Un fondo buitre que se quiso quedar con YPF ahora también va por Aerolíneas Argentinas y el Banco Nación

Matías Bonelli
Se trata de Bainbridge, que junto a Burford Capital ya había presentado una acción para quedarse con la petrolera. Dice que logró un fallo firme en su favor en 2020, pero que «la deuda permanece completamente impaga».El Banco Nación, ahora en disputa por un fondo buitre. Luego de la embestida del fondo buitre Burford Capital para quedarse con la petrolera YPF, ahora otro conglomerado decidió tomar un camino similar y va por las acciones de Aerolíneas Argentinas y del Banco Nación.
Se trata de Bainbridge, que elevó un pedido en los tribunales de Nueva York para quedarse nada menos que con ambas empresas que hoy están en manos del Estado argentino, una acción que pretende como forma de pago de una sentencia en su favor, por US$ 95,4 millones, en el marco de los bonos en default de 2001.
Bainbridge sostiene que esa deuda “permanece completamente impaga hasta la fecha”, y recuerda que en diciembre de 2020 obtuvo un fallo firme que ordenaba a la Argentina cumplir con esa obligación.
El escrito fue presentado por el estudio Duane Morris LLP, que representa los intereses del fondo buitre, y que recibió la jueza Loretta Preska , que también sigue el caso de la expropiación de YPF.
La aparición de Bainbridge en escena tiene que ver con que el fondo jamás quiso ingresar a los canjes de deuda que se habían propuesto en tres oportunidades : 2005, 2010 y 2016.
Un fondo buitre ahora también va por Aerolíneas Argentinas.
En 2020 logró la sentencia favorable de la que se toma ahora para reclamar acciones de Aerolíneas Argentinas y el Banco Nación, y a partir de allí comenzó una segunda etapa de su iniciativa, entre las que aparecieron medidas como el pedido de embargo de las reservas del Banco Central , a lo que por aquel entonces Preska no accedió.
Según la estrategia de los abogados, el proceso que pretende poner en marcha el fondo buitre primero debería contemplar el traspaso de las acciones de ambas firmas estatales, para luego depositarlos en una cuenta bajo custodia de un banco de Nueva York, quien después debería transferirlas al fondo.



