Qué es Braniff
Presentar una nueva línea aérea al público argentino de mediados del siglo pasado era una tarea bastante habitual, porque vinieron muchas, pero no muy fácil, sobre todo en las rutas americanas y a Estados Unidos, porque desde hacía más de veinte años estaban bien establecidas Pan American y Panagra.
Braniff, como absolutamente todas las cosas norteamericanas, llegó a la Argentina con el apoyo de la diplomacia norteamericana, que consiguió la autorización para operar aquí al mismo tiempo que Aerolíneas Argentinas luchaba con la negativa de los Estados Unidos para entrar a ese país. La empresa local lo consiguió antes, pero debió batallar por años, mientras que para los Braniff el trámite fue más sencillo (ver Aerolíneas Argentinas, cuando no era Aerolíneas Argentinas).
Llegado el momento de presentarla al público, Braniff tenía un nombre (un apellido, en verdad), que no decía nada, y esa particularidad fue la base de una campaña publicitaria en los diarios que se preguntaba si Braniff era algo para comer o para beber.
La respuesta era inmediata: se trataba de una nueva línea aérea, pero solamente nueva entre nosotros, porque podía aquilatar veintidós años de existencia, una extensa red dentro de Estados Unidos (algo que no tenían ni Panagra ni Pan American, (ver Toda la política aerocomercial norteamericana en un diminuto pie de página), un excelente record de seguridad y una flota moderna, cuyo avión estrella era el DC-6.
Los vuelos de Braniff llegaban a Houston, otra cosa rara, porque hasta ese entonces Pan American y Aerolíneas Argentinas volaban a Nueva York y Panagra a Miami, destinos históricos de los pasajeros que viajaban a ese país, mientras que la ciudad texana era prácticamente desconocida, pero el hub de Braniff estaba allí, una ciudad en el centro del país desde donde se podía volar a todas partes de modo bastante directo.
Muy poco después de empezar a operar en el país, en julio de 1950, Braniff se convirtió en proveedor de servicios aéreos de la Fundación de Ayuda Social María Eva Duarte de Perón, fletando un Douglas DC-6 para llevar ayuda humanitaria a Colombia, donde había ocurrido un importante terremoto. En la misma máquina viajaron además doce delegados argentinos.
Por último, y al igual que otras empresas extranjeras, la norteamericana hizo publicidad de la Argentina en otros países, buscando traer turistas extranjeros a nuestro país.