Revelan las causas del accidente en el que murió Emiliano Sala

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La avioneta en que murió el futbolista Emiliano Sala se estrelló porque el piloto perdió el control cuando volaba demasiado rápido tratando de evitar el mal tiempo. Estiman que el conductor también se vio intoxicado por una entrada de monóxido de carbono en la cabina.

La avioneta en que murió el futbolista Emiliano Sala se estrelló porque el piloto perdió el control cuando volaba demasiado rápido tratando de evitar el mal tiempo, establecieron los investigadores británicos de accidentes aéreos.

La Oficina de Investigación de Accidentes Aéreos sostuvo en su informe final sobre el accidente, ocurrido en enero de 2019, que el piloto David Ibbotson, quien no tenía licencia para volar la avioneta, probablemente también se vio intoxicado por una entrada de monóxido de carbono en la cabina.

Sala, de 28 años, e Ibbotson, de 59 años, volaban el 21 de enero de 2019 a bordo de un monomotor Piper PA-46-310P Malibú entre Francia y Gran Bretaña cuando desaparecieron de los radares a unos 20 km de la isla británica de Guernsey.

El atacante argentino había partido desde la localidad francesa de Nantes, en cuyo club jugaba, para incorporarse al galés Cardiff que lo acababa de fichar por 17 millones de euros, un récord para ese club.

La investigación estableció que «el piloto perdió el control de la aeronave durante un giro de vuelo manual, que probablemente se inició para recuperar visibilidad debido a las condiciones meteorológicas».

«Posteriormente, el aparato se partió en vuelo mientras maniobraba a una velocidad significativamente superior a la velocidad de maniobra para la que está diseñado», agregó.

A todo esto se suman otros factores, como que el vuelo no se realizó de acuerdo a las normas de seguridad. Así, el piloto operaba en «vuelo visual por la noche en malas condiciones meteorológicas, a pesar de que no tenía formación en vuelo nocturno y le faltaba experiencia reciente en vuelo con instrumental».

Las inspecciones realizadas al aparato no eliminaron el riesgo de intoxicación por monóxido de carbono y «no había ningún detector activo en la aeronave que pudiera haber alertado al piloto de la presencia de CO a tiempo para que tomara medidas de mitigación», estableció el informe.

El Cardiff aplaudió inmediatamente el informe, afirmando que «aunque no establece culpas ni responsabilidades, plantea una serie de nuevas cuestiones que esperamos se aborden durante la investigación judicial que se reanudará la próxima semana».

Desde el accidente y pese a una decisión de la FIFA, el club galés ha evitado pagar el traspaso al Nantes y emprendió acciones judiciales centradas en la organización del vuelo.

La desaparición de Sala conmocionó a ambos clubes y a numerosas figuras del fútbol, que expresaron su solidaridad con la familia y ayudaron financieramente para localizar el aparato cuando las autoridades se dieran por rendidas.

Casi dos semanas después del accidente se hallaron los restos de la avioneta, partida en dos en el fondo del mar y un día después, el cuerpo de Sala atrapado entre los restos. El cadáver de Ibbotson nunca apareció.

Poco después de la tragedia, los investigadores determinaron que la Piper PA-46 Malibú, registrada en Estados Unidos, no estaba autorizada a operar vuelos comerciales e Ibbotson no tenía certificación para llevar a pasajeros de pago.

El Cardiff explicó haber ofrecido un vuelo de línea regular al jugador, que lo rechazó.

En su lugar, Willie McKay y su hijo Mark, designados por el Nantes para llevar a cabo el traspaso, organizaron el vuelo privado con la mediación del piloto británico David Henderson.

La policía británica, que en junio detuvo a un hombre identificado como Henderson, anunció el miércoles haber abandonado los cargos de homicidio involuntario en su contra.

Sala había, sin embargo, expresado a sus amigos su preocupación por las condiciones de la avioneta. «Estoy acá arriba del avión que parece que se está por caer a pedazos y me estoy yendo para Cardiff», decía un mensaje de voz reproducido por medios argentinos. «¡Papá! Qué miedo que tengo», decía, aunque con voz tranquila, el mensaje de Whatsapp.

La tragedia conmocionó a su ciudad natal de Progreso y especialmente a la familia del joven delantero. Su hermana Romina se implicó especialmente en la búsqueda de la avioneta en el Reino Unido. Pero el golpe fue fatal para el padre, Horacio Sala, quien murió de un ataque al corazón tres meses después que su hijo.

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