En la Fábrica Argentina de Aviones (Fadea), ultiman los detalles de contratos plurianuales con la Fuerza Aérea Argentina que permitirán la construcción, en un plazo de tres años, de al menos 22 aeronaves. Además, se siguen llevando adelante contratos de mantenimiento, modernización y construcción de partes para empresas privadas y para las Fuerzas Armadas.
El enorme predio de Fadea, ubicado en el extremo sudoeste de la ciudad de Córdoba, tiene un movimiento importante pese a la pandemia por el Covid. Hay actividad en varios hangares, en los que hay decenas de aviones y helicópteros. Según su presidenta, Mirta Iriondo, hay alrededor de 70 trabajadores que no pueden asistir a la planta por ser parte de los grupos de riesgo. Sin embargo, hay otros 800 empleados que sí están realizando las tareas habituales.
Para la empresa estatal, lo más importante son los contratos plurianuales: acuerdos de tres años que permiten tener más previsibilidad y que están ligados a la creación, a finales de 2020, del Fondef, un fondo específico en el presupuesto destinado al reequipamiento de las fuerzas militares del país.
Si se suman esos contratos, Fadea tiene un horizonte de producción de al menos 22 aviones en el próximo trienio.
Hasta ahora, se venía trabajando con contratos anuales, los cuales se terminan en los próximos meses. Entre ellos, está la inminente entrega a Fuerza Aérea de un nuevo avión de entrenamiento avanzado y ataque liviano Pampa 3, y que tiene una particularidad: se denomina «bloque 2», ya que cuenta con una actualización tecnológica. Es el sexto que se entrega desde que la fábrica retomó la producción en serie en 2018.
«Estamos entregando el Pampa 1027, que ahora se denomina X04: es un prototipo que está dotado con bloque 2, que empieza la campaña de certificación de sus nuevos componentes», detalló Iriondo. Esa modernización permite que el entrenador simule ser un avión caza de última generación, mejora las comunicaciones con otras aeronaves y con tierra, además de necesitar una estación de planificación de las misiones de entrenamiento.
Además, cuenta con más componentes nacionales que sustituyeron a piezas importadas, como el marco de la cúpula, el actuador de cúpula y el panel de alarmas de configuración. Mientras tanto, se siguen proponiendo más partes de fabricación local como regulador de oxígeno, el sistema de oxígeno de emergencia, el bastón de mando, el block de freno y llanta, o el fatigómetro. Se trabaja con ocho empresas nacionales en este proceso, y con dos extranjeras en el desarrollo de piezas «de estantería»: que no sean producidas sólo para el Pampa, sino que sean estandarizadas.
Este contrato anual se termina con la entrega del sexto avión, y está a la firma un nuevo contrato de tres años para la construcción de seis nuevos Pampa 3, que ya serán «bloque 2». En ese acuerdo con Fuerza Aérea, está previsto el desarrollo de más piezas nacionales.
«Vamos a producir seis nuevos aviones Pampa 3 bloque 2. Y vamos a convertir tres aviones Pampa 2 a Pampa 3 bloque 2», explicó la presidenta de Fadea. Es un proceso en el que se desarma el avión, se lo revisa de punta a punta, se lo equipa con nueva motorización y nueva tecnología de vuelo.
El contrato plurianual es por unos 100 millones de dólares. «Es un panorama que entusiasma mucho», dijo Iriondo. Esa situación permite la mejora en el trato con los proveedores, como por ejemplo en la reposición de piezas que había en stock y que se fueron utilizando desde 2018 cuando se inició la producción en serie.
Malvina
En paralelo, Fadea avanza con el desarrollo del Malvina, un entrenador básico para pilotos que se viene trabajando desde 2013, pero que el año pasado tomó un fuerte impulso gracias al financiamiento que recibió por parte del Instituto de Ayuda Financiera para Pago de Retiros y Pensiones Militares (IAF), que otorgó un crédito por 2,5 millones de dólares, para la construcción del prototipo.
«Estamos haciendo el diseño de los subsistemas que va a tener el avión. En junio comienza la producción del prototipo y la producción en serie será a mediados del año que viene», detalló Iriondo. Se trata de un trabajo conjunto con la Fuerza Aérea.
El Malvina reemplazaría al Tecnam y al Grob, las dos aeronaves con las que los cadetes comienzan a volar.
El objetivo planteado originalmente es que en 2022 se construyan los primero cuatro aviones , y en 2023, otros 12. Todos serán para la FAA.
Así, en el horizonte de Fadea está la construcción de al menos 22 aviones en los próximos tres años: los 16 Malvina y los seis Pampa 3 bloque 2.
Fénix
En otra área del predio, se están terminando los detalles del Fénix: la modernización IA-58 Pucará, que evoluciona de aeronave de ataque a otra que efectuará misiones de Inteligencia, Vigilancia y Reconocimiento (ISR).
El avión tendrá el cambio de motores Turbomeca Astazou por Pratt & Whitney PT6A-62; la modernización de componentes y sistemas de la aeronave para cumplir la proyección de empleo como por ejemplo el cambio de las actuales hélices por cuatripalas Hartzell.
También la instalación y certificación de equipamiento electrónico para tareas ISR con equipamiento producido en el país por Fix View e Invap, que consta de sensor multiespectral con capacidad de visión óptica, FLIR (Forward Looking Infrared, es decir, visor hacia adelante en modo infrarrojo), y designador de blancos laser.
«En el contrato se hace la certificación del Pucará Fénix, que ya está ya remotorizado», explicó Iriondo. El prototipo está haciendo la prueba de vuelo, y ya llegaron dos Pucará más para comenzar el proceso de evolución.
Se espera entregar los tres Pucará Fénix a la Fuerza Aérea con el contrato de tres años de modernización.
Los otros contratos vigentes
Además de la construcción de los aviones, Fadea tiene otros contratos vigentes que van desde el mantenimiento y modernización de aeronaves para la Fuerza Aérea, la producción de aeropartes para Embraer y servicios para la aerolínea Latam.
También tiene acuerdos con el Ejército y la Armada.
En los grandes hangares que se observan desde la avenida Fuerza Aérea, hay un Airbus A320 de Latam que espera por trabajos de pintura y mantenimiento. «Es un contrato que se reactivó, es lento el proceso, y creemos que se va a seguir en esa senda», afirmó Mirta Iriondo, presidenta de Fadea.
Si bien la aerolínea dejó de operar en el país, la empresa estatal le sigue prestando servicios de mantenimiento a la flota de Airbus A320 que vuelan en Chile y Brasil.
En otro de los galpones, continúa el programa de modernización de los Hércules C130. Los operarios de Fadea trabajan en el quinto de estos grandes aviones de carga y transporte, que son sometidos a un proceso de «puesta a nuevo».
«Está un poco atrasado, aparecieron algunas corrosiones y hubo que definir cambio de longueron y el cajón alar», detalló Iriondo. El objetivo es entregarlo a fin de año, plazo en el que también deben llegar los nuevos motores.
En el mismo hangar hay otro Hércules, que hace años que está allí parado. «Queda el TC100, es un avión más grande y hace varios años que no puede volar, estamos discutiendo un contrato para el próximo semestre para comenzar a modernizarlo», detalló Iriondo.
En cuanto a mantenimiento, este año también llegarán otros dos Hércules.
En tanto, se continúa trabajando en la entrega de helicópteros para el Ejército. Se trata de unidades Augusta Westland AB-206, que habían sido descartadas por Italia pero que son modernizadas por Fadea.
«El año pasado se entregaron ocho helicópteros del contrato anterior. Este nuevo contrato, que se inició en noviembre, implica la entrega de cinco unidades entre entre mayo y octubre, de los cuales cuatro se modernizan y uno vuelve a servicio. A fin de año esperamos firmar el contrato plurianual para dar comienzo a la modernización siete helicópteros más», comentó la presidenta de la empresa.
También se reactivó un contrato con la Armada para la modernización de aviones P3 Orion, y de entrenadores Mentor.
Otro contrato que tomó nuevo impulso fue el de retorno a servicio de tres aviones Diamond DA42, del Ministerio de Seguridad, por 1,7 millones de dólares.
Finalmente, se sigue produciendo componentes para el avión KC 390 de Embraer.
La política de RRHH
Mirta Iriondo explicó que hay 900 trabajadores en Fadea. «Tenemos gente contratada a través de consultoras. Los procesos de incorporación de personal son lentos, porque la curva de aprendizaje es lenta. Hay tres personas que habían sido desvinculadas en la anterior gestión se reincorporaron, que las necesitábamos. Hemos tomado algunos jefes, ingenieros. Se busca fortalecer la parte técnica de Fadea, con ingeniería y mecánicos aeronáuticos. Tenemos una política de desarrollo de proveedores locales, hacemos un mix entre ellos y la incorporación de técnicos o ingenieros. Además, tiene que haber una planificación, en los picos de producción lo mejor es contratar tercerizando, sobre todo en la parte comercial», detalló.
Fuente: lavoz.com.ar