SE EMPLAZÓ UN AVIÓN MIRAGE III EN DOLORES EN HONOR A UN HÉROE DE MALVINAS
La aeronave fue ubicada en el acceso de la Ruta 63 y la calle Belgrano, en homenaje al dolorense y piloto militar que integra la lista más sagrada de la Fuerza Aérea Argentina, el mayor (PM) Gustavo García Cuerva
Por Lic. Laura Artuso / Fotos: C Zelma Nachef
En el marco del 204° Aniversario de la fundación de Dolores, la ceremonia fue presidida por el intendente de esa localidad, Camilo Etchevarren, quien estuvo acompañado por el comandante de Adiestramiento y Alistamiento de la Fuerza Aérea Argentina, brigadier mayor Oscar Palumbo; el secretario general, brigadier Fernando Mengo y, en representación del jefe de la VI Brigada Aérea, el jefe del Grupo 6 de Caza, vicecomodoro Jerónimo Rodríguez Senés.
También asistieron autoridades municipales, veteranos de Guerra de Malvinas; el brigadier (R) «VGM» Carlos Perona; personal de la VI Brigada Aérea que emplazó el avión; el jefe del proyecto, personal civil Ezequiel Martel; familiares de García Cuerva e invitados especiales.
El acto comenzó con el relato de la biografía del ciudadano dolorense caído en combate por parte del locutor: «Gustavo García Cuerva nació el 28 de febrero de 1946, en Dolores, provincia de Buenos Aires, de donde son oriundos sus padres, Argentino García Cuerva e Isabel Magdalena Calabrese. El 17 de febrero de 1965 ingresó a la Escuela de Aviación Militar y egresó como alférez el 20 de diciembre de 1969. Durante el Conflicto del Atlántico Sur se desempeñó como jefe de Escuadrilla de los cazas supersónicos Mirage III/EA, perteneciente al Grupo 8 de Caza de la entonces VIII Brigada Aérea».
Asimismo, se destacó su accionar en Malvinas: «El 1° de mayo de 1982, el capitán Gustavo García Cuerva, en su segunda salida del día del Bautismo de Fuego de la Fuerza Aérea Argentina, despegó con su numeral desde la Base Aérea Militar Río Gallegos en una misión de cobertura aérea defensiva sobre Malvinas, en un Mirage III/EA matrícula I-015, con indicativo Dardo. Al llegar a la zona de operaciones, por indicación del Centro de Información y Control (CIC) Malvinas, fue guiado a enfrentar una sección de Sea Harrier, convirtiéndose en el primer jefe de Escuadrilla que combatía contra cazas de una potencia extranjera. Su numeral el entonces primer teniente Carlos Perona fue derribado, quien se eyectó y salvó su vida. Por su parte, García Cuerva, teniendo poco combustible para regresar al continente, decidió aterrizar en la pista de Puerto Argentino, a pesar de las indicaciones en contrario, porque la Base Malvinas estaba bajo alerta roja. Aun así, mantuvo su decisión, en virtud de lo cual la artillería antiaérea propia lo derribó por error al confundirlo con un avión enemigo. La aeronave cayó al mar y sus restos no fueron recuperados».
Luego de una invocación religiosa y la colocación de una ofrenda floral por parte del Centro de Veteranos de la ciudad de Dolores; se realizó un toque de silencio y el pasaje de tres aviones IA-63 Pampa III pertenecientes a la VI Brigada Aérea.
Las palabras alusivas estuvieron a cargo del hijo de García Cuerva; de Ezequiel Martel -hijo del mayor (PM) Rubén Martel, compañero de promoción y también derribado en combate- y del intendente de Dolores.
Entre los que vivenciaron este día histórico, se encontraban la madre de García Cuerva, quien con casi 99 años se mantuvo de pie toda la ceremonia honrando a su hijo, testimonio de entereza y nobleza que dio su vida por la Patria convirtiéndose en uno de los 55 hombres que integran la lista más sagrada de la Fuerza Aérea Argentina. Todos los presentes se mostraron muy emocionados con su presencia, siendo aún más significativo el esfuerzo realizado por quienes participaron en este proyecto.
Durante la ceremonia se entregaron presentes a la familia García Cuerva, al personal de la VI Brigada Aérea que llevó a cabo la puesta en valor y el emplazamiento de la aeronave y a los dueños de la Estación de Servicio (ubicada sobre la Ruta 63), donde se realizaron los últimos trabajos antes de trasladarlo a su destino final y donde se colocó una placa con el listado del personal del Grupo Técnico 6 junto con dos láminas. Una con el mapa de las Islas Malvinas que incluye las 55 posiciones de los caídos de la Institución y otra con dos perfiles de Mirage que relatan la segunda misión que se llevó a cabo el 1º de mayo de 1982 realizada por la Escuadrilla Dardo.
Para quienes se acerquen al monumento, las columnas que sostienen al avión cuenta con un código QR que al escanearlo se accede a la historia del mayor (PM) Gustavo García Cuerva: un piloto que dio su vida por la Patria.
La génesis del proyecto
Ezequiel Martel es personal civil de la Fuerza Aérea Argentina y lleva con él una historia conmovedora que comienza en 1982. Teniendo sólo diez meses, su padre, el mayor (PM) Rubén Héctor Martel, entregó su vida por la Patria en el Conflicto del Atlántico Sur el 1º de junio, a bordo de un C-130 E Hércules, matrícula TC-63. Los restos del avión yacen a unos 70 kilómetros mar adentro, en algún sitio del fondo submarino de la isla Borbón.
En noviembre de 2014 Ezequiel le presentó al intendente de Dolores un proyecto para emplazar un avión Mirage III “con el antecedente de que en las diferentes ciudades donde nació un héroe de la Fuerza Aérea, siempre hay algo característico en una plaza o una avenida que lo recuerda. Dolores, como primer pueblo patrio, a meritaba que el compañero de promoción y amigo de mi papá nacido en esta ciudad, tuviera un justo y correcto homenaje”. El mayor (PM) Martel y el mayor (PM) García Cuerva fueron los dos únicos caídos en combate de la Promoción 35 de la Escuela de Aviación Militar y ambos fallecieron con un mes de diferencia.
Ezequiel recorrió la ciudad y definió el lugar para honrar al héroe, la intersección de la ruta 63 y la calle Belgrano: “La posición en la que va a quedar colocada la aeronave es casi 182º sur, por lo que está mirando con su nariz directamente a Malvinas. La idea es que todos los monumentos apunten a las islas; ese es el sentido del monumento. La aeronave elegida es el Mirage III EA matrícula 1-004, compañera de la que fue comandada por García Cuerva en Malvinas, y se encontraba en uno de los hangares de la VI Brigada Aérea de Tandil”.
Luego de siete años se pudo concretar el comienzo de las tareas de puesta en valor de la aeronave que comenzaron el 20 de julio de este año en el hangar 1 de la VI Brigada Aérea, con el desarme y la preparación de la carga. “La idea era que el avión volviera a su esquema original de la familia del MIII EA, que es esquema del sudeste asiático, que lleva dos tonos de color verde, un color arena como tostado y en la panza el blanco tirando a gris. Una pinturería de Tandil tenía los tres tonos idénticos al esquema y a partir de ahí se comenzaron los trabajo de pintura en el Grupo Técnico 6”, manifestó Martel.
“Me llevé mis pinturas para poder pintar los detalles y que no tuviera plotters. Se pensó en dejar el MIII puro y se respetó el tamaño de la tipografía, la escarapela, bandera y escudo y se realizó todo lo que hacía a la identificación de la aeronave”, relata el personal civil y agrega: “Pero hubo una salvedad, la matrícula del avión es I-004. Decidimos no ponerle I-015 porque el 015 se quedó en Malvinas con su piloto para siempre haciendo guardia allá. Por tal motivo, se mantuvo la matrícula para respetar el rigor histórico, ya que el 004 va a ir a homenajear al 015 y a su piloto, a su capitán. Es el mismo avión pero tiene otra alma, que representara a la pérdida”.
El recorrido hacia su destino final
El 3 de agosto la aeronave fue trasladada en dos camiones hacia la ciudad de Dolores para comenzar el ensamble y pintado. “Salimos de Tandil, la Ruta 74 hasta empalmar con la Ruta 2 a la altura de Las Armas, donde se hizo una parada técnica para verificar que todo estuviera en orden. Continuamos por la Ruta 2 para comenzar el tramo final hacia Dolores. Fuimos a ver el lugar donde se iba a realizar el armado de la aeronave; se había elegido un lugar previo a la instalación del monumento y era una Estación de Servicio Puma ubicada en la Ruta 63. Se necesitaba una base nivelada para poder realizar el ensamble correcto y el lugar indicado era ese. Se utilizaron los últimos servidores de la estación de servicio que estaban fuera de uso, y ese sector fue habilitado por el dueño para poder concretar el armado”. subraya Ezequiel Martel.
Las tareas duraron 15 días y los que pasaban por el lugar preguntaban el porqué del homenaje, cómo era la historia del héroe dolorense y quiénes eran con los realizaban las tareas sobre la aeronave. “Los integrantes del Grupo Técnico 6 se brindaron a cada pregunta de los vecinos o turistas que pasaban y se detenían para observar lo que se estaba llevando a cabo ahí. Y así se fue generando un vínculo con toda la ciudad de Dolores”, comenta Martel.
El 20 de agosto se llevó a cabo el traslado y la colocación del avión en el lugar designado: “Ese día fue muy especial, era llevar al avión a su lugar final. Se lo trasladó por la Ruta 63 con una bandera arriba que flameaba. Fue muy emocionante. Todo por un piloto de la Fuerza Aérea, por un dolorense, por un héroe de Malvinas. Cuando llegamos a la calle Belgrano, se elevo el avión con una grúa para colocarlo en el pedestal donde el herrero terminaría de soldar las uniones. Todo el equipo alrededor lo miraba y cuando el herrero dijo: `ya está´ se produjo un aplauso generalizado con mucha emoción y desborde de alegría. El monumento va estar ahí por muchos años, eternamente. Cuando empezaron a acercarse los vecinos a felicitarnos les decíamos `cuídenlo´, `cuídenlo como lo cuidamos nosotros. El trabajo que realizó cada integrante de este gran equipo de personas y el cariño que se le puso es monumental. Se recuperó una parte de la historia de Dolores; se recuperó la memoria de García Cuerva y de su familia» remarcó Martel.
El GT6 que formó parte de la historia
Los integrantes del Grupo Técnico 6 de la VI Brigada Aérea trabajaron incansablemente y dedicaron días y horas aportando toda su experiencia para llevar adelante tan ennoblecido proyecto. Ellos no armaron un avión solamente; ellos contaron la historia de un héroe, de un piloto de la Fuerza Aérea que dio su vida por su Patria.
El suboficial mayor Miguel Oliveri; el suboficial principal Diego Benítez; los suboficiales ayudantes Alejandro Martínez y Ángel Regner; los técnicos Daniel Berrios, Marco Antonio García, Jorge Rivas, David Granado, Cristian Ballestero, Felipe García Vélez, Fernando Lagos y Julio Puga, coordinados por Ezequiel Martel, fueron quienes participaron de la gloriosa puesta en valor.
El encargado del Escuadrón Inspección y Recambio del Grupo Técnico 6, suboficial mayor Miguel Oliveri, quien tiene en su haber ocho emplazamientos, comparte qué significó para él este proyecto en particular. «Sentí que iba a ser distinto a los otros, no por el trabajo, sino por lo emocional. Desde el comienzo del armado del avión, que se llevó a cabo en la estación de servicio, los vecinos o quienes pasaban por ahí se paraban a observar nuestro trabajo y preguntaban sobre su historia, se sacaban fotos. Un día se acercó un ex combatiente de Malvinas y nos pidió permiso para pararse delante del avión y procedió a realizar saludo uno, en actitud de respeto, y luego lo abrazó emocionado exclamando en voz alta ‘gracias por todo´. Lo vivido en todo este tiempo es realmente muy emotivo” .
“Compartir momentos con Ezequiel, hijo de uno de los héroes que ofrendó su vida en el Conflicto de Malvinas, que le puso toda la garra para que este proyecto se logre, es saber que el legado sigue vivo y latente en él. También ver al brigadier (R) “VGM” Carlos Perona empujar el avión y compartir el armado con nosotros me llena el alma y siento orgullo y honor de pertenecer a la Fuerza Aérea Argentina. Es muy significativo, a tres meses de mi retiro, después de 37 años de servicio”, afirma el suboficial y agrega: “Coronar mi carrera con una misión tan importante es muy emocionante, lo vivido en el recorrido del proceso no tiene precio. Tengo un enorme agradecimiento a mi familia, a mi esposa y a mis hijos por apoyarme para que una vez más pueda cumplir con una misión que me encomendó la Fuerza Aérea”.
Por su parte, el personal civil Cristian Ballesteros es técnico y cumple sus funciones en el taller de Soldadura Aeronáutica y en la sección Chapa de la VI Brigada Aérea: “En mi recorrido por la Unidad fui cumpliendo funciones en electromecánica en el Sistema de Armas Mirage, específicamente en la Sección Electricidad. También adquirí experiencia en trabajos de armado de aeronaves en otras ciudades con la misma magnitud que se llevó a cabo en la ciudad de Dolores. En este último proyecto he realizado la parte de pintura y algunas tareas de armado de chapa” .
“Este equipo estuvo conformado por integrantes que ya hemos trabajado juntos y eso generó que todo fluya de manera más amena, ya que cada uno sabe lo que tiene que hacer. El homenaje a García Cuerva es muy peculiar por su historia, así como todos los monumentos que hacemos para los héroes de Malvinas, este fue muy especial y emotivo. En el acto, al ver a la familia de este soldado alado tan conmovida, nos llenó el alma a mí y a mis compañeros y sentimos ese abrazo fraterno por el reconocimiento de las horas dedicadas para que se concrete este reconocimiento”, declaró Ballesteros.
Asimismo, el encargado del Taller Estructura Metálicas perteneciente al Grupo Técnico 6, suboficial ayudante Alejandro Martínez relató que “actualmente mis tareas diarias radican en la reparación y mantenimiento de los aviones Pampa III y Cessna y he participado en los últimos 20 años en la restauración para emplazamiento de los Mirage. En este proyecto realizamos la tarea de completarlo y pintar el esquema de camuflaje ya que los últimos años estaba pintado en color gris. En lo personal, cada avión que entregamos tiene un sentido muy especial. Como integrante del Grupo 6 estoy muy feliz por la misión cumplida y, sobretodo sabiendo que los vecinos de Dolores lo cuidarán tanto como nosotros”.
El suboficial ayudante Ángel Regner se desempeña como inspector del Servicio Estructura del Sistema de Armas IA-63 Pampa III, que depende del Escuadrón Control del Grupo Técnico 6. Sus responsabilidades radican principalmente en supervisar el correcto desarrollo de las tareas de mantenimiento en las aeronaves, desde una perspectiva del control de la calidad y de la aplicación de la documentación vigente del fabricante y la referente al control interno del Grupo Técnico. “Estuve como mecánico del avión Mirage desde el año 2003 hasta su desprogramación en el 2015, estando en el Taller de Electricidad Mirage los primeros dos años y luego, desde el 2006, en el Taller Célula hasta el 2015, donde se trabajaba en el sistema de combustible, sistema hidráulico, cambios del motor, de cúpulas, tren de aterrizaje, montaje y desmontaje de los tanques de combustible internos y externos del avión, entre otras tareas de mantenimiento y solución de fallas”, cuenta Regner.
En su caso, es la primera vez que participa de este tipo de proyectos: “Me llena de satisfacción porque vuelvo a recordar la época en que atendía este ´paciente’ y lo veía salir a volar, evocando un trabajo bien hecho”.
“En el armado del I-004 realizamos el desarmado y colocación de las partes en dos camiones mediante una grúa de gran porte, con los suplementos especiales que sirven para el transporte de cada parte del avión por separado: alas, fuselaje, estabilizador vertical, alerones, etc. Una vez en Dolores, el proceso contrario se dio con el condimento de la gente que asistía a ver el ‘nacimiento’ de algo extraño para algunos, más el saludo fraterno de muchos ex combatientes y ex soldados de distintas Fuerzas que pasaron por el lugar que, siendo una estación de servicio, contaba con mucha concurrencia de turistas y lugareños”, declara el personal militar.
“Para mí fue muy emocionante, porque mientras colocaba distintas partes del avión, escuchaba historias de ex combatientes que estuvieron con el avión o los vieron actuar en la Guerra de Malvinas y me hacían sentir que yo estaba armando una parte de esas historias. El momento de más emoción fue el día de la inauguración del monumento, allí el nudo en la garganta era el común denominador entre los que estuvimos trabajando. Significaba el `descanso del guerrero´, según las palabras de quienes estuvieron en la guerra con los Mirage, y las de los hijos de dos caídos en combate”, confiesa el suboficial ayudante.
El personal civil Jorge Rivas es auxiliar del Servicio Estructura Pampa III del Escuadrón Inspecciones y Recambio perteneciente al Grupo Técnico 6. Como técnico se especializa en las aeronaves Pampa tanto en primera línea como así también realizando mantenimiento e inspecciones. Cuando el Sistema de Armas Mirage estaba en funcionamiento, Rivas se desempeñaba como auxiliar del Servicio de Inspecciones Programadas y su labor consistía en desarmar, embalar y cuidar la célula desarmada. Así fue como, de a poco, aprendió de los especialistas que le brindaron todos los conocimientos y experiencia: “En este proyecto realicé tareas de desarme, pero cualquiera podía realizar la tarea de otro, por eso formamos equipos de trabajo, para que todos podamos hacer de todo. En cada emplazada de los aviones que he estado, me llevo los mejores relatos contados en primera persona por quienes combatieron en Malvinas. En la ciudad de Dolores trabajamos y compartimos momentos con un hijo de un héroe, con Ezequiel, que es una gran persona, y tuvimos la suerte de poder presenciar el acto inaugural junto a los veteranos”.
“Los que trabajamos en los aviones reparándolos o cambiándoles repuestos, cuando el avión sale a volar hasta que no aterriza, uno no está del todo tranquilo. Pero cuando lo hace y te dicen que está todo bien, ahí sí finaliza la labor realizada y uno empieza nuevamente a disfrutar de lo que le apasiona. Y en el caso de este proyecto que llegó a su objetivo final, es similar. Ver a las personas hablar y comentar en la ceremonia ‘¿cómo hicieron?’, los agradecimientos; el ‘¡quedó buenísimo!’, todo esto nos gratifica un montón” , concluye el personal civil.