EASA publica nuevas reglas que reducen el combustible a bordo

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La norma busca transportar combustible innecesario.

La Agencia de Seguridad Aérea de la Unión Europea (EASA por el acrónimo en inglés) ha publicado una “Decisión” que propone a los operadores de aviación reducir la cantidad de combustible transportado durante los vuelos para reducir las emisiones de CO2.

Si los operadores aceptan –ya que no sería obligatorio para todos–, las aeronaves reducirán el peso de combustible sin que se afecte la seguridad de las operaciones en los casos en que su plan de vuelo deba prolongarse por razones de tránsito, condiciones meteorológicas o de otra índoles. El transporte de combustible “innecesario” agrega peso a la aeronave y en consecuencia aumenta el consumo y las emisiones.

EASA tiene en cuenta que hoy en día la tecnología permite que el combustible necesario puede optimizarse gracias a una más precisa evaluación de riesgos, cálculos basados en mejores datos y una toma de decisiones más eficiente, es decir, sin reducir los altos niveles de seguridad alcanzados.

El paquete regulatorio, que consta del Reglamento (UE) 2021/1296 y la Decisión ED 2022/005/R que proporciona el AMC y GM, está alineado con la orientación de la OACI. Los principios también se aplicarán a las aeronaves mixtas (eléctricas) o propulsadas total o parcialmente por fuentes de energía alternativas.

“Este paquete regulatorio es parte de los esfuerzos generales de EASA para reducir el impacto de la aviación en el medio ambiente”, dijo Jesper Rasmussen, director de estándares de vuelo de EASA. “No hay razón para elevar al cielo más reservas de combustible de las necesarias: elevar el combustible quema más combustible. Lo que es más importante, esto se puede hacer sin comprometer la seguridad: la reducción es posible gracias a mejores métodos de evaluación y mejores datos que permiten a las aerolíneas llevar a cabo una evaluación de riesgos más precisa”.

La Decisión EASA 2022/005/R  entrará en vigor el 30 de octubre de 2022.

Las nuevas reglas introducen tres esquemas de combustible diferentes: esquema de combustible básico, esquema de combustible con variaciones y esquema de combustible individual. La transición de las reglas actuales al esquema de combustible básico requiere poco esfuerzo adicional desde la perspectiva de un operador aéreo. Los otros dos esquemas son voluntarios y requerirán más recursos para implementarse, ya que requieren capacidades de monitoreo mejoradas por parte de las aerolíneas. Las autoridades nacionales también tendrán que ajustar su supervisión para garantizar que los niveles de seguridad no se vean comprometidos.

Las reducciones precisas que estarían permitidas para operaciones individuales varían según la ruta y la aeronave utilizada.

Desde una perspectiva ambiental, este paquete regulatorio tendrá grandes beneficios. Según los escenarios analizados en el NPA (Notice of Proposed Amendment) 2016-06 (A), la reducción máxima de combustible sería del orden de 1 millón de toneladas por año para los operadores de los estados miembros de la UE sobre la base de los vuelos de 2015. Esto se traduciría en un ahorro potencial anual estimado de 3 millones de toneladas de CO2 (basado en el supuesto de que 1 tonelada de combustible produce 3 toneladas de CO2). Según NPA 2016-06 (A), esto supondría un ahorro potencial estimado de 0,29 kg por minuto en un vuelo de corta distancia, y de 2,31 kg por minuto en un vuelo de larga distancia. Este ahorro potencial representaría aproximadamente el 1% de las emisiones de los vuelos europeos.

El ahorro beneficiará en mayor medida a los vuelos de largo radio. Estos son los vuelos que producen la mayor parte de las emisiones de CO2. Según datos de Eurocontrol, los vuelos de largo radio representan el 6,2% de los vuelos pero generan el 51,9% de las emisiones de CO2.

Fuente: EASA.
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