Previsible: Caputo traicionó a la CGT pero no le alcanzó para hacer avanzar en Diputados la Reforma Sindical que promueven la UCR y el PRO
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Aunque Santiago Caputo le había prometido a la CGT que los libertarios no avanzarían en el tema, los diputados de Javier Milei acompañaron a los de la UCR y el PRO en el proyecto para detonar el modelo sindical. Juntaron 15 votos. Quedaron a uno de sacar dictamen. Ya no llegarán en 2024 pero abren un interrogante sobre el 2025.
A pesar de que el asesor estrella de Javier Milei e integrante del «triángulo de hierro», Santiago Caputo, había prometido que los libertarios no avanzarían en el tema, los diputados de La Libertad Avanza ayer se presentaron en la Comisión de Legislación del Trabajo de la Cámara de Diputados de la Nación. No sólo eso, sino que acompañaron con su firma la iniciativa de la UCR, de la Coalición Cívica y del PRO para la «Reforma Sindical».
Se trata de un paquete de medidas que buscan limitar el poder financiero de los gremios, bajar la capacidad de organización de los sindicatos y detonar el modelo sindical argentino de unidad promocionada.
«Santiago Caputo no está de acuerdo en modificar la ley de organizaciones sindicales y le ordenó a los diputados de La Libertad Avanza que no participen de la Comisión del Trabajo para modificar estas leyes con este proyecto», había blanqueado Andrés Rodríguez, el líder de UPCN y secretario Adjunto de la CGT.
En esas declaraciones la AM530, el estatal confirmó los contactos frecuentes con el libertario y aseguró que el asesor principal de Javier Milei, «hasta el momento», no ha mostrado actitudes antisindicales.
Eso hasta ayer. A pesar de ese «acuerdo», los diputados libertarios traicionaron a la CGT. Fueron a la comisión y aportaron a los 15 votos que consiguió la Reforma Sindical, que quedó a un voto de tener dictamen para pasar a tratarse en el recinto.
Como había anticipado InfoGremiales, la intención del oficialismo era tener dictamen sobre esos temas e incorporarlos inmediatamente para su tratamiento en la cámara. Cosa que ya no podrá ocurrir, al menos, hasta 2025, año en el que podrían volver a intentarlo.
