Frantz Yvelin, el director general de Aigle Azur, la segunda aerolínea de Francia, no durmió ayer. A las 7 de la mañana estaba en los estudios de la cadena de noticias 24 horas, BFM, para anunciar que dimitía y que el próximo martes 10 se cerraba el portal de la empresa, que quebraba. El lunes se había presentado la suspensión de pagos como medida cautelar por si aparece algún inversor, pero todo apunta al final. En realidad, quedan cinco días para evitar los despidos masivos.
“Yo hoy anuncio mi renuncia”, dijo Yvelin. “Durante los últimos dos años hice todo lo que pude para salvar la compañía, preservando más del 90 por ciento de los empleos. Pero esto no ha sido aceptado por los sindicatos. El señor Houa dio un golpe de estado (este accionista se declaró director general, en un conflicto interno) y yo simplemente no puedo pelear contra todos”.
Aigle Azur aún volará durante unos días más por si hubiera un inversor. Pese a facturar 329 millones de dólares y transportar 1,9 millones de pasajeros, Francia se queda sin su segunda compañía aérea. Pero la propiedad no era francesa, sino que el accionista mayoritario era HNA, con el 49 por ciento, y el fundador de JetBlue, David Neeleman, con el 32.
La mayor parte de las operaciones de la compañía son entre Argelia y Paris Orly, donde tiene su única base.
El director general dijo que tiene hablada la venta de partes de la compañía al grupo IAG, donde se integra Iberia y Vueling. Ya había vendido el negocio en Portugal a Vueling.
Los 1150 empleos, de los que 350 están en Argelia, podrían perderse definitivamente.