Ajuste pospandemia: JetSmart ofrece retiros voluntarios
Mercado aerocomercial
Luis Ceriotto
Es para 60 de los ex empleados de Norwegian, la competidora que compró hace un año. Tensión en las low cost por los vuelos regionales en Aeroparque.
La «nueva normalidad» que rige hace ya dos semanas en los vuelos domésticos aparece con nitidez en la grilla de vuelos del aeropuerto de Ezeiza: sólo durante la mañana del lunes 21 hay programadas 22 salidas de Aerolíneas Argentinas hacia ciudades del Interior. Además, en la grilla hay otros siete vuelos de cabotaje de las aerolíneas «low cost», que mudaron sus operaciones desde el aeropuerto de El Palomar: cinco de JetSmart y dos de Flybondi.
Pero la caída de la demanda ya está generando crujidos puertas adentro de las empresas, las cuales siguen con la misma dotación que tenían antes de la pandemia, por la prohibición de efectuar despidos o suspensiones sin causa justa que rige desde el 31 de marzo.En el caso de JetSmart, la empresa ya manifestó que quiere prescindir de 60 de sus empleados, todos pilotos y tripulantes de a bordo de la ex Norwegian Argentina, a quienes ofreció el retiro voluntario. Los empleados, por su parte, pidieron la intervención del Ministerio de Trabajo: en una carta que presentaron en la mesa de entradas dijeron que «sólo queremos trabajar» y solicitan al ministro, Claudio Moroni, «intervenir en el cuidado y preservación de nuestros puestos laborales».
Un avión de JetSmart, durante uno de los vuelos de repatriación durante la cuarentena.
El contexto hacia adelante, además, presenta otro foco de tensión entre las «low cost» y el Gobierno: tanto JetSmart como Flybondi están analizando un reclamo para que en la futura reapertura del Aeroparque metropolitano puedan hacer vuelos regionales, hacia países limítrofes. El aeropuerto porteño está siendo acondicionado para que puedan aterrizar vuelos internacionales de todas las categorías, pero hasta el momento sólo Aerolíneas Argentinas y su aliada internacional, la brasileña Gol, serían las únicas que cuentan con la garantía para hacer esa clase de vuelos. En ese esquema, que fue adelantado a Clarín por fuentes oficiales, las «low cost» sólo podrían hacer vuelos internacionales desde el aeropuerto de Ezeiza, lo cual representa una importante desventaja comercial en comparación al Aeroparque. Este fin de semana, un cable de Télam señaló que la reapertura de Aeroparque será el 24 de febrero. En cuanto al conflicto de JetSmart con 60 de sus empleados, por ahora está en estado latente, ya que todos ellos siguen cobrando sus salarios, por la prohibición oficial de efectuar despidos. Pero la empresa no los convocó para que hicieran cursos de capacitación para su nueva flota (ellos venían de volar o tripular aviones Boeing B737, pero en JetSmart la flota es de aviones Airbus). JetSmart Argentina pertenece al fondo de inversión estadounidense Indigo Partners y tiene 260 empleados, incluidos los 60 con los cuales ahora está planteado el conflicto. Son 25 pilotos y 35 tripulantes de a bordo que formaban parte de la dotación de Norwegian Argentina.
El Boeing B737 de Norwegian con la cara de Astor Piazzolla en la cola. La aerolínea escandinava vendió su filial argentina a JetSmart una semana antes de la asunción de Alberto Fernández y Cristina Kirchner.
Norwegian se fue de la Argentina pocos días antes de que asumiera el actual gobierno: a comienzos de diciembre del año pasado le vendió a JetSmart sus rutas y permisos de vuelo en la Argentina (no así los aviones) y JetSmart también se hizo cargo del personal de Norwegian, que entonces eran 200 personas. Durante ese verano hubo negociaciones que se plasmaron en febrero en un acta-acuerdo: JetSmart les ofreció el retiro voluntario o la renegociación de sus contratos laborales, con salarios más bajos que los que ganaban en Norwegian. El acta, según los empleados, incluía una compensación por única vez, a cuenta de la quita salarial. Para marzo, cuando los vuelos fueron clausurados, eran 60 los ex empleados de Norwegian que aun no habían optado entre firmar el nuevo contrato que les proponía JetSmart o tomar el retiro voluntario. Según voceros de JetSmart, el conflicto fue por causa de la pandemia. «Algunos de ellos se sumaron al equipo de JetSmart y otros tomaron los retiros voluntarios; otros, permanecieron sin tomar una decisión al respecto», dijeron los voceros. Esos supuestos «indecisos» son, precisamente, los 60 empleados que ahora están en conflicto. «Luego cayó sobre la industria el efecto de la pandemia, lo cual nos llevó reprogramar los plazos de crecimiento de nuestra flota y a no poder mantener las dos alternativas y sólo dejar la del retiro voluntario». Un tripulante de cabina de la ex Norwegian aseguró, en off («no tenemos sindicato», explicó) que «ninguno de los empleados estuvo o está indeciso». Agregó que la empresa iba pasando los empleados de una compañía a la otra por escalafón (antigüedad) y solo alcanzaron a pasarse unos pocos pilotos hasta antes de la pandemia. «Posterior a esto, el resto de los empleados nunca tuvimos la posibilidad de poder cambiarnos de compañía», agregó.