“El Gobierno permitió entrar a las ‘low cost’ pero sin regulaciones que hagan sustentable al mercado”

715
0
Compartir:

09/09/2019 El Cronista Comercial – Nota – Negocios – Pag. 17

Horacio Proteste, gerente general de Andes Líneas Aéreas
Nuria Rebón

Para el ejecutivo, con larga trayectoria en el sector, las buenas intenciones iniciales del Gobierno terminaron teniendo un malfinaI
PALABRA DE CEO

Las aéreas enfrentan serias dificultades en la Argentina. Aunque crecen los pasajeros de cabotaje, la crisis económica y la fuerte devaluación del peso afectaron de lleno a las empresas, con mayoría de sus costos dolarizados, en un contexto de nuevos competidores low cost que impulsó bajas tarifarias. Hoy, todas son deficitarias e intentan sobrellevar la crisis a la espera de un mejor escenario, comenta Horacio Preneste, gerente general de Andes Líneas Aéreas, firma de accionistas locales que despegó en 2006, en diálogo con El Cronista.
“Ingresaron nuevas empresas y quitaron las tarifas mínimas. Hoy, todos competimos con tarifas en pesos de 2017. Pero el dólar aumentó más de 200% desde entonces, al igual que el combustible y la mayoría de los costos», gráfica Preneste, quien fue gerente comercial de Austral y Aerolíneas por casi dos décadas. —¿Cuál es la estrategia de Andes para adaptarse?
-En marzo de 2018, comienza la recesión, la devaluación y se dolarizan combustible y servicios. Decidimos achicarnos. Teníamos nueve aviones: cinco MD propios, cuatro 737 en leasing para chárter al Caribe y Brasil, y dos órdenes por dos 737 más para fines de 2018. En junio de ese año, empezamos a devolver los 737 y cancelamos los pedidos, por el alto costo de alquiler y seguro. Y, ante la caída de los viajes, nos quedamos sólo con los MD propios. Así, buscamos perder lo menos posible. Llegamos a tener 500 empleados. Hoy, tenemos 320. Pero no despedí mas a nadie. Se pudieron reubicar en otras aéreas con la capacitación que les dimos. Estábamos compitiendo con Aerolíneas, Austral y LAN. Antes de la primera crisis de 2018, ingresa Flybondi. Cuando llegan Norwegian y JetSmart la crisis era más grande. Bajaron las tarifas y hasta Aerolíneas empezó a competir como si fuera low cost. Muchas rutas quedaron sobreofertadas y debimos dejar de operarlas, no eran rentables. Hoy, volamos sólo a Iguazú, Salta, Jujuy, Bariloche, Puerto Madryn y Comodoro Rivadavia. Somos los que menos dinero perdemos porque tenemos los menores costos: los aviones son propios, tenemos un hangar propio en Salla y redujimos la dotación.
—¿Cómo los afectó ¡a última devaluación, tras las PASO?
– Fue otro golpe al negocio, con el agravante de la incertidumbre, que hace que la gente deje de viajar. La demanda al exterior sigue cayendo. La corporativa, también y, por turismo, se mantiene por precio. Al sacar la tarifa mínima, no garantizaron la sustentabilidad del sistema, que no haya dumping o políticas depredatorias. Donde operan low cost, hay políticas regulatorias. El Gobierno no hizo eso y se está vendiendo por debajo del costo. Aerolíneas tiene subsidio y condiciones financieras únicas, como 12 cuotas sin interés. Con una empresa subsidiada, no puede haber mercado low cost.
—¿Qué pasó con los reclamos de las aéreas al Gobierno?
—Las privadas trabajamos juntas en varias cuestiones, como recuperar el saldo técnico del IVA para destinarlo a otros impuestos. Se grava 10,5% las ventas y 21% los costos. Aerolíneas sí puede usar su saldo, hay un tratamiento diferencial. Los insumos están en dólares: las tasas, servicios aeroportuarios y el combustible, que, desde abril de 2018, se equiparó al precio internacional y pasó a cotizar en dólares. Y necesitamos que se aclare el papel de Aerolíneas: si es un competidor más del mercado, que lo haga como los demás; si es protegida, deben advertirlo a los que ingresan. Hasta ahora, no logramos avances.
—¿Cómo está Andes hoy?
—Tenemos déficit financiero y estamos pagando salarios fraccionados. Pero, por suerte, tenemos mucho apoyo de empleados y gremios. Sin ellos, no estaríamos acá. No se puede acceder a créditos, hay menos pasajeros. Estamos vendiendo tramos a u$s 50; en los Estados Unidos, por ese dinero, no podés ni subir a un avión.
—¿Cuál es la expectativa? —Esperamos un cambio de políticas y mercado. Si sigue el Gobierno actual, que haya aprendido de los errores; si es otro, que lo modifique. Hace 14 años estamos en el negocio. No somos aventureros ni venimos por poco tiempo, todo lo que tenemos está puesto en la empresa. Pero ningún Gobierno va a redefinir el papel de Aerolíneas. Hay dos escenarios: si el mercado continúa en recesión, Aerolíneas será, cada vez, más fuerte por sus ventajas. Las demás se van a debilitar y se irán. Si se expande, hay espacio para todos. Pasó en 2008. El transporte aéreo no es un fin en sí mismo, es un ‘medio para’: para desarrollar negocios, turismo. Si la economía se reactiva, habrá más demanda.
—¿Qué opina del Gobierno? —Todos teníamos expectativas: los que estábamos y los nuevos. Las buenas intenciones iniciales terminan en mal final. Querían desarrollar el mercado pero no hubo reglas. En 2002, desaparecieron Diñar, Southern Winds, LAPA y American Falcon

“Nos quedamos sólo con los aviones propios, con las rutas rentables y redujimos personal; somos los que menos dinero perdemos”

Compartir: