que no todos sepan ya, quién fue esta aviadora argentina alta y espigada. ¿Por qué dije heroína? Porque hace casi un siglo, cuando la aviación estaba prácticamente en pañales, ella establecía el récord sudamericano femenino de altura en avión. El 31 de marzo de 1935 a las 8 de la mañana Carola Lorenzini subía a un avión, en Morón y se elevaba hacia el cielo. Creo que los que viajan hacia el firmamento a veces tropiezan. Pero quizás el cielo los ayuda a no caer. Tres horas después, aterrizaba en el mismo lugar con el récord en su mano. Había alcanzado más de 3.800 metros de altura . Carola Lorenzini había sido una excelente atleta, gran nadadora, con varios premios obtenidos. Trabajaba en la Compañía Unión Telefónica, que después se denominó ENTel. Pero sus ausencias al trabajo se hicieron demasiado frecuentes. Su vocación de volar se imponía en ella. Ante un reproche de su jefe le replicó: Disculpe, señor, necesito trabajar para comer, pero necesito volar, para vivir Un hecho curioso es que recién a los 34 años obtuvo su brevet de piloto. Cinco años después, el ministerio de Guerra, así se llamaba el actual ministerio de Defensa, le facilitó un avión Focke Wulf para que efectuara vuelos por todo el país. Recorrió las 14 provincias que había en aquella época y las 3 gobernaciones. Todo esto en poco más de un mes. Voló más de 5.000 kilómetros y efectuó docenas de exhibiciones de alta acrobacia en todas las ciudades donde se detuvo. La fama tocaba, si cabe la expresión, a esta intrépida aviadora nacida en agosto de 1899 en Empalme San Vicente (hoy Alejandro Korn) en el sur del Gran Buenos Aires. Era la séptima entre 8 hermanos. Cursó sólo hasta cuarto grado. En la escuela de la vida, ella había elegido sus maestros . Intuía que la ciencia puede aprenderse. Pero el saber sólo puede reflexionarse. A los 11 años le decía a su madre: «Mamá, si los pájaros vuelan ¿por qué no voy a poder volar como ellos?». Carola Lorenzini tenía un gran coraje natural. Llegó a domar potros y, en su pueblo natal, fue la primera en manejar un auto y también en cruzar sola en avión el Río de la Plata. Se considera que con Jorge Newbery fueron los 2 exponentes más altos de la aviación civil Argentina . Fue, además, la primera mujer en ser aceptada como instructora de vuelo en Sudamérica. Pero llegó la última semana de noviembre de 1941. Hacía poco más de tres meses, había fallecido el famoso poeta y filósofo Indio Rabindranat Tagore , premio Nobel de Literatura que había influido mucho en su formación espiritual. La muerte de Tagore la había sumido en una honda tristeza que muchos consideraron excesiva. Es cierto que la sensibilidad no implica sensatez . Incluso puede quitarla. Pero así y todo nadie tiene derecho a ser juez del sentimiento de otro ser humano. Estaba realmente desolada por la muerte de Tagore a quien había conocido cuando el escritor visitó nuestro país. De cualquier manera y en muy bajas condiciones anímicas, se hizo presente ese fatídico día de noviembre en el aeródromo de Morón. Tripularía un Piper. A las 16, se elevó con su avión para realizar sus clásicas acrobacias en homenaje a 4 aviadores uruguayos que visitaban nuestro país. Cuando llegó a los 900 metros de altura, su avión entró en picada. No pudo salir y se estrelló ante la aterrada mirada de más de 2.000 personas. Tenía solamente 42 años. El tiempo desdibujo su figura y su nombre. Pero Dios le brindó una feliz posibilidad: morir haciendo lo que más amaba . Y uno de mis aforismos para Carola Lorenzini, una mujer que hizo de su ideal, su destino. Van hacia su destino, sólo aquellos que saben buscarlo.

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