El nacionalismo de United, Delta y American
OPINION
El periódico USA Today del sábado publica un artículo con tres firmas: Doug Parker, Ed Bastian y Oscar Munoz (porque en inglés, el apellido pierde la ñ). Se trata de los directores generales de American Airlines, de Delta y de United, los tres grandes consorcios de la aviación de Estados Unidos, y en conjunto uno de los grupos de presión más importantes del mundo.
Más que el hecho de que escriban los tres un artículo con la firma compartida, llama la atención el objetivo bastante difícil de entender de su guerra: Qatar Airways. El artículo es una diatriba, difícil de defender, contra Air Italy que, en definitiva, es un ataque a Qatar Airways.
El argumento es que Donald Trump no tiene que permitir que Air Italy pueda volar entre Europa y Estados Unidos. El motivo aducido es que se trata de una forma encubierta de que Qatar Airways se haga pasar por aerolínea europea y, añaden, todos sabemos que las aerolíneas del golfo Pérsico, Qatar, Etihad y sobre todo Emirates, están subvencionadas por sus gobiernos y, por lo tanto, no compiten honestamente.
Lo que plantean los tres directivos es difícil de defender porque en Europa está prohibida la operación de aerolíneas cuyos propietarios no sean ciudadanos europeos. Esto afecta a la propiedad, o sea al 51 por ciento del capital. En cambio, está permitido que un inversor no europeo disponga del 49 por ciento. En el caso de Air Italy, Qatar tiene el 49 por ciento.
El problema es un poco más delicado –incluso para España– porque Qatar Airways es el primer accionista individual de IAG, el consorcio propietario de British Airways, Iberia, Level y Aer Lingus, que vuelan a Estados Unidos. Qatar dispone del 20 por ciento del capital. ¿Por qué razón un 49, que no es mayoritario, les parece mal, y un 20, no?
Las cosas se complican más porque, por ejemplo, Delta tiene el 49 por ciento de Virgin Atlantic y con licencia británica, que todavía es licencia europea, no americana, vuela a varios destinos del mundo. ¿Debería contarse a Virgin como una licencia americana o sólo se ha de hacer cuando lo determinen los tres directivos de las tres primeras compañías aeronáuticas americanas?
La respuesta europea a las tres compañías americanas está siendo absolutamente contundente, al menos porque la operativa de Air Italy encaja absolutamente en los acuerdos firmados entre los dos continentes.
Las cosas tienen mala pinta porque todo esto toca la fibra sensible de un personaje como Donald Trump, a quien no hay que insistirle mucho en que haga de nacionalista para seducir a sus votantes. Probablemente nuestros empresarios lo sepan y por eso están organizando este show cuyo final no es muy prometedor. Habrán chispas que salpicarán a todo el mundo.
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